"Una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría es una sociedad enferma y sin futuro" Los obispos, ante la jornada de afectados por la pandemia: "Sin respeto a los mayores no puede haber futuro para los jóvenes"
"Los más afectados por este virus han sido los mayores, falleciendo un gran número de ellos en residencias, hospitales y en sus propios domicilios"
"Nuestros mayores, debido a las circunstancias tan excepcionales, son los que más han sufrido el drama de la soledad, de la distancia de sus seres queridos"
"Los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio"
"Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para los mayores, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y mayores"
"Los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio"
"Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para los mayores, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y mayores"
Los obispos españoles, conscientes de la deuda de gratitud que la sociedad y la Iglesia tiene con los ancianos, van a aprovechar para celebrar una jornada especial a ellos dedicada los días 25 y 26 (según decida cada diócesis), las fiestas de Santiago Apóstol y de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos del Niño Jesús. Con ese motivo, han hecho hoy público un comunicado para resaltar el papel de los mayores (y su atroz sufrimiento) durante esta pandemia, reconocer todo lo que hicieron por la sociedad y la Iglesia y advertir que "sin respeto a los mayores no puede haber futuro para los jóvenes".
La Iglesia reconoce que los mayores fueron "los que más sufrieron" durante la pandemia. Y no sólo los efectos de la enfermedad, sino también "el drama d ela soledad y de la distancia de sus seres queridos". Además, "los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio". Y es que, como dice el Papa, "una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría es una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria"
Texto del comunicado
El próximo día 26 de julio, la Iglesia celebra la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen, día que dedicamos de una forma especial a los mayores, puesto que son los patronos de los abuelos.
Desde el pasado mes de marzo que se decretó el estado de alarma en nuestro país, por motivo de la pandemia de la Covid- 19, hemos podido contemplar cómo los más afectados por este virus han sido los mayores, falleciendo un gran número de ellos en residencias, hospitales y en sus propios domicilios. También, nuestros mayores, debido a las circunstancias tan excepcionales, son los que más han sufrido el drama de la soledad, de la distancia de sus seres queridos. Todo esto nos debe llevar a pensar, como Iglesia y como sociedad, que “una emergencia como la del Covid es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad” (Pandemia y fraternidad universal, Nota sobre la emergencia Covid-19, Pontificia Academia para la Vida, 30/03/2020).
En una sociedad, en la que muchas veces se reivindica una libertad sin límites y sin verdad en la que se da excesiva importancia a lo joven, los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio. La vida les ha enseñado que el amor y el servicio a los suyos y a los restantes miembros de la sociedad son el verdadero fundamento en el que todos deberíamos apoyarnos para acoger, levantar y ofrecer esperanza a nuestros semejantes en medio de las dificultades de la vida. Como afirma el papa Francisco: “la desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que nuestras sociedades muestran hacia las personas mayores, llaman no sólo a la Iglesia, sino a todo el mundo, a una reflexión seria para aprender a captar y apreciar el valor de la vejez” (Audiencia del papa Francisco a los participantes en el Congreso Internacional “La riqueza de los años”, Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, 31/01/2020).
Pero no basta contemplar el pasado, aunque haya sido en ciertos momentos muy doloroso, hemos de pensar en el futuro. No deberíamos olvidar nunca aquellas palabras del Papa Francisco en las que afirmaba que una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría es una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria. Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para los mayores, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y mayores.
“Conscientes de ese papel irremplazable de los ancianos, la Iglesia se convierte en un lugar donde las generaciones están llamadas a compartir el plan de amor de Dios, en una relación de intercambio mutuo de los dones del Espíritu Santo. Este intercambio intergeneracional nos obliga a cambiar nuestra mirada hacia las personas mayores, a aprender a mirar el futuro junto con ellos. Los ancianos no son sólo el pasado, sino también el presente y el mañana de la Iglesia”
Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Subcomisión de Familia y Defensa de la Vida.