Francisco recibe en visita ad limina a un episcopado dividido Los obispos españoles 'rinden cuentas' al Papa... y temen que Bergoglio les 'lea la cartilla'
Muchos prelados, descontentos con el modelo de informe que se les ha enviado desde Roma y que se considera "totalmente obsoleto", están preparando otro tipo de dossier, con opiniones de laicos, religiosos y personalidades sociales de sus territorios
Bergoglio se informa por su cuenta, sin necesidad de contar únicamente con la información oficial. Prueba de ello ha sido la perplejidad de la Conferencia Episcopal ante el anuncio del nombramiento de Isabel Celaá como nueva embajadora en el Vaticano, o la visita de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, al Papa Francisco, de la que la Conferencia Episcopal no sabía nada
Este lunes, los obispos españoles comienzan su 'visita ad limina' a Roma. Una primera tanda de prelados (24, en concreto) llega a la Ciudad Eterna a 'rendir cuentas' ante los distintos dicasterios. El jueves serán recibidos por el Papa Francisco. Los primeros en acudir al encuentro de Pedro serán los obispos de las provincias eclesiásticas de Santiago, Oviedo, Burgos, Pamplona y Tudela y Zaragoza.
Posteriormente, ya en enero, acudirán otros tres grupos: del 10 al 15 de enero: (22 obispos) de las provincias eclesiásticas de Tarragona, Barcelona y Valencia; del 17 al 22 de enero: (18 obispos) de las provincias eclesiásticas de Granada, Sevilla y Mérida-Badajoz, finalmente, del 24 al 29 de enero: (20 obispos) de las provincias eclesiásticas de Toledo, Madrid, Valladolid y el Ordinariato Castrense.
Rapapolvo papal
Una visita, la primera para muchos (no se encontraban con Bergoglio desde 2014,y pocos son los protagonistas en primera línea que se mantienen), que se produce en un momento especialmente difícil para el episcopado español. De hecho, varios prelados han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que el Papa les eche un 'rapapolvo' por su división interna y, especialmente, por su empeño en no investigar los casos de pederastia en la Iglesia española.
Desde hace meses, las diócesis se han empeñado en elaborar sesudos informes, basados en unos formularios "absolutamente obsoletos", con preguntas demasiado 'clericales' y con poca información sobre la realidad social, económica y política de cada diócesis. De hecho, algunos prelados han optado por preparar sus propios relatos, basados en entrevistas con fieles, vida religiosa y personalidades cercanas a la Iglesia.
Con todo, el principal temor de los obispos españoles está en el hecho, absolutamente contrastado esta misma semana, de que el Papa tiene 'agenda propia' en España. Bergoglio se informa por su cuenta, sin necesidad de contar únicamente con la información oficial. Prueba de ello ha sido la perplejidad de la Conferencia Episcopal ante el anuncio del nombramiento de Isabel Celaá como nueva embajadora en el Vaticano, o la visita de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, al Papa Francisco, de la que la Conferencia Episcopal no sabía nada.
Que el Papa está bien informado de la realidad española, resulta evidente. Y que, a diferencia de lo que sucedía anteriormente, la información ya no proviene únicamente de los círculos oficiales, también. El idioma ha permitido que Bergoglio mantenga contacto directo con infinidad de sacerdotes, religiosos y laicos españoles, y también que se interese por la opinión de líderes sociales, políticos y culturales de nuestro país.
El Papa sí quiere a España
Porque no es que Francisco no quiera a España, como se empeñan en difundir los mismos que tachan a Bergoglio de "Papa comunista" por reunirse con la líder de Unidas Podemos, o de "odio a España" por dejar claro que, si finalmente viene a Santiago, lo hará a Compostela, no será un viaje de Estado. Más bien al contrario: Bergoglio, que quiere mucho a nuestro país, está sumamente preocupado por la deriva política, y religiosa, que se está produciendo en España.
Este jueves, el Papa podrá encontrarse con Munilla (por primera vez tras su traslado) o Sanz (después de su frustrada candidatura a castrense), algunos de sus más firmes opositores en el episcopado español, aun a fuerza de citar a Bergoglio constantemente, tal y como les conviene. También eso lo sabe Francisco. Y, a su argentino modo, se encargará de que ellos también se den cuenta. Por si otros gestos, u otras decisiones, no bastasen.
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