Los 'picaos' de San Vicente de Sonsierra, en la Semana Santa más accesible Procesiones para olvidar la pandemia: de la Madrugada silenciosa de Zamora al tambor atronador del Alto Aragón

Miserere en Zamora
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Zamoranos y visitantes han podido apreciar en este desfile que se celebra desde la postguerra cómo los cofrades portan un hachón con vela y llevan en los pies unas sandalias franciscanas sin calcetines, en el mejor de los casos, ya que muchos de ellos optan también por desfilar descalzos en señal de penitencia

Tras dos años de silencio, los bombos y tambores en los siete pueblos turolenses que "rompen la hora" en Jueves Santo han vuelto a tocar al unísono esta medianoche, reviviendo una tradición que está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2018

Una vez incorporados a la procesión, ante la imagen de La Dolorosa, los disciplinantes han ejercido su penitencia: el azote de unos 800 golpes en su espalda con una madeja de algodón, de entre 750 y 850 gramos, durante unos 20 minutos

Zamora ha enmudecido esta madrugada al paso del Cristo muerto por los barrios bajos y el casco antiguo de la ciudad en un silencio que solo se ha roto tras dos horas de procesión en la plaza de Viriato por el más de un centenar de voces cofrades que han entonado, mascarilla en boca, el canto del Miserere.

La procesión de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente ha sacado con una cuidada estética a la talla de la primera mitad del siglo XVII de la que adopta el nombre la cofradía, a la que acompañan los hermanos vestidos con túnica y caperuz de estameña blanca con ribete y fajín morados.

El momento álgido del desfile se ha vivido en la parte final del itinerario, a la una de la madrugada, con el canto a capela del Miserere y el avance lento del Jesús Yacente portado a hombros por ocho penitentes mientras todos los cofrades le han hecho pasillo dispuestos alrededor de la Plaza de Viriato.



"Miserere mei Deus, secundum magnan misericordiam tuam et...", las palabras en latín del antiguo Salmo 50 convertidas en canto gregoriano han roto el silencio de la noche para rogar piedad a Dios en la celebración del duelo por su muerte antes de la Resurrección.

Esas voces se han hecho aún más profundas en el ambiente al salir tras la mascarilla y estar arropadas por un desfile procesional de los más icónicos de Zamora por su recogimiento, su estética austera o detalles que rememoran la muerte de Jesús, como el sonido de las campanillas del viático o la exhibición de unos clavos plata y la corona de espinas.

El canto piadoso, del que es autor el padre José María Alcácer, se introdujo por primera vez a mediados del siglo XX y ha tenido tanta aceptación entre penitentes y público que se ha convertido en uno de los símbolos de la Semana Santa de Zamora, que está declarada de interés turístico internacional y Bien de Interés Cultural.


Este año, por primera vez, el emblemático canto del Miserere y el desfile han podido ser contemplados por personas con problemas de movilidad que padecen esclerosis múltiple desde la sede de la Diputación de Zamora en la plaza de Viriato, en una iniciativa para hacer accesible este acto a personas con discapacidad.

Entre los elementos más sobrecogedores de esta procesión zamorana han destacado las tres pesadas cruces de madera a tamaño real que son arrastradas por penitentes, dos de los cuales lo han hecho además descalzos.

Igualmente, zamoranos y visitantes han podido apreciar en este desfile que se celebra desde la postguerra cómo los cofrades portan un hachón con vela y llevan en los pies unas sandalias franciscanas sin calcetines, en el mejor de los casos, ya que muchos de ellos optan también por desfilar descalzos en señal de penitencia.



Tras dos años sin salir a las calles a causa del coronavirus, la procesión ha extremado este año las medidas de protección frente a la covid-19 y todos los cofrades, a pesar de llevar un largo caperuz de casi un metro que les cubre por completo el rostro, han salido con mascarilla, como lo han hecho también los integrantes del coro.

Además, el recorrido ha sido inédito para evitar algunas de las calles más estrechas del casco histórico de Zamora y por ello la procesión ha partido en esta ocasión de la iglesia de San Andrés, en vez de la de Santa María la Nueva, el templo románico en el que se guarda habitualmente el Jesús Yacente sacado en procesión. 

'Romper la hora' en Teruel

Tras dos años de silencio, los bombos y tambores en los siete pueblos turolenses que "rompen la hora" en Jueves Santo han vuelto a tocar al unísono esta medianoche, reviviendo una tradición que está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2018.

El sonido del reloj de la Plaza de la Iglesia de Urrea de Gaén ha marcado, a las doce en punto, el momento en el que decenas de urreanos han roto el silencio para iniciar un estruendo de bombos y tambores que se mantendrá en las calles de esta pequeña localidad hasta las 20.00 horas del Sábado Santo.

Un par de minutos antes de que la manilla larga alcanzara las doce, la plaza, ya abarrotada, ha quedado en silencio y todas las miradas se han dirigido al reloj, baquetas y mazas listas para comenzar a tocar al unísono, justo con la llegada del Viernes Santo.


Decenas de turistas, fácilmente identificables porque no vestían la tradicional túnica negra y el pañuelo blanco al cuello, han asistido emocionados al "romper la hora" en este pequeño pueblo del Bajo Aragon, de apenas 500 habitantes.

Esta tradición tiene también la consideración de Fiesta de Interés Turístico Internacional, además de la declaración de la Unesco, que coloca a estas tamborradas al nivel de las manifestaciones culturales más importantes y bellas del mundo.

Pero si alguien estaba emocionado, después de dos años en los que en el Bajo Aragón se ha roto la hora desde los balcones, y no en las plazas, debido a la covid, eran los cientos de urreanos.



Y es que como en el resto de los pueblos de la ruta, en la Plaza de la Iglesia de Urrea familias enteras, en algunos casos hasta con tres generaciones, y cuadrillas de amigos han formado círculos para interpretar sus toques, diferentes, pero todos unidos en torno a una forma de vivir y sentir la Semana Santa con el mismo hilo conductor: el estruendo de bombos y tambores.

Con tanta intensidad , que incluso se ha podido ver cómo un adolescente rompía el parche de su bombo al segundo toque, frustrado así la espera de meses, pero con la resignación de saber que son cosas que pueden pasar.

En la edición de 2022, la emoción ha sido todavía mayor que en otras ocasiones para volver a vivir una tradición que se hereda y que se comparte, quizá por el recuerdo del confinamiento y la pandemia y de quien hoy no ha podido compartir esta estruendosa tradición.

Nueve son los pueblos que forman la Ruta del Tambor y el Bombo de Teruel. En siete de ellos se "rompe la hora" la medianoche del Jueves Santo (además de en Urrea, en Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar y Samper de Calanda). En Calanda se hace a mediodía del Viernes Santo y Alcañiz no celebra este acto.

Urrea de Gaén es el pueblo más pequeño de la ruta, y quizá por ese motivo su "romper la hora" sea la más íntima, la que menos turistas recibe en comparación con Híjar o con la del Viernes Santo de Calanda, cuna de Luis Buñuel, que contribuyó decisivamente a hacer famosas estas tamborradas. 

Los 'picaos' en San Vicente de la Sonsierra

La villa riojana de San Vicente de la Sonsierra ha revivido este Jueves Santo la penitencia de los "picaos", en una procesión que ha vuelto a recorrer las angostas calles de la localidad tras la suspensión por la pandemia.

Once disciplinantes "picaos" salido en la procesión, a la que ha acompañado el buen tiempo, y que ha congregado a centenares de personas que, con mascarilla, han presenciado este rito que se remonta al siglo XVI, y que conserva la Cofradía de la Santa Vera Cruz y los Disciplinantes, una de las más antiguas de España.

Su portavoz, José Ramón Eguíluz, ha informado a Efe de que se trata de "una buena cifra de disciplinantes", pese a la incógnita que la pandemia había suscitado en la Cofradía en cuanto a las personas que podrían participar en esta penitencia, debido a sus características y a las circunstancias derivadas de la covid-19.



Como novedad, los disciplinantes han salido a la procesión desde una nueva sede, que la Cofradía ha habilitado para la disciplina y que, según Eguíluz, supone "una mejora sustancial para el penitente".

Se trata de unas instalaciones "mucho más higiénicas" para las curas del disciplinante, dotadas de más espacio y servicios, frente a los 20 metros cuadros utilizados hasta ahora.

Los disciplinantes han procesionado descalzos, vestidos con túnica blanca, la espalda desnuda y la cara cubierta, pero sin mascarilla sobre su rostro, ya que, de lo contrario, "la penitencia se multiplicaría por cuatro y sería imposible practicarla", ha precisado Eguíluz.

Una vez incorporados a la procesión, ante la imagen de La Dolorosa, los disciplinantes han ejercido su penitencia: el azote de unos 800 golpes en su espalda con una madeja de algodón, de entre 750 y 850 gramos, durante unos 20 minutos.

Tras ese momento, el práctico que acompaña a cada disciplinante, le golpea levemente tres veces cada lado la zona lumbar de su espalda, lo que le permite que brote un poco de sangre y evitar molestias posteriores, pero nunca para mortificar más o aumentar el sufrimiento.



Los cristales que contiene la "esponja" que el práctico utiliza para el "picado" permiten que cada disciplinante reciba 12 pinchazos, que simbolizan a los 12 apóstoles, tras lo que recibe un lavado higiénico y sanitario -un ungüento con agua hervida y de romero- para que no haya efectos sobre la punción y los hematomas producidos.

En este proceso de curas y vestimenta posterior, ya en la nueva sede habilitada para este fin, la Cofradía ha determinado el uso obligatorio de la mascarilla tanto para el penitente como para el resto del personal que le asiste.

"Los vecinos de San Vicente -localidad de un millar de habitantes- hemos pasado mal dos años sin 'picaos' porque interrumpir una tradición tan arraigada en esta localidad no ha sido fácil", ha relatado Eguíluz.

Ha recordado que esta tradición, que pervive con toda su pureza original, fue declarada de Interés Turístico Nacional en 2005 y, en 2016, Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial.

Tras la procesión de esta tarde, los disciplinantes volverán a autoflagelarse, en un contexto mucho más íntimo, durante la Hora Santa, que se oficia en el templo a las 23:00 horas.

Los "picaos" volverán a hacer su aparición en público a lo largo de la jornada de mañana, durante el recorrido del Vía Crucis, por el Calvario, y, finalmente, en la procesión del Santo Entierro.

Semana Santa para invidentes en Ávila

Un grupo de personas con discapacidad visual ha podido 'ver' este Jueves Santo en la Semana Santa de Ávila, declarada de Interés Turístico Internacional, la procesión de "Los Pasos", gracias a la aplicación, por primera vez en España, de la audiodescripción.

Esta fórmula puesta en marcha para acercar el desarrollo de los desfiles procesionales a las personas invidentes, aunque también a quienes padecen otras discapacidades, ha contado con 40 participantes que han podido aproximarse así a una de las procesiones más emblemáticas de la Semana de Pasión abulense.

Lo han podido hacer gracias a las explicaciones del técnico municipal del Área de Discapacidad, Israel Muñoz, quien ha ido describiendo el ambiente en la calle López Núñez, junto al palacio de Los Verdugo (s. XVI), en pleno casco histórico de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Por ese punto han transitado cada uno de los nueve pasos de una procesión que, organizada por el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz (1540), el más antiguo de la ciudad, ha partido de la Catedral, antes de iniciar un largo itinerario por el corazón de Ávila, repleto de abulenses y de turistas.

Entre todos ellos se encontraba un grupo cercano al medio centenar de personas, buena parte de ellas ciegas, que han podido 'ver' esta procesión gracias a los comentarios de Israel Muñoz que, a través de unos receptores de cascos, les ha transmitido, no solo el ambiente de las calles, sino también el paso de cada imagen.



En su narración ha relatado cómo ante "los últimos rayos de luz" del día, se iba aproximando un desfile procesional cuyo paso se ha prolongado en torno a 45 minutos, en los que además de las imágenes, se ha escuchado el sonido de las bandas de música, junto al piar de los pájaros apostados en los árboles cercanos.

Israel Muñoz ha descrito estos detalles, junto a otros de una procesión en la que han podido 'verse' desde la réplica de la Santa Vera Cruz, que ha abierto el desfile procesional, hasta la Santa Cena, pasando por la Oración en el Huerto; El Prendimiento; el Cristo Amarrado a la Columna; La Caída; La Santa Faz; La Tercera Palabra o el venerado Santísimo Cristo de los Ajusticiados, una talla anónima del siglo XVI.

Todos estos pasos han sido acercados con la palabra a las personas invidentes por parte del técnico municipal, gracias a la audiodescripción, que por primera vez se ha puesto en marcha en España para que las personas con discapacidad visual, también puedan participar de la Semana Santa abulense.

Así, Israel Muñoz ha ido realizando, a través de las radio-guías, una descripción de las escenas que representan estos pasos, pero también de lo que ha ido sucedido alrededor de uno de los desfiles con más arraigo en la Semana Santa de Ávila.

Esta iniciativa, que incluye la realización de un vídeo en lenguaje de signos en la web municipal, se enmarca en las actividades del programa "Descubriendo una Semana Santa Diferente", que pretende acercar esta actividad y lo que le rodea a las personas con discapacidad.



Mediante diferentes actividades, el Ayuntamiento de Ávila, a través del Área de Accesibilidad, busca trasladar los sonidos y las imágenes de la Semana Santa de Ávila por medio de charlas o visitas adaptadas a cuatro cofradías y hermandades.

Además, en colaboración con Pronisa Plena Inclusión, se han editado unos folletos en lectura fácil que están disponibles en versión digital y en los diferentes espacios visitables de las cofradías y hermandades abulenses.

En ellos, se ha incluido una descripción de cada cofradía, sus pasos y su hábito característico.

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