Centenario de la ordenación presbiteral del sacerdote valenciano Don Vicent Garrido Pastor, "un padre que creyó en las mujeres y además, laicas"
"Este sábado 12 de junio conmemoramos el centenario de la ordenación presbiteral del sacerdote valenciano D. Vicent Garrido Pastor"
"El objetivo de D. Vicent Garrido fue proponer a todo el Pueblo de Dios el ideal de una auténtica vida cristiana. Y para conseguir eso necesitaba un medio"
"Fundó el Instituto Secular Obreras de la Cruz, un grupo de mujeres que en medio del mundo y bien preparadas intelectualmente, lo ayudaran a hacer realidad el apostolado en el mundo obrero"
"En 2016, el papa Francisco reconoció las 'virtudes heroicas' del fundador de las Obreras de la Cruz (Levante, 14 de junio de 2016), por la cual cosa fue declarado 'Venerable'"
"Fue un sacerdote discreto, sencillo y humilde, prudente, lleno de bondad y de trato amable. Un padre para las Obreras, en las cuales él creyó y confió, en un tiempo donde la Iglesia no confiaba ningún papel importante a las mujeres y menos aún si eran laicas"
"Fundó el Instituto Secular Obreras de la Cruz, un grupo de mujeres que en medio del mundo y bien preparadas intelectualmente, lo ayudaran a hacer realidad el apostolado en el mundo obrero"
"En 2016, el papa Francisco reconoció las 'virtudes heroicas' del fundador de las Obreras de la Cruz (Levante, 14 de junio de 2016), por la cual cosa fue declarado 'Venerable'"
"Fue un sacerdote discreto, sencillo y humilde, prudente, lleno de bondad y de trato amable. Un padre para las Obreras, en las cuales él creyó y confió, en un tiempo donde la Iglesia no confiaba ningún papel importante a las mujeres y menos aún si eran laicas"
"Fue un sacerdote discreto, sencillo y humilde, prudente, lleno de bondad y de trato amable. Un padre para las Obreras, en las cuales él creyó y confió, en un tiempo donde la Iglesia no confiaba ningún papel importante a las mujeres y menos aún si eran laicas"
Este sábado 12 de junio conmemoramos el centenario de la ordenación presbiteral del sacerdote valenciano D. Vicent Garrido Pastor, que ha sido definido por el canónigo de la catedral de València D. Miguel Payà, como “un maestro espiritual y un presbítero diocesano que ocupó un lugar de primer orden en la vida de la Iglesia particular de València, en toda la parte central del siglo XX ”.
La actividad apostólica de D. Vicent Garrido fue muy extensa: coadjutor, maestro espiritual de los jóvenes universitarios, consiliario fundador de la Juventud Femenina Valenciana de Acción Católica, formador de seminaristas, profesor de filosofía y de teología moral, impulsor de asociaciones de sacerdotes, agente del movimiento litúrgico, promotor del laicado (de una manera especial de las mujeres), evangelizador de los alejados, profesores del Instituto San Vicent Ferrer de València, apóstol de las clases más humildes y fundador del Instituto Secular, Obreras de la Cruz. D. Vicent Garrido fue sobre todo, como lo definió D. Miguel Payà, “un gran maestro de vida espiritual”.
D. Vicent Garrido, que nació en Benaguasil el 12 de noviembre de1896, era el más pequeño de los siete hijos que tuvieron Isidor Garrido y Empar Pastor. A los 13 años el joven Vicent Garrido ingresó en el Seminario de València. Doctor en Sagrada Escritura, fue ordenado presbítero por el cardenal Reig en la catedral de València el 12 de junio de 1921, hoy hace 100 años. D. Vicent Garrido fue coadjutor de las parroquias de Benimassot y de Albaida y en 1922 fue nombrado superior del Colegio Mayor “Beato Juan de Ribera” de Burjassot.
El 13 de junio de 1934 se constituyó en València la llamada “Sociedad Amor Cristiano” (SAC), embrión de lo que unos años después sería el Instituto Secular, Obreras de la Cruz.
Con esta obra (una forma de vida consagrada en el mundo, aprobada en 1940 por el arzobispo de València con el nombre de “Pía Unión Sociedad Amor Cristiano”), D. Vicent Garrido se avanzó a la “Provida Mater Ecclesia” de Pío XII. Esta Pía Unión creada per D. Vicent Garrido, fue aprobada como Instituto Secular Obreras de la Cruz, de derecho diocesano, el 21 de octubre de1964, y posteriormente, el 12 de junio de 1971, (hoy hace 50 años), la Sagrada Congregación para Religiosos e Institutos Seculares lo declaró de Derecho Pontificio, otorgándole el “Decretum Laudis”.
Influenciado por las santas Teresa de Jesús y Teresa de Lisieux y por lso santos, Juan de Ávila y Juan de la Cruz, la espiritualidad de D. Vicent Garrido estuvo marcada también por los aires renovadores del movimiento litúrgico que habían surgido en las abadías benedictinas europeas. Por eso la espiritualidad de D. Vicent Garrido, como no podía ser de otra manera, fue eminentemente cristocéntrica.
D. Vicent Garrido, como dice el sacerdote valenciano Miguel Payà, fue “un hombre silencioso, siempre dispuesto a escuchar, fino observador de la realidad”. Todo su pensamiento espiritual nacía de una convicción fundamental: todos estamos llamados a la santidad en virtud del bautismo. Y por eso su preocupación fue la descristianitzación de las clases más humildes.
El objetivode D. Vicent Garrido fueproponer a todo el Pueblo de Dios el ideal de una auténtica vida cristiana. Y para conseguir eso necesitaba un medio. De aquí la fundación del Instituto Secular Obreras de la Cruz, un grupo de mujeres que en medio del mundo y bien preparadas intelectualmente, lo ayudaran a hacer realidad el apostolado en el mundo obrero.
Con las primeras Obreras, D. Vicent Garrido ofrecía a la Iglesia su obra, para afrontar los nuevos desafíos de la sociedad y así ensanchar el Reino de Dios. Por eso la misión evangelizadora que las Obreras de la Cruz llevarían a término, se concretaba en la dignificación del trabajo, la promoción cultural, el campo de la sanidad y la promoción de la mujer.
En la espiritualidad de D. Vicent, y por lo tanto de las Obreras, hay, como ha dicho D. Miguel Payà, tres núcleos esenciales: en primer lugar vivir con Cristo, en segundo lugar, identificarse con su Cruz, y finalmente, la ejemplaridad de María como modelo del cristiano.
D. Vicent quiso que la obra que fundó, presente en el seno de la Iglesia y en el mundo, tuviese cuatro connotaciones principales, como destaca D. Miguel Payà: fidelidad a la Iglesia, trabajar como Iglesia, ayudar a construir la Iglesia y finalmente, participar en la misión de la Iglesia. De esta manera las Obreras de la Cruz serían en medio de la sociedad, como la levadura que ayuda a hacer que crezca la masa.
"En medio de la descreencia del mundo obrero, en los jóvenes y en las mujeres y en un tiempo convulso, D. Vicent enfocó su actividad pastoral a llevar a Cristo a aquellos que lo desconocen"
Como ha dicho la Obrera de la Cruz, Carmen Costa Ciscar, Vice-postuladora de la causa de canonización de D. Vicent Garrido, este presbítero valenciano trabajó siempre “sin miedo al riesgo y en actitud permanente “de salida a las periferias” (como hoy nos pide el papa Francisco), “donde en aquel momento era necesario testimoniar y anunciar a Cristo”. Por eso, como dice Carmen Costa, “de su siembra apostólica germinó una nueva forma de vida apostólica, que la Iglesia definió después como secularidad consagrada”.
La vida de D. Vicent Garrido no fue fácil, ya que durante la Guerra Civil fue encarcelado y después de ser puesto en libertad se tuvo que esconder en casa de sus padres, desde donde salió escondido en un carro cargado de paja, instalándose en València, en un piso de la calle Lluís Vives. Y fue en la clandestinidad, donde D. Vicent ejerció su ministerio, celebrando la Eucaristía y confesando y también, ayudado por las futuras Obreras, recogiendo ropa para los encarcelados.
Posteriormente D. Vicent Garrido fue profesor del Seminario de València y canónigo penitenciario de la catedral. D. Vicent Garrido murió en Montcada el 16 de abril de 1975 y el 2016, el papa Francisco reconoció las “virtudes heroicas” del fundador de las Obreras de la Cruz (Levante, 14 de junio de 2016), por la cual cosa fue declarado “Venerable”.
D. Vicent Garrido fue un sacerdote discreto, sencillo y humilde, prudente, lleno de bondad y de trato amable, que vivió con pasión su amor a Cristo. A la vez, fue un padre para las Obreras, en las cuales él creyó y confió, en un tiempo donde la Iglesia no confiaba ningún papel importante a las mujeres y menos aún si eran laicas.
Él mismo escribía: “Quise sembrar, poniendo muy hondamente en las almas, la semilla de Dios. Mi pensamiento fue trabajar, hacer Evangelio”. Ese es el testamento espiritual de D. Vicent Garrido, que las Obreras hacen realidad con su vida. Y es que la espiritualidad de D. Vicent, como ha dicho Carmen Costa, “la imprimió en su Instituto, con la única finalidad de transformar el mundo a través de la transformación de la persona, sabiendo que Dios sacia el corazón humano y da sentido a nuestra vida”.
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