¿“POR LO CIVIL” o “POR LO CANÓNICO”?
El padre se llama Martín, al amparo del de Tours -“el de la media capa”-, quien a su vez lo había derivado nada menos que de Marte, el “dios de la guerra”. La madre se llama simplemente María. Acaban de aumentar la familia con un tercer hijo. Los dos primeros fueron bautizados por mí, en la parroquia, como Dios manda, exigen los cánones y con numeroso acompañamiento de familiares y amigos, , sin faltar los correspondientes regalos y festejos al uso, “a propósito de acontecimiento tan feliz”. Los padrinos “pasaron”, como “pasan” todos, de eso de suplir a los padres en el caso de que estos no se preocupen de educar a sus vástagos en la fe cristiana, y el único compromiso adquirido fue y es el del regalo ritual en el día de sus fiestas onomásticas.
Pero, por lo que respecta al tercero de sus hijos, me acaban de sorprender con la iniciativa de que sí, que quieren que su hijo sea bautizado, pero que lo sea en mi casa o en la suya, pero no en la parroquia, con los consabidos ritos, ceremonias y velas, y sin “tanta y tan numerosa presencia social de familiares y amigos”.
El bautismo no sería, por tanto, “por lo civil”, pero tampoco “por lo canónico”, estrictamente dicho. Y este es el caso. Mis amigos son y se profesan cristianos y creen en el bautismo, pero creerían mucho más en él, si este no se hubiera reducido en gran parte a una fiesta social o familiar más, y si no llevara consigo la correspondiente “cuota” que sugieren -es un decir- las tasas parroquiales, con su abanico de posibilidades y expresiones litúrgicas o para- litúrgicas, con inclusión del agua procedente del mismísimo rio Jordán.
¿Qué hago? ¿Qué haríais vosotros?. ¿Lo bautizaríais, con el agua del Lozoya, previa una conversación-homilía entre amigos, acerca de lo que realmente es, significa y compromete el bautismo, al neófito, a sus padres y a sus padrinos?.
El hecho es que, entre unas cosas y otras, y compartiendo responsabilidades por todos los lados, la forma, fórmula, estilo y comportamientos sociales y “religiosos” -todo en una sola pieza y espacio- , lo “por lo civil” suplanta a lo “por lo canónico” con casi todas sus consecuencias habidas y por haber.
Y los bautizos, o no se hacen -con reducción espectacular en su número parroquial,- o pretenden hacerse “por lo civil” y sin ceremonias y ritos litúrgicos , cuya interpretación “religiosa” está al alcance de pocos, y con tan reducidas posibilidades de que se parezcan en algo a los que narran los evangelistas, haciendo de prestes -sacerdotes o presbíteros, al mismo Juan, conocido y venerado precisamente como “El Bautista” por antonomasia, pariente de Jesús , e hijo de uno de los sacerdotes servidores del templo de Dios en Jerusalén…
De las “Primeras Comuniones” y de la calificación de “religiosas”, poco o nada se puede añadir, dado que hace ya tiempo, dejaron de ser las “primeras” para ser a la vez, las “últimas”, y de que, por encima de motivaciones sacramentales , lo que de verdad importa , califica, decide y hace invertir notables cantidades de dinero, son los “vestidos de novia”, “trajes de marineritos o de capitanes generales”, los regalos, festines y festejos…. De “por lo canónico o religioso”, nada o muy poco, con escándalo para algunos consentidores o propagandistas hipócritas.
De “las bodas por lo civil”, cantan los números y las estadísticas. Las de los ayuntamientos, despachos de notarios y demás organismos superan ya a las celebradas ante los altares. Y eso, con olvido de que no pocas bodas “canónicas” no se celebran “por” la Iglesia -con conciencia de sacramento- sino “en” las iglesias, a ser posible dotadas de ostentosas escaleras y retablos. A ser posible, también con intervención de los señores obispos y sus colorines, con el fin de que las fotos en las revistas del sector resulten mucho más atractivas y vendibles, aunque eso de ejemplaridades cristianas se dejen para otra ocasión, cuando haya sido preciso recurrir a las “nulidades” canónicas, con la posibilidad legal de volver a hacerlo otra vez, “por la Iglesia”….
Acerca de las misas-funerales sería preciso relatar, con consideración mayor y respeto, episodios similares, con el añadido de que en ellas, obispos y curas celebrantes, siempre hacen uso de las mismas homilías y de palabras idénticas.
Y es que, en definitiva, “por lo canónico”, apenas si se vive ya ni siquiera “por esos pueblos de Dios”, tanto dentro como fuera de las iglesias. “Por lo civil” se vive con mayor frecuencia, y en ocasiones, más honradamente. No es posible vivir “religiosamente” rezando el rosario, previamente grabado y emitido por el altavoz de la torre, a la vez que su señor cura párroco comparte libación de unos vinos, con sus aperitivos, en compañía de otros colegas o vecinos en la taberna del pueblo. A otros niveles, resulta también incomprensible que, mientras que se gestiona -¡santo súbito¡- el proceso de canonización de un papa, el secretario y amigo personal del mismo ejerza de encubridor en casos de pedofilia en la Iglesia, además de ser “monseñoreado” en calidad de arzobispo…
“Por lo civil” o “por lo canónico”, no es lo más importante. Lo es “por lo civilizado”, “por lo honrado” y por la capacidad de entrega al OTRO- en singular o en plural, pero siempre escrito, pensado y vivido con letras cristianas, es decir mayúsculas…