Superando, coincidiendo y discrepando
Sentido de nuestra presencia o cómo ayudar a sostener la fe.
| Pablo Heras Alonso.
Vamos a dar de lado el cansino tema de “a-teos” (negadores de Dios) e in-crédulos (que no creen en nada). Nadie es ni lo uno ni lo otro, aceptando consideraciones por estos cangilones vertidos. Afirmemos, pues, a Dios y que cada uno lo coja con el papel de fumar que quiera. Y añadamos que nuestra credulidad se refiere, en primer lugar, a las verdades demostradas (todo cuanto estudiamos en las clases de Ciencias, Aritmética, Historia, Lengua…) y, en segundo lugar, a aquello que se solapa con la fe o que la fe pretende apropiarse como suyo:
Creemos en el amor, en la paz, en la concordia, en la solidaridad, en la justicia, en la igualdad de las personas, en el buen gobierno de la sociedad, en el trabajo bien hecho, en la responsabilidad, en el poder de la educación, en el respeto a los profesores, en la autoridad, en la justicia retributiva y distributiva…
Todo eso y alguna cosa más que se pueda añadir, es patrimonio del “humanismo”, por más que la religión quiera hacer bandera de ello. Es en lo poco en que coincidirían lo humano y lo divino o, dicho de otro modo, el secularismo y la religión. Pero da la casualidad de que… Bueno, la Religión tiene sus “cosas fundamentales” sobre las cuales, por principio, no admite oposición. Está en posesión de “esa verdad”.
Pero como la religión también forma parte de “lo humano” y es “del” hombre y “para” el hombre, ahí es donde chocan determinadas verdades. Nadie le privará de “sus” verdades. Por igual razón, la religión no puede privar al hombre secular, al humanista, de las suyas.
Dicho lo dicho, no es éste el asunto que nos trae hoy aquí sino la razón de ser de un BLOG escrito por persona cuyo credo no concuerda con el de los así llamados “creyentes”, especialmente creyentes católicos y cada vez más musulmanes.
Hablamos de la razón de ser de un “Humanismo sin credos” dentro de la casa "RELIGIÓN DIGITAL" que propugna la liberación de los mismos. Ya no es sólo cuestión de opinión (“nos sentimos más identificados con la línea editorial de unos más que de otros”), lo es también de convicción y lo es, a fin de cuentas, de “razón”.
Es decir, quién tiene razón en lo que afirma, el creyente cuando sostiene que “resucitó al tercer día y bajó a los infiernos”, o la persona normal cuando pretende hacer ver que todo el Credo cristiano es un trasunto mitológico (concediendo entidad a lo que se cree).
Ciertamente hay mucho de “oposición” en los contenidos de este blog (antes de construir el edificio nuevo, o a la par, hay que derribar el antiguo y limpiar de restos el solar). Pero no es ésa nuestra primera pretensión, sino presentar un punto de vista de la vida o del discurrir vital, "humano", sin credos, partiendo de la razón, "razón pura" kantiana. Y creo que esto no debería ir contra nada ni contra nadie.
Decir humanismo supone que es “sin credos”: es algo tautológico. Y por lo mismo hablar de "humanismo cristiano", como intento de apropiarse de determinadas corrientes ideológicas, es pura “contradictio in términis”. El humanismo hace referencia a la persona. Lo otro son añadidos, por más que pretendan decirnos que el “credo”, la fe, es algo esencial a la persona, a su sentido vital y a su existencia, cosa que no es así. Nadie nace con los credos puestos o presupuestos.
Si no fuera exageración, diríamos que la fe es un concepto geográfico. Piense Ud. por qué. En cambio SÍ nace con una razón que se desarrollará a lo largo de su vida. Nos quieren echar de cualquier reducto que haga relación a la creencia. Denigran, denuestan, lanzan improperios, insultan, se quejan; hablan de la tolerancia que debemos tener hacia los que creen, rugen con eso de “qué os importa esto o lo otro de las prácticas religiosas”…
En verdad, curiosa forma la suya de poner en práctica su propia doctrina de amor y perdón. En el fondo hacen buena la idea de que toda religión es intolerante (en realidad la religión es tolerante y acogedora, no así sus fieles).
Digamos, en primer lugar, que a muchos nos interesa “el hecho religioso” bien porque hemos topado en nuestros estudios con el hecho religioso, bien porque en otros tiempos estuvimos inmersos en ese mundo de “escogidos de Dios”. Y por supuesto y en todo momento, en cuanto hecho humano. Y nos interesa posiblemente más que a la mayor parte de los crédulos. E interesados en ello, estamos por afirmar que poseemos una cultura teológica mayor que la de muchos sermoneadores dominicales que a duras penas pueden hilvanar un sermón.
En segundo lugar, nos interesa el hecho religioso por tratarse de “cultura humanística”. Una cultura repleta de hechos humanos: arte, literatura, música; valores; relaciones culturales; historia… De ahí que propugnemos, no la asignatura de religión (en cuanto catequesis) sino la de cultura religiosa. Dan pena esos turistas que a la vista de un cuadro o un capitel tienen que preguntar quiénes eran Judith, Job o Isaías y que no saben que El Cantar de los Cantares es un libro de la Biblia y no un libro erótico.
En tercer lugar, nos interesa el hecho religioso precisamente por tratar de encauzarlo, por interpretarlo, por aportar verdad sobre el mismo, por ayudar a las personas a conocerse… Y así, con nuestras aportaciones (imposible hablar de imposiciones), equivocadas o no, quizás ayudemos a algunas personas que, aunque creyentes, puedan vivir con dudas o perplejidades.