Ceremonia inaugural de Biden
Muchos presidentes de los Estados Unidos han hecho referencias bíblicas en su toma de posesión, empezando por George Washington que citó el salmo 82 asegurando que no podía omitir la afirmación de que Dios juzga en medio de la asamblea divina. Lo más curioso es que Jefferson, un confesado deísta, también aludiera a un versículo del Éxodo 20,6 aludiendo a sus descendientes de generación en generación, podríamos seguir citando a otros 27 presidentes. Pero podríamos afirmar que estas citas se daban en unos tiempos históricos en los que primaba el cristianismo, pero hoy los Estados Unidos se han convertido en una nación con una religiosidad diversa y un aumento de la secularidad
A pesar de estos cambios, el presidente Biden ha continuado con la venerable tradición que ha configurado la cultura de los Estados Unidos durante dos siglos. Citó el salmo 30,6 "por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo" aludiendo veladamente al asalto al congreso. Otra cita de Éxodo 7, 13 en la se se cita el endurecimiento corazón del faraón egipcio le venía bien para pedir generosidad a sus no votantes
El 20 de enero fue un día católico ya que empezó con el presidente electo yendo a misa en la catedral de San Mateo seguido por su vicepresidenta y la mayoría de los miembros de ambas cámaras. Fue un cambio bien recibido, el de un político sin miedo a confesar su religión - no quiero hacer comparaciones pero irremediablemente me vienen algunas a la mente - en una ceremonia como la eucaristía que comienza pidiendo perdón
El día anterior se celebró una ceremonia en recuerdo de los muertos por el virus Cóvid -19 en la que el cardenal de Washington, Wilton Gregory, rezó una preciosa plegaria en la que pedía a Dios clemencia para los muertos y sus familiares ya que en su persona se encontraba la última fuente de paz, unidad y concordia. Sus palabras fueron un bálsamo después de lo que se había vivido en las últimas semanas
Tras estos prolegómenos, la ceremonia inaugural empezó con una oración del padre jesuita Leo Donovan, amigo íntimo de la familia, donde se vio a Biden santiguarse. Y cuando le tocó el turno de su primer discurso como presidente escogió muchos temas de la agenda social católica: dignidad de todas las personas, agenda del gobierno para servir al bien común, el valor de la democracia, de la equidad y de la solidaridad ¡Y citó a San Agustín! Fue consciente de la diferencia que existe entre el ideal y la realidad y aseguró que la batalla tenía que ser constante para cerrar esa brecha. En los momentos malos dijo, que los Estados Unidos los ha tenido, muchos de nosotros nos hemos unido para llevar adelante a la nación
Pero nada de todo esto ha sido suficiente para que muchos obispos le nieguen el pan y la sal. Antes de escucharle, el arzobispo de Los Ángeles José Gómez, hizo unos comentarios poco favorables en los que decía que habría algunas áreas en las que colaborarían con la nueva administración pero que Biden había “comprometido a llevar a cabo algunas políticas que avanzarían los males morales amenazando la vida y la dignidad sobre todo en las áreas del aborto, la contracepción, el matrimonio y el género”. Añadió que le preocupaba la libertad de los creyentes para vivir acorde con sus conciencias. Pero no se quiso dar cuenta de que el católico Biden tendría que ser el obispo de todos los estadounidenses que aceptaban muchos temas cerrados para nuestra religión
Para millones de americanos el acceso de Biden a la presidencia ofrecía la sensación de una gran libertad pues se cerraba un capítulo odioso de la historia americana y se empezaba una página nueva. El nuevo presidente era la persona que encarnaba esta esperanza con su rosario siempre en el bolsillo y sus creencias católicas, pero no parece que algunos obispos estuvieran de acuerdo ¿Preferían a Trump?