Carta pastoral ante el comienzo del Jubileo 2025 La fraternidad, faro de esperanza
"¡Qué faro de esperanza no seríamos si todo el mundo nos viera actuar con respeto, atención y empatía hacia los otros, si nuestra Iglesia fuera la casa que consuela y guarece a cada ser humano, miembros todos de la gran familia humana, para ofrecerle las riquezas del mensaje de Jesús de Nazaret!"
"Es el momento de afinar nuestros oídos y abrir nuestros corazones"
Estimados y estimadas. Hoy iniciamos el Año Jubilar como pueblo santo que peregrina en Tarragona, unidos al Santo Padre y a miles de cristianos de las varias Iglesias diocesanas.
El propósito del Jubileo es interpelar a los cristianos a fin de escuchar y afrontar todas las situaciones desde la perspectiva de «la esperanza que no defrauda» (Rm 5,5), llamados a ofrecer una luz nueva y atrayente. Este Jubileo nos puede ayudar a recordar que la irrupción del Reino de Dios no es posible sin misericordia y perdón, sin escucha y acogida, sin renovación de las relaciones entre las personas y las comunidades. Entramos en un tiempo de gracia, dejando atrás diferencias, disputas y rifirrafes, corriendo a abrazarnos como hermanos y hermanas que comparten un solo corazón y una sola alma en los sentimientos de Cristo.
¡Qué faro de esperanza no seríamos si todo el mundo nos viera actuar con respeto, atención y empatía hacia los otros, si nuestra Iglesia fuera la casa que consuela y guarece a cada ser humano, miembros todos de la gran familia humana, para ofrecerle las riquezas del mensaje de Jesús de Nazaret!
También yo quiero pediros, y pedirme, que hoy y aquí, esto es, en nuestra estimada archidiócesis de Tarragona, aprendamos a crecer y a profundizar el misterio de comunión trinitaria que nos convoca como pueblo santo de Dios y que nos hace transformarnos en hogar de fraternidad.
¿Qué sentido tendría en este mundo nuestro, a veces invadido por el desaliento de la deshumanización y de los conflictos armados, presentarnos también nosotros, los cristianos, divididos y enfrentados? ¿No os parece que nuestra aportación más genuina tiene que ser ofrecer un testimonio de fraternidad que manifieste la fuerza del Evangelio y erradique todo aquello que no es amor ni unidad? Recordemos las palabras de Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13,35). ¿Nos lo creemos, esto?
Esta es la luz que me gustaría compartir con todos vosotros, en la exhortación pastoral La fraternidad, faro de esperanza que hoy hago pública, deseoso que llegue a los rincones más recónditos de nuestros corazones y de nuestras comunidades, para dejarlo todo muy iluminado y resplandeciente. Es el momento de afinar nuestros oídos y abrir nuestros corazones. Por eso, buscaremos las chispas de esta buena nueva de fraternidad, centrándonos primero en los testimonios bíblicos y haciendo después un recorrido por la historia eclesial, tratando de escuchar y aprender de tantos hermanos que han querido hollar el mismo camino de Dios. Esto nos ayudará a redefinir nuestra identidad y nuestra misión como hermanos y hermanas en Cristo, portadores de la esperanza que no defrauda.
Con estos sentimientos, ¡os deseo que tengáis un muy buen Año Jubilar 2025!
Vuestro,
† Joan Planellas Barnosell
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado
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