Primeras declaraciones de las religiosas LCWR
En un alto porcentaje de los católicos de USA ha habido consternación por el documento sobre la LCWR que ha producido Roma ¿a petición de los obispos de USA? No se entiende, que tras el desastre de la pedofilia clerical, que ha alejado de la Iglesia a muchos fieles, la Iglesia abra un nuevo frente contra unas mujeres que no han dado escándalo alguno y que soportan el mayor peso de la Iglesia de los Estados Unidos.
Desde que el Vaticano en el mes de abril decidió actuar contra la asociación de religiosas, se había escuchado la declaración de numerosas personas sueltas. Entre ellas, Theresa Kane, que en 1979 como presidenta de la LCWR le dijo al Juan Pablo II, en visita oficial a USA, que escuchara las demandas de las mujeres entre las que estaba la posibilidad de acceder a todos los ministerios eclesiales. Lo que no gustó nada. Esta religiosa cree que puede haber un problema de género por medio. La jerarquía, nos dice, piensa que puede controlar a las mujeres, especialmente a las que están sometidas a organizaciones canónicas, como las religiosas, sin darse cuenta de que el mundo se mueve a pasos agigantados hacia mayor igualdad y mutualidad. Uno de los problemas es que pedimos la participación de las mujeres en la Iglesia con plena voz, lo que ha producido, con algunos miembros de la jerarquía, roces.
Pero no ha sido hasta hace unos días que su presidenta, la hermana franciscana Pat Farrel, en una entrevista al National Catholic Reporter ha comunicado lo que sienten y piensan estas religiosas. Lo ha hecho después de tres días de reunión porque querían responder con una sola voz y tras un periodo de reflexión, oración y discernimiento.
Declaró que, hasta ahora, las conversaciones habían sido privadas y con el obispo Blaire, por lo que no van a dar su opinión definitiva sobre el tema, hasta que no hablen en el Vaticano con la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, que originó el escrito. Consideran que tienen una mala interpretación sobre la LCRW y las religiosas que la forman y pretenden cambiarla. Tienen el propósito de acudir a Roma para continuar con la conversación que tuvieron el 18 de abril pues entonces no pudieron manifestar su opinión al tener que consultar a sus bases, pensar y rezar.
Critican que el documento tiene una faceta escandalosa, en cuanto que puede dar a entender que sus religiosas no son fieles, ni están en comunión con la Iglesia, algo que ellas no contemplan pero tampoco lo hacen la mayoría de los católicos USA. Hacer preguntas no es ser infiel. A las cuestiones que se hace la gente hay que responder mediante el diálogo, algo que, a su entender, no se está haciendo.
A la cuestión de si están conformes con presentar sus programas a 3 obispos, contestan que no les parece el ideal porque supone un control que es ajeno a su sociedad. Esperarán a ver la forma del funcionamiento y si a lo largo del procedimiento pueden mantener su integridad, antes de tomar ningún camino. El hecho de convertirse en una asociación no canónica es una posibilidad, pero todavía no están en condiciones de decidir.
Afirman que sus religiosas están dolidas y consternadas y a los laicos que las defienden, les piden que establezcan el dialogo con sus iglesias locales. El documento habla de la renovación de la LCRW y ellas creen que el dialogo que proponen entre obispos y laicos pueda renovar a la iglesia americana.
Personalmente espero que lleguen ambas partes a un entendimiento. Nunca son buenos los frentes abiertos de puertas adentro pero menos en un momento de desprestigio de la Iglesia. Las religiosas se quejan de que les achacan unas actuaciones que son las que el Vaticano II les pidió que hicieran. Con mucho sacrificio se quitaron los hábitos y se entregaron a los más pobres de la sociedad, tratando de resolver sus problemas.
Desde que el Vaticano en el mes de abril decidió actuar contra la asociación de religiosas, se había escuchado la declaración de numerosas personas sueltas. Entre ellas, Theresa Kane, que en 1979 como presidenta de la LCWR le dijo al Juan Pablo II, en visita oficial a USA, que escuchara las demandas de las mujeres entre las que estaba la posibilidad de acceder a todos los ministerios eclesiales. Lo que no gustó nada. Esta religiosa cree que puede haber un problema de género por medio. La jerarquía, nos dice, piensa que puede controlar a las mujeres, especialmente a las que están sometidas a organizaciones canónicas, como las religiosas, sin darse cuenta de que el mundo se mueve a pasos agigantados hacia mayor igualdad y mutualidad. Uno de los problemas es que pedimos la participación de las mujeres en la Iglesia con plena voz, lo que ha producido, con algunos miembros de la jerarquía, roces.
Pero no ha sido hasta hace unos días que su presidenta, la hermana franciscana Pat Farrel, en una entrevista al National Catholic Reporter ha comunicado lo que sienten y piensan estas religiosas. Lo ha hecho después de tres días de reunión porque querían responder con una sola voz y tras un periodo de reflexión, oración y discernimiento.
Declaró que, hasta ahora, las conversaciones habían sido privadas y con el obispo Blaire, por lo que no van a dar su opinión definitiva sobre el tema, hasta que no hablen en el Vaticano con la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, que originó el escrito. Consideran que tienen una mala interpretación sobre la LCRW y las religiosas que la forman y pretenden cambiarla. Tienen el propósito de acudir a Roma para continuar con la conversación que tuvieron el 18 de abril pues entonces no pudieron manifestar su opinión al tener que consultar a sus bases, pensar y rezar.
Critican que el documento tiene una faceta escandalosa, en cuanto que puede dar a entender que sus religiosas no son fieles, ni están en comunión con la Iglesia, algo que ellas no contemplan pero tampoco lo hacen la mayoría de los católicos USA. Hacer preguntas no es ser infiel. A las cuestiones que se hace la gente hay que responder mediante el diálogo, algo que, a su entender, no se está haciendo.
A la cuestión de si están conformes con presentar sus programas a 3 obispos, contestan que no les parece el ideal porque supone un control que es ajeno a su sociedad. Esperarán a ver la forma del funcionamiento y si a lo largo del procedimiento pueden mantener su integridad, antes de tomar ningún camino. El hecho de convertirse en una asociación no canónica es una posibilidad, pero todavía no están en condiciones de decidir.
Afirman que sus religiosas están dolidas y consternadas y a los laicos que las defienden, les piden que establezcan el dialogo con sus iglesias locales. El documento habla de la renovación de la LCRW y ellas creen que el dialogo que proponen entre obispos y laicos pueda renovar a la iglesia americana.
Personalmente espero que lleguen ambas partes a un entendimiento. Nunca son buenos los frentes abiertos de puertas adentro pero menos en un momento de desprestigio de la Iglesia. Las religiosas se quejan de que les achacan unas actuaciones que son las que el Vaticano II les pidió que hicieran. Con mucho sacrificio se quitaron los hábitos y se entregaron a los más pobres de la sociedad, tratando de resolver sus problemas.