Las cofradías y los pobres

Hay cofradías que se niegan a comprometerse con los pobres



La Fe sin compromiso no es fe aunque se vista de ropajes, capuchones, películas, imágenes, procesiones, tambores y teatros.





Todos los años vemos a muchas personas participar en las celebraciones de la llamada Semana Santa, sobre todo en procesiones, a las que a veces les damos un gran formato teatral. En cambio participamos menos en las celebraciones que tienen en si una mayor densidad y compromiso, y la deberían tener también en nosotros, y aquí está el problema, porque la fe sin compromiso no es fe, aunque se vista de ropajes, capuchones, imágenes, procesiones, tambores, etc. Lo que le sucedió a Jesús tenemos que traducirlo y aplicarlo a la realidad de nuestro tiempo. Reflexionemos un poco sobre esto: Hoy sobre el Domingo de Ramos




Domingo de Ramos: Este día recordamos que el pueblo de Jerusalén se manifestó en masa a favor de Jesucristo porque habían visto en sus hechos y en sus palabras una esperanza de liberación: curar sus enfermos, darles de comer, abrirles los ojos de la mente, darles sentido de la vida, rehabilitarlos en su dignidad, descubrirles al Dios Verdadero, valorarlos, ofrecerles un programa de vida y la ilusión por vivir, abrirlos al más allá como respuesta suprema de vida para siempre, animarlos a luchar por la justicia, el amor, la fraternidad, la paz...




En nuestras procesiones del Domingo de Ramos, los oprimidos del mundo actual encuentran esa misma esperanza? ¿No tendrían que ser una manifestación contra la corrupción de políticos y empresarios; contra los desahucios que aun siguen en cantidad; contra las privatizaciones y recortes en sanidad, educación servicios sociales, cooperación internacional, etc.; contra los paraísos fiscales, contra el enriquecimiento desmesurado de unos pocos a costa de todos los demás, contra la violencia de género, contra la discriminación de la mujer, contra las guerras, etc.?




¿No tendrían que ser un grito unánime, presididas por Curas, Obispos, Arzobispos y Cardenales a una con el pueblo, contra Rusia, EE. UU. el EI y la UE que están haciendo de Siria un escarnio espantoso, inhumano y cruel con ya más de 4.700.000 emigrantes y cerca de 400.000 muertos e incluso niños ajusticiados? ¿No tendrían que ser un grito unánime contra la ablación genital del 98 % de las niñas de Somalia y contra el asesinato diario de decenas de niños y adolescentes en Honduras?




No tendría que ser procesiones a favor de la ciudadanía, el trabajo digno para todos, la honestidad ética y política, la verdadera democracia económica, los servicios públicos para todos, la rehabilitación de los encarcelados, las puestas abiertas de la UE a los pobres inmigrantes? No tendrían que ser contra el cierre de fronteras a los emigrantes y la bochornosa venta de los mismos a Turquía? ¿No tendrían que ser un grito unánime contra la contaminación y explotación de la tierra, y contra los gastos militares? Esto con la Iglesia actual, a pesar de Francisco, es impensable.



Un Obispo vasco propuso a cada Cofradía asumir un compromiso concreto de colaboración con alguna actividad social, como Caritas, Misiones, Tercer Mundo, etc.: se negaron rotundamente. Está claro que sus miembros no habían entendido nada del Evangelio.




Y por eso un año más serán un rito folclórico de la religión de ritos de la que aun nos queda mucho, pero carente de coherencia con el Evangelio de Jesús de Nazaret que fue condenado a muerte por ponerse de parte del pueblo oprimido y defenderlo de la opresión político-religiosa a la que estaba sometido por la política de Roma y la religión de Israel.



Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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