Un pleito inédito

Un ciudadano de Georgia acudió a una mujer de California, Melissa Cook de 47 años, con la que firmó un acuerdo por el que le abonaba 33.000 dólares para que hiciera de vientre de alquiler de unos embriones fecundados con su esperma y el óvulo de una donante de 20 años. Por si algún embrión no llegaba a término le implantaron tres y todos se desarrollaron.

El padre pidió que abortara un feto a lo que ella se negó. “Son seres humanos estoy atada a ellos, no es justo” dijo en una entrevista al New York Post. Pero en el contrato la portadora se compromete a cumplir todas las intenciones de los padres intencionales.

La mujer ha recurrido al tribunal constitucional con un escrito por el que sus abogados defienden que el contrato con el padre y la ley sobre el útero en alquiler violan los derechos de las mujeres. Como respuesta el padre le amenazó con arruinarla económicamente pues en los EE.UU, los costos médicos de un embarazo de trillizos a una mujer de 47 años pueden ser astronómicos. Además le exigía la devolución de todos los pagos. Melissa le respondió al hombre, al que nunca conoció, que si quería sólo dos hijos ¿Por qué pidió al médico que le implantaran tres?

Melissa ha pasado al ataque y ha contratado a un famoso abogado Harold Cassidy que en 1986 se encargó del famoso caso de un bebé en el que la madre de alquiler, Mary Beth Whotehead, se negó a entregar el niño a los padres intencionales señor y señora Stern. El tribunal de Nueva Jersey declaró el contrato inválido y a María la madre legal del niño,mediante una sentencia "La idea de que un hombre puede hacer una madre a abortar a uno de los niños en su vientre y amenazar demandas cuando ella se niega es un acto de crueldad hacia la mujer y al bebé."

Jennifer Lahl, presidente del Centro de Bioéteica y Cultura considera que éste “Es un caso clave pues las mujeres en los Estados Unidos han sido intimidadas y explotadas por la industria para la subrogación que utiliza a los pobres con fines de lucro. Y ahora ha ido demasiado lejos al tratar de obligar a las mujeres a abortar fetos sanos solamente por un beneficio económico. Los estadounidenses pronto entenderán por qué Canadá y muchos países de Europa, Asia y África han prohibido la cuota de alquiler de vientres. Las mujeres se transforman en yeguas sin rostro y los niños en productos. Esto tiene que parar".

Este caso llega en un momento en que el Gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, tiene previsto abrir las puertas a la subrogación por la presión de los movimientos LGBT. Para ello ka creado el Grupo de Trabajo sobre la Vida y la Ley que podría levantar la prohibición que fue decidida en 1993.
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