Los sacerdotes, obligados a firmar el documento en presencia de los vicarios de zona, antes del martes El obispo de Murcia coacciona a sus curas para que firmen una declaración de apoyo al obispo electo, que permitió una misa a Franco en el seminario
Las firmas recogidas se presentarán al Nuncio en Madrid y al Papa en Roma, como un aval al obispo titular y al electo
"Lo que más nos duele es que, con estas actitudes, se pisotee el Evangelio, y que, además, se engañe al Papa por dos veces"
"Esto funciona como una secta, como una mafia clerical, que responde con el encubrimiento de cualquier trapo sucio"
"El que, en estos momentos, no cierre filas, queda estigmatizado para siempre como traidor a la casta clerical"
El obispo y sus amigos hablan de "una campaña contra la Iglesia, que es una auténtica obra del Diablo"
"Esto funciona como una secta, como una mafia clerical, que responde con el encubrimiento de cualquier trapo sucio"
"El que, en estos momentos, no cierre filas, queda estigmatizado para siempre como traidor a la casta clerical"
El obispo y sus amigos hablan de "una campaña contra la Iglesia, que es una auténtica obra del Diablo"
El obispo y sus amigos hablan de "una campaña contra la Iglesia, que es una auténtica obra del Diablo"
Ha perdido los papeles. El obispo de Cartagena-Murcia, José Manuel Lorca Planes, ha mentido para negar la celebración de una misa por Franco en la capilla del seminario, avalada por el obispo electo Sebastián Chico. Y al quedar su mentira al descubierto por la publicación de la foto de las banderas de la Dictadura y de Falange en la puerta del templo, el prelado lanza una campaña para limpiar la imagen de su 'delfín' e implicar a todo el clero murciano en su apoyo.
Para conseguirlo, ha enviado a todos los curas de la diócesis una carta (a la que ha tenido acceso RD), en la que les obliga a adherirse “al comunicado de prensa (adjunto en el reverso)”, en el que mentía sobre la no celebración de la citada misa por Franco en la capilla del seminario. Más aún y para que el cierre de filas sea total, les obliga a firmar su apoyo incondicional al nuevo obispo electo.
“Ruego transmita al Santo Padre mi reconocimiento en la trayectoria sacerdotal de Mons. Sebastián Chico Martínez, asi como su nombramiento como Obispo Auxiliar de nuestra diócesis”, dice el formulario remitido a los curas.
La evidente coacción episcopal sobre sus curas estriba en el hecho de que éstos tienen que firmar y rubricar el documento de su puño y letra, antes del martes y ante los vicarios episcopales de zona. Como si del ejército se tratase, los arciprestes están llamando a todos y cada uno de los curas del arciprestazgo, para que se acerquen a la parroquia del vicario de la zona respectiva para firmar el documento.
“No valen disculpas de ningún tipo y, además, tienen prisa en que firmemos, porque quieren entregar las firmas a Nunciatura y al Papa”, explica un cura murciano indignado con la actitud del obispo.
¿Y el que no lo haga? “Que se atenga a las consecuencias, es decir trasladarle a otra parroquia peor y, sobre todo, quedar marcado y señalado para siempre, como un traidor que has roto la comunión eclesial y das cuartos al pregonero que ataca a la Iglesia, al clero y al obispo”, explica otro sacerdote. Y añade: “Esto funciona como una secta, como una mafia clerical, que responde con el encubrimiento de cualquier trapo sucio. Trátese de una misa por Franco o de un caso de abusos. La dinámica es siempre la misma”.
Obligados por la brutal presión que ejerce este sistema clerical cerrado, la mayoría de los curas pondrá su firma al pie del documento. Ni siquiera los más valientes, los más arriesgados y los que tienen menos que perder se van a atrever a desafiar la orden del aparato clerical. “Porque el que, en estos momentos, no cierre filas, queda estigmatizado para siempre como traidor a la casta clerical y eso es como tu muerte religiosa”, explica un tercer sacerdote.
Y es que, en la diócesis de Murcia, sigue habiendo un grupo de curas (una quincena), que se declaran abiertamente partidarios de Francisco y de sus reformas, entre ellas la transparencia. Pero la mayoría del clero, muy escorada ideológicamente a la derecha, sigue apoyando estas viejas estrategias. “Para ellos, lo grave no es que el obispo electo permita una misa a Franco con banderas de la dictadura incluidas, en la capilla del seminario; lo grave, para ellos, es que estas cosas salgan al exterior y los medios se enteren”.
Tanto es así que los curas amigos del obispo andan diciendo estos días que “todo esto emerge y sale a la luz pública, porque es obra del Diablo”. Una estrategia muy vinculada, por otra parte, al Camino Neocatecumenal, que, en el fondo, es el que domina y el que manda en la diócesis y el que está arrastrando a la clerecía a posturas ultraconservadoras ideológicamente. No hay que olvidar que varios de los dirigentes de Vox pertenecen a los llamados 'Kikos'.
Este escoramiento hacia la ultraderecha, promovido por las más altas instancias de la diócesis y en el seno de su propio seminario, escandaliza a los curas y a los fieles más afines al Papa Francisco y a lo que su pontificado reformista está significando en la Iglesia.
Por eso, “quizás lo que más nos duele es que, con estas actitudes, se pisotee el Evangelio, y que, además, se engañe al Papa por dos veces. La primera, presentándole un nombramiento episcopal inapropiado, y la segunda, haciéndole ver que el nuevo obispo electo goza del apoyo de todo el clero diocesano. Lo que seguramente no le dirán es que se trata de un apoyo obligado y coaccionado”, se duele un cura murciano.