UNA IGLESIA A LA ORDEN DE WASHINGTON


El panorama de la Iglesia católica, tal como se presenta en América latina, nos revela su alianza política, económica y social, con Washington, centro de los poderes que dominan la gran mayoría de los estados y pueblos del mundo. Así la catolicidad de que se reclama la Iglesia se confunde con la mundialización de que se reclama el Estado profundo de É.U.

Por supuesto que las cosas no se dicen así y que muchos escritos oficiales de la Iglesia contradicen el hecho que una tal alianza pudiera existir. Basta recordar la recién Exhortación apostólica Evangelio gaudium que denuncia con fuerza el capitalismo salvaje que genera tanta miseria y pobreza en el mundo. Hay, también, todas las encíclicas sociales de los papas anteriores denunciando las distintas formas del individualismo, fuentes de tantas injusticias, de mucha corrupción y mas… Uno no puede pensar que la Iglesia, la que se alimenta de los Evangelios y del Espíritu de Jesús, pudiera sostener una Alianza con el “Poder” que vive del capitalismo salvaje y que valoriza, ante todo el individualismo. Que el mas fuerte gane.

El problema, como lo vemos, no se ubica en “lo dicho” sino en “lo hecho”. Lo que cuenta no es tanto lo que se dice, sino lo que se hace.

En este sentido, la Iglesia católica de América latina ilustra de manera clara ese contraste entre “lo dicho” y “lo hecho”. Los episcopados hablan, en términos generales, de las injusticias, de la corrupción, de la pobreza, de la violencia y mas… En los anos sesenta y setenta, frente a los movimientos revolucionarios que se levantaban para cambiar los sistemas políticos dominantes de las oligarquías, los obispos y el Vaticano habían elaborado directivas adaptadas a esas circunstancias:“Juan Pablo II: No se puede cambiar la sociedad sin cambiar los corazones”

Esas directivas estaban dirigidas a los militantes de los movimientos revolucionarios de aquel tiempo. Ya sabemos que el papa Juan-Pablo II, aliado incondicional del Presidente Reagan en su lucha. contra lo que llamaban comunismo, fue un actor de primer plano para condenar todo movimiento, dedicado a recuperar y a poner a la disposición de los pueblos los poderes del Estado.. Todos esos movimientos revolucionarios , poco importaba sus contenidos, eran “comunistas. Así fue, entre otros, el caso de los sandinistas en Nicaragua, del FMLN en el Salvador etc..

Por otro lado, esas mismas directivas de la Iglesia (cambiar los corazones) no han sido utilizadas para detener los golpes de Estado en Brasil, en Chile, en Argentina, en Panamá, en Honduras, entre otros. No se les utiliza tampoco en los tiempos que vivimos. Por ejemplo, en Venezuela, los obispos, lejos de llamar al cambio de los corazones, llaman, mas bien, a la desobediencia civil, al intervencionismo militar de E.U. se hacen, por sus silencios, cómplices de las tentativas de asesinatos de dirigentes. El mismo episcopado sostuvo las guarimbas que hicieron centenares de muertos y danos materiales por centenares de miles dólares. En abril 2002, cuando se produjo el golpe de Estado en contra de Chávez y de la Revolución bolivariana, el cardenal de aquel tiempo ha sido uno de los primeros a llegar para felicitar al golpista Carmona. En Nicaragua, el comportamiento del episcopado responde a los mismos criterios de los de Venezuela. En abril ultimo, hubo manifestaciones violentas con el propósito de lograr la renuncia del presidente Ortega. Resultaron muertos cerca de 200 personas y los danos materiales superaron mas de centenares de miles de dólares. Por supuesto que el responsable de todo eso, según lo que dicen los obispos, es el gobierno, único responsable de todos los muertos y de todas perdidas materiales. Los mismos obispos hacen procesiones religiosas en las calles, utilizando todo lo religioso posible como para dar mas credibilidad a sus acusaciones en contra del gobierno. Utilizan todo de la simbólica religiosa para conseguir sus metas políticas de devolver los poderes del Estado a personas reconocidas por Washington.

Es curioso que, ahora, como pastores, no se reclaman del cambio de los corazones como vía para cambiar la sociedad. Al contrario, se comportan como verdaderos políticos al servicio del Imperio en su lucha contra todo lo que no esta bajo su control, lo que es el caso de los países emergentes de A.L. que se declaran “socialistas” y “anti-imperialistas”.

Que nos guste o no, el Vaticano y Washington firmaron dos Pactos de cooperación, el primero, en 2002, entre el papa Juan-Pablo II y Ronald Reagan, el secundo, en 2014, por el papa Francisco y Barack Obama. Les invito a leer la referencia que sigue para saber mas al respecto de estos “Pactos”.

http://blogs.periodistadigital.com/humanismo-de-jesus.php/2018/06/18/dos-pactos-secretos-entre-el-vaticano-y-

Estoy consciente de que se trata de un punto de vista duro en contra del rol que juegan los episcopados latino-americanos en la geopolítica del Continente. Se trata de un punto de vista que les quita toda credibilidad como pastores y mediadores entre las partes en conflictos.

Los episcopados y el Vaticano: siguen a la orden de Washington.

Estamos lejos del misterio del nacimiento de Jesús de Nazaret cuyo reino no es de este mundo pero, cuya presencia, es de lo que hay de mas humano con los pobres, los humildes, los sin defensa. Las tres tentaciones a las cuales fue confrontado Jesus no son sin recordar que las ambiciones del “tener”, del “poder”, del “parecer” no son el camino a seguir si uno quiere nacer de la humanidad renovada en el Jesús del pesebre que lleva con él lo bonito, lo bueno, lo verdadero, lo transparente.

Feliz Navidad a todos y todas y Buen Ano nuevo con paz y fraternidad.

Oscar Fortín

El 24 de diciembre 2018
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