1.APORTES DE LA INDIA. DEL SENTIDO DE LA VIDA: LOS SIETE PRINCIPIOS
En la cosmogonía hindú el devenir evolutivo, tanto natural como personal y vital, ocurre en 7 niveles o escalones (cuatro inferiores y tres superiores).
Como seres inteligentes y al tiempo animales (provistos de entendimiento, pero sujetos al deseo, los instintos y las pasiones que los definen, y a nuestra apetencia de colmarlos)los hombres nos hallaríamos en el 4º nivel.
Seis tránsitos entre siete estados o escalones:
1) La materia (inicio inerte);
2) la vida (capaz de crecer y re-producirse, sensible ante el exterior: luz, humedad, tierra, gravedad, temperatura); que de vegetal (vida sensitiva) se torna
3) vida instintiva. El desarrollo evolutivo de esta ha dado en gestar la
4) vida mental con que existimos, pero que hemos de entender, en principio dotada de una conciencia imperfecta, dominada por el deseo (mente de deseo); pero capaz de concebir su progresión hasta un entendimiento liberado de ataduras. Y aquí es donde los hinduistas nos prometen la posibilidad de una liberación espiritual: un más allá en el crecimiento o evolución posible:
5) mente pura, que aún puede elevarse a lo Absoluto (o a “Dios”) a través de una percepción clarificada, no desvirtuada por nuestro deseo que nos liga a, o se inserta como algo inseparable de, toda percepción y pensamiento, en particular a través del desarrollo de una
6) intuición promotora de un encuentro nuevo y liberado, capaz de llevarnos a un conocimiento pleno. De ser cierto lo que nos afirman, a partir de escasas pero se nos asegura que vívidas experiencias, el insight iría más allá de lo humanamente esperable; la iluminación llegaría como un fogonazo de sabiduría transformadora. Una esperanza que nos cuentan a partir del testimonio cuidadosamente recogido de algún raro individuo cada muchos centenares o miles de años, algunos de los cuales habría llegado (hipotéticamente) al punto
7) de fusión capaz de liberarlo definitivamente de la rueda del karma, sea a través de un tipo de sabiduría (aprendizaje/desaprendizaje) certera que nos devuelve a la unidad perdida con la Naturaleza mediante el desarrollo desarmonizador de una inteligencia, sea porque nuestro destino era ser aspirado hacia una suerte de divinidad de la que (como entienden los creyentes en tal entidad, gnósticos incluidos) formaría parte nuestro núcleo interior o "alma", que anhelaría retornar a su origen.
Entre estas dos posibilidades, me decanto por la primera, tan abordada por nuestros filósofos como por los suyos y los de cualquier lugar.
Expliquemos brevemente la contradicción a resolver.
Por un lado, el entendimiento percibe insatisfacción y busca una solución a su extrañeza: se siente, al tiempo, parte de un organismo (o cuerpo) que se percibe a sí mismo capaz de disfrutar de aquello que desea y augura felicitario (o placentógeno); por otro, aprende experimentando por sí mismo que su anhelo de satisfacción no cesa, ni se mitiga decisivamente, por mucho que realice repetidos y esforzados actos pretendidamente satisfactores.
El resultado es llegar a verse formando parte de un mecanismo que no controla, a percibirse cual objeto presa de una dinámica cuyo resultado es hacerle sentir una mayor necesidad a medida que trata de satisfacer, con parco éxito, exigencias previas (que parecían decisivas: más eficaces y definitivas en su promesa satisfactora).
En suma, nuestro esforzado aporte, con su gasto de energía y tiempo vital, no consigue mitigar nuestra necesidad; vemos crecer la dosis de esfuerzo a aportar para una causa que deviene ilusoria, pues la solución armonizadora, la meta final felicitaría nunca llega.
La percibimos al alcance de la mano, manteniéndose a una distancia engañosamente similar; diríamos que se aleja más apresuradamente cuanto más corramos a su encuentro, o anhelemos apresar la felicidad plena. En lugar del esfuerzo inútil en alcanzarla dentro de una rueda que nos contiene, la solución podría consistir en cierto desapego estratégico y armonizador del yo. Soltar dependencias y liberarse de ataduras, y aun de la propia necesidad de actuar y de crecer.
Simplemente, nos aseguran, en otro registro, con otro chip capacitador de captar aromas sin añadir preferencias adictivas, la necesidad desaparece, la libertad surge y la felicidad deviene controlable casi a voluntad.
Parte de lo interesante de esta propuesta es que no hay dogmas a creer ni petición de obediencia acrítica, sino énfasis en la propia experiencia y trabajo depurador.
¿Qué nos resume de los Siete principios la Wiki (a la cual hemos debido corregir en algún exceso sintético)?
En la filosofía hindú, la Constitución septenaria o los Siete principios son todos y cada uno de los elementos o esenciales originales, las diferenciaciones fundamentales, sobre y de las que se han formado todas las cosas.
Designan los siete aspectos individuales y fundamentales de la Realidad única universal, en el Cosmos y en el hombre. De ahí proceden los siete aspectos susceptibles de manifestarse en el ser humano. Y la división de la Naturaleza en 7 planos de expresión.
Estos principios no se deben considerar entidades separadas, dispuestas concéntricamente, sino interpenetradas aunque conservando su identidad. Cada vehículo es sustento del inmediato superior.
I En la Naturaleza
1 Espíritu o Purusha:
vii Logos Inmanifestado o Atma
vi Ideación Universal o Budhi
v Manas
2 Materia o Prakriti:
iv Energía cósmica (caótica) o Kama-manas
iii Ideación astral o Linga-sharîra
ii Energía vital o Prâna
i Tierra o Sthûla-sharîra
II En el Hombre
1 Tríada:
vii Atman o mónada (espíritu-síntesis)
vi Buddhi o intuicional (alma-psique)
v Manas o mental (alma-mente)
2 Cuaternario:
iv Kama-manas o mente de deseos (alma animal: instintos, deseos, pasiones)
iii Linga-sharîra o emocional (astral)
ii Prâna o vital (cuerpo energético)
i Sthûla-sharîra o cuerpo físico
Los 7 Principios se agrupan en 2 secciones:
I) El Cuaternario inferior, referido a la personalidad mortal, rúpica o con forma, estaría formado por los cuatro “principios” inferiores: Stula-Sharira (o cuerpo físico), Prana Sharira (o cuerpo vital, provisto de energía-vida), Linga-Sharira (cuerpo astral o emocional, dotado de vida instintiva) y Kama-manas (o mente de deseo, cuerpo mental sede del yo psicológico o “inferior”).
II) La Tríada superior se refiere al individuo espiritual, o individualidad inmortal, arúpica o sin forma, estaría formada por Manas (mente pura, cuerpo mental superior o alma humana), Budhi (intuición o cuerpo intuicional, iluminación) y Atma (espíritu individual que logra su iluminación plena).
La Tríada y el Cuaternario se mantienen unidos durante la vida física por el llamado ’’Hilo de Plata’’ o Antakarana.
No me dirán que no es síntesis de una buena cosmogonía, elaborada y explicativa de una evolución que se entiende "inacabada", pues viviríamos en el cuaternario y sólo logramos ver cada muchísimo tiempo a un individuo capaz de vivir experiencias de la tríada superior y de adquirir la iluminación que lo fundiría definitivamente con lo Absoluto, liberándolo al tiempo de la reencarnación, del mundo material y de la sujeción a la materia imperfecta y a las formas de vida inferiores, dominadas por los instintos, las pasiones y el deseo. No recurre a tanta elucubración por poner el énfasis en la experiencia interior, y no en una doctrina a entender por vía mental o "lógica”.