Las palabras del nuevo obispo de Solsona, el ilicitano Francesc Conesa Francesc Conesa: "Un buen obispo se encarna en la tierra donde va"
Acogido con recelo por los sectores más progresistas del obispado, en los tres meses que lleva en Solsona, Francesc Conesa se ha ganado la confianza y el cariño de los que lo recibieron con suspicacias
"Al igual que Tarancón, el obispo de Solsona dice: 'Creo que la Iglesia ha de encarnarse en un territorio, en la cultura de un pueblo, y añade, 'la Iglesia ha de asumir esta cultura para anunciar el Evangelio'"
"Las palabras del obispo de Solsona son una buena lección para aquellos miembros de la jerarquía valenciana que viven en una burbuja"
"Pero es evidente que los obispos y la mayoría de los presbíteros valencianos, sin hacer caso de lo que nos dice el papa, continúan despreciando la lengua y la cultura del País Valenciano"
"Las palabras del obispo de Solsona son una buena lección para aquellos miembros de la jerarquía valenciana que viven en una burbuja"
"Pero es evidente que los obispos y la mayoría de los presbíteros valencianos, sin hacer caso de lo que nos dice el papa, continúan despreciando la lengua y la cultura del País Valenciano"
Estas fueron las palabras del nuevo obispo de Solsona, el ilicitano, Francesc Conesa, (Catalunya Religió, 8 de junio de 2022), tres meses después de su entrada en esta diócesis, un obispado con más de 400 años de historia.
Obispo de Menorca durante cinco años, el papa Francisco nombró al valenciano Francesc Conesa obispo de Solsona, el pasado 3 de enero.
En esta interesante entrevista, Francesc Conesa hablaba de Solsona, “un obispado pequeño pero diverso”, y de su deseo de hacer realidad (asumiendo las propuestas de los grupos que han reflexionado sobre el Sínodo) una Iglesia “más acogedora, más abierta, más comprensiva, abierta a todas las realidades de nuestra sociedad, no encerrada en ella misma”. El obispo Francesc decía también que “desde el Vaticano II se ha avanzado mucho, pero quedan muchas cosas para hacer”.
En un primer momento, su nombramiento como nuevo obispo de Solsona, fue acogido con recelo por los sectores más progresistas del obispado. Pero en los tres meses que lleva en Solsona, Francesc Conesa se ha ganado la confianza y el cariño de los que lo recibieron con suspicacias, ya que fue calificado de conservador. Hombre cercano, sencillo y dialogante, el obispo Conesa apuesta de una manera firma por el laicado en las comunidades cristianas, además de remarcar que “la misión de la Iglesia es promover el diálogo y la reconciliación”.
Pero lo que me gustaría subrayar de la entrevista al valenciano Francesc Conesa, es cuando el obispo de Solsona dice: “Creo que la Iglesia ha de encarnarse en un territorio, en la cultura de un pueblo”. Es lo mismo que hizo el obispo Vicent Enrique i Tarancon cuando llegó a Solsona en 1946. El obispo Francesc Conesa, con muy buen criterio y sentido común, añadía aun: “La Iglesia ha de asumir esta cultura para anunciar el Evangelio”, que, desgraciadamente es lo contrario de lo que hacen los obispos valencianos y la mayoría de los presbíteros del País Valenciano.
El valenciano, y nuevo obispo de Solsona, decía también: “Es importante que la Iglesia y el obispo conozcan la cultura del pueblo donde está. Cuando he estado en Menorca, he intentado ser un menorquín más. Eso es fundamental para poder anunciar a Jesucristo”. En esta entrevista, el obispo decía también: “Los obispos hemos de hacerlo, encarnar el Evangelio en la cultura. Jesucristo se hizo hombre, se inculturó”. Y por eso añadía aun: “Creo que la Iglesia de Catalunya está encarnada en este pueblo”.
¿Y la Iglesia del País Valenciano? Evidentemente, no. Los obispos valencianos, con la excepción del obispo de Tortosa, continúan despreciando, marginando y excluyendo la lengua de San Vicent Ferrer de la liturgia, la catequesis y los estudios en los seminarios. Son obispos que ni conocen nuestra cultura, ni tienen ninguna sensibilidad por el valenciano, ni hacen posible la encarnación de nuestra Iglesia en la cultura de nuestro pueblo. Son obispos castellanistas y castellanizadores, que a diferencia del obispo de Solsona (y también de los obispos valencianos de Tortosa, Lleida y Sant Feliu), ni conocen la cultura del pueblo que los acoge, ni encarnan el Evangelio en nuestra cultura, ni tampoco se han hecho valencianos con los valencianos, como sí que ha hecho el obispo Francesc Conesa que se hizo menorquín en Menorca y ahora se ha hecho catalán en Solsona.
Las palabras del obispo de Solsona son una buena lección para aquellos miembros de la jerarquía valenciana que viven en una burbuja, ajenos a la lengua y a la cultura de los valencianos, que desprecian y marginan. Por eso, los obispos y los presbíteros valencianos habrían de tener muy en cuenta lo que nos dice el papa Francisco: “No hay diálogo con el otro sin identidad personal, de la misma manera que no hay apertura entre pueblos, si no es desde el amor a la tierra, al pueblo, a los propios rasgos culturales. Solo es posible acoger al diferente, si estoy enraizado en mi pueblo, con su cultura” (Fratelli tutti nº 143).
El clero valenciano también habría de hacer caso de las palabras que el papa Francisco dirigió a los participantes del congreso de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, en agosto del año pasado. El papa les decía: “Entrad con respeto en sus culturas, sus tradiciones, tratando de llevar adelante la misión de inculturar la fe y de evangelizar la cultura” (Religión Digital, 13 de agosto de 2021).
Pero es evidente que los obispos y la mayoría de los presbíteros valencianos, sin hacer caso de lo que nos dice el papa, continúan despreciando la lengua y la cultura del País Valenciano.
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