Primera carta pastoral del obispo de los pobres, nacido en Balsareny Una Iglesia de la Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginación social
"Este es el título de la primera carta pastoral del obispo Pere Casaldàliga, un texto que el profeta de los pobres escribió con motivo de su ordenación episcopal, el 23 de octubre de 1.971, hoy hace 50 años"
"El obispo, nacido en Balsareny, denunciaba las injusticias que sufrían los 'posseiros', los indios y los peones, causadas por las grandes empresas que estaban ocupando y explotando la región"
"Sensible a los problemas de los pueblos perseguidos y represaliados, Casaldàliga decía: 'Soy catalán y eso puede significar también una cierta experiencia de minoría vivida en carne propia'"
"Su palabra fue siempre directa y profética, lúcida, valiente y clara y por eso el obispo de los pobres es, todavía hoy, un referente en la lucha por la tierra y una voz a favor de los pueblos indígenas de la Amazonia"
"Ojalá el obispo Casaldàliga, testigo de la verdad y de la justicia, sea imitado por nuestros obispos"
"Sensible a los problemas de los pueblos perseguidos y represaliados, Casaldàliga decía: 'Soy catalán y eso puede significar también una cierta experiencia de minoría vivida en carne propia'"
"Su palabra fue siempre directa y profética, lúcida, valiente y clara y por eso el obispo de los pobres es, todavía hoy, un referente en la lucha por la tierra y una voz a favor de los pueblos indígenas de la Amazonia"
"Ojalá el obispo Casaldàliga, testigo de la verdad y de la justicia, sea imitado por nuestros obispos"
"Ojalá el obispo Casaldàliga, testigo de la verdad y de la justicia, sea imitado por nuestros obispos"
Este es el título de la primera carta pastoral del obispo Pere Casaldàliga, un texto que el profeta de los pobres escribió con motivo de su ordenación episcopal, el 23 de octubre de 1.971, hoy hace 50 años. Ese mismo día se distribuyó esta pastoral, donde Casaldàliga daba a conocer el momento que vivía la Prelatura, su situación geográfica, económica y social y donde el obispo, nacido en Balsareny, denunciaba las injusticias que sufrían los “posseiros”, los indios y los peones, causadas por las grandes empresas que estaban ocupando y explotando la región.
Firmada el 10 de octubre de 1.971 y distribuida el 23, día de la ordenación episcopal de Casaldàliga, primer obispo de la Iglesia de Sao Félix, este texto fue publicado sin pie de imprenta ni editorial, debido a la represión de la dictadura militar del Brasil y a las represalias que podría desencadenar la publicación de esta pastoral.
Testigo creyente y creíble, y obispo que vivió con los pobres y como ellos,Casadàliga, (consagrado por los obispos Fernando Gómes, de Goiâna, Tomás Balduino de Goiás y Juvenal Roira de Rubiataba), se enfrentó a los terratenientes y se hizo solidario de la gente humilde del Mato Grosso. El obispo Pere se comprometió con la defensa de la justicia, consciente, como decía en su carta pastoral, que “el Vaticano II, Medellín, el Sínodo de 1.971 y el Evangelio (antes y siempre), no solo coinciden, sino que también exigen esta acción abiertamente comprometida”.
En su primera carta pastoral, el obispo Casaldàliga decía que “después de tres años de misión en este norte del Mato Grosso, tratando de descubrir los signos del tiempo y del lugar, con otros presbíteros, religiosos y laicos, en la palabra, en el silencio, en el dolor y en la vida del pueblo”. Por eso, con motivo de su ordenación episcopal, el obispo Pere sintió “la necesidad y el deber de compartir públicamente, a nivel nacional y en términos de consciencia pública, un descubrimiento angustioso y urgente”.
Casaldàliga, haciéndose pequeño, se hizo cargo de los pequeños y de los últimos. El obispo Pere soñaba una Iglesia más sencilla, más humilde y más fraterna, signo de comunión y de esperanza y por eso, con su vida hizo realidad una manera nueva de sentirse y de entender la Iglesia.
Enterrado sencillamente el 12 de agosto del año pasado en el cementerio de los indios karajá, al lado de un gran árbol y junto al rio Araguaia, el obispo Pere es también hoy una voz comprometida con la lucha por la justicia y a favor de los pobres. Y es que Pere Casaldàliga fue un obispo de combate, cercano a los más desfavorecidos y testigo de esperanza.
La pastoral del obispo Casaldàliga, de 45 páginas, iba seguida de otras 75 páginas más de documentos, donde las víctimas de la dictadura brasileña narraban los hechos que habían vivido, como amenazas, torturas o chantajes. Como dijo años más tarde Casaldàliga, con esta pastoral, el obispo Pere había firmado su propia sentencia de muerte. De hecho fue perseguido y diversas veces tuvo que esconderse porque iban a por él.
La carta pastoral, estructurada en ocho capítulos, presentaba la situación geográfica de la Prelatura, la panorámica socio-pastoral, el flagelo del latifundio en las diversas partes de la Prelatura, la problemática de los “posseiros”, de los indios y de los peones, la política social, con una dura denuncia a la adulación a los poderosos y la actuación de las comunidades cristianas.
Sensible a los problemas de los pueblos perseguidos y represaliados, Casaldàliga decía: “Soy catalán y eso puede significar también una cierta experiencia de minoría vivida en carne propia”. Por eso supo entender tan bien a los últimos, a los desheredados y abandonados, que el poder marginaba e ignoraba.
Enemigo de las injusticias, el estandarte del obispo Pere fue la defensa de los derechos de los indígenas y la denuncia valiente que hizo de la especulación que el gobierno brasileño perpetraba en la selva amazónica.
La palabra del obispo Pere Casaldàliga fue siempre directa y profética, lúcida, valiente y clara y por eso el obispo de los pobres es, todavía hoy (o más si cabe hoy), un referente en la lucha por la tierra y una voz a favor de los pueblos indígenas de la Amazonia, esclavizados por el poder tiránico.
Las palabras de Pere Casaldàliga, como ha dicho el exdiputado catalán en el Parlament y periodista, David Fernàndez, eran las de una “utopía fértil” por su compromiso con los más pobres del Mato Grosso.
Por otra parte, encuentro muy acertado lo que escribió (Regió 7, 30 de junio de 2.021) Enric Badia, cuando decía que el obispo Pere Casaldàliga “descalzo, pudo escribir utopías en una tierra que le era nueva, Sao Félix do Araguaia, la población donde alzó su humil nueva casa episcopal de puertas siempre abiertas”, un lugar que “era el punto de partida de caminos utópicos, de sus causas y sus luchas, de su estrecha interpretación evangélica y de la amada teología de la liberación”. Por eso, Pere Casaldàliga, como decía Enric Badia, “el obispo con sombrero de paja, es hoy un personaje indiscutible en la historia de la segunda mitad del siglo XX”.
El obispo Pere, siempre fiel al Evangelio, vivió animando a la gente a construir el Reino y buscando seguidores “para caminar hacia sus utopías, hacia las utopías compartidas, hacia horizontes que podrían ser para todos, y que como mínimo lo eran para los que menos tenían”.
Poeta de la esperanza y de la liberación, el obispo Pere, el obispo de los sin tierra, “acogía a cada persona, con una ternura maravillosa, sus problemas y sus deseos”, como ha dicho Maritxu Ayuso. El contacto con Casaldàliga hizo que Ayuso descubriese en él, “un Pere dado a los demás, a los más empobrecidos de la tierra y a Dios”.
José Ignacio González Faus: "el obispo Pere Casaldàliga ha sido “el Juan de la Cruz de América Latina, ya que unió dos aspectos importantes de la Biblia: la profecía y la poesía"
Como ha dicho el jesuita valenciano José Ignacio González Faus, el obispo Pere Casaldàliga ha sido “el Juan de la Cruz de América Latina”, ya que “unió dos aspectos importantes de la Biblia: la profecía y la poesía” y por eso se convirtió en el profeta de los pobres y en poeta de la liberación.
El hecho de vivir como Jesús de Nazaret, hizo de Pere Casaldàliga un hombre “pobre, libre y profeta”, como ha dicho Benjamín Forcano.
Ojalá el obispo Casaldàliga, testigo de la verdad y de la justicia, sea imitado por nuestros obispos, ya que su ejemplo y su vida mostraban que era un discípulo sencillo y audaz de Jesús de Nazaret.
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