Superando, coincidiendo y discrepando (2)
Volvemos porque así queremos.
| Pablo Heras Alonso.
Seguimos con el asunto del otro día, porque se me han ocurrido cosas nuevas que podrían hacer pensar a quien las piense o hacer que encuentre argumentos para confirmar su fe. En el fondo de todo, lo que intentamos es inducir a los “creyentes o crédulos” no a que “no crean”, sino a que "no crean", si creen, lo que los demás perciben como algo INCREÍBLE.
Dice la copla: “El ciego que nunca ha visto y que no sabe qué es ver, nunca tiene tanta pena como el que ha visto y no ve”. Aplicado a nosotros: no es lo mismo la crítica del simple interesado por el hecho religioso que la crítica de aquellos que vivieron dentro de la fe y han visto la vacuidad de todo eso.
Y respecto a los comentaristas que acceden aquí, se presupone que defienden su fe. ¿Pero defienden también al hombre? No. Se agradece la presencia de quienes polemizan con argumentos, con razones, explicando su postura contraria a la del blog. Alguno ha habido, esporádico hoy, más frecuente en otros años (nec nominentur in vobis), entrañables “animales de compañía” catalogables entre Arniches y Valle Inclán, o sea, entre el sainete y el esperpento. Dieron título a la obra de Apuleyo. Pululan en algún que otro blog aledaño.
No está de más decir que aquí caben todas las opiniones que respeten la tolerancia, por una y otra parte, presuponiendo, asimismo, la seriedad y no el diletantismo sobre algo tan serio como es el sentido de nuestro vivir.
Se nos reprocha la crítica continua de la Iglesia Católica (en especial). Para hacerla, recabamos información de páginas WEB escritas por católicos. Es curioso comprobar cómo se tiran los trastos unos a otros; cómo afilan los dientes los integristas contra los progresistas; cómo las propuestas de regeneración de unos son tildadas de herejía por los otros... Es de suponer que el río suena para todos.
Se nos reprocha que siempre hagamos crítica destructiva y que la suya es constructiva. Sería respuesta elemental decir que nuestro mirar es bastante más elevado, dado que apelamos al hombre, a la persona, no al reducto creyente ni a su ingente burocracia de la fe.
Añadimos, como complemento de lo dicho, que estamos en un portal de Religión, por tanto hablamos de ella. En un blog político o económico hablaríamos de política o de economía. Quienes frecuentan esta página suponemos que son personas a quienes les interesa la religión y mayormente son cristianos bautizados. Para ellos escribimos. No caigamos en el tópico de que “todo es debido a este furibundo ataque laicista de nuestra sociedad”. Ya ha quedado trasnochado.
Todos tenemos esperanza de que el mundo sea “otro”. Pero no sólo desde el punto de vista cristiano. También desde el laicismo. No son perspectiva creyente el amor, en lugar de odios; el respeto en lugar del desprecio; la solidaridad frente a la exclusión; el perdón en lugar de las injusticias; en fin, la paz de todos y con todos. Todo lo dicho es “humanismo” a secas.
El “amor” a los demás lo demuestran también quienes, desde el agnosticismo o la increencia, emplean su tiempo “desinteresadamente” a favor de los demás de la manera que sea. Y eso no es “manipular las palabras”. La manipulación estaría en considerar el “amor” como una característica “exclusivamente” cristiana.