La concepción de Camilo de Lelis, patrono de enfermos, enfermeros y hospitales, junto con San Juan de Dios, del servicio integral, comprende el ejercicio de la escucha.
Entre sus exhortaciones está:
«En el servicio a los enfermos, mientras las manos realizan su tarea, estén atentos: los ojos a que no falte nada, los oídos a escuchar, la lengua a animar, la mente a entender, el corazón a amar y el espíritu a orar».
Lejos de tratarse de una mera técnica a utilizar, la escucha constituye una virtud, una expresión de la disposición a hospedar al otro. La narrativa del sufrimiento libera, alivia, sana, empodera, refuerza a la persona y la pone en disposición de afrontar sus propias dificultades identificando sus recursos. Lo silenciado es más difícil de sanar. Escuchar en el sufrimiento es camino de dignificación y humanización.