Dieciséis obispos asesinados en España en la Edad contemporánea.
Don Ángel David Martín Rubio, joven sacerdote extremeño de prolífica pluma y vastos conocimientos nos lo recuerda en Religión en Libertad con un artículo de notable interés que excede en sus consideraciones la peripecia vital del prelado cauriense Don Juan Álvarez de Castro.
Creo recordar que yo también desde esta torre traté de su figura y no voy a insistir en ello. Aunque llevo escrito tanto que uno ya no recuerda lo que publicó aquí o en otros lugares. De esos diecisésis obispos quince, entre ellos Álvarez de Castro, merecen en calificativo de mártires pues fueron asesinados por odio a la religión.
Tres de ellos fueron asesinados en el siglo XIX y trece en el veinte. Inaugura la lista el prelado de Coria asesinado por los franceses en 1809. Le sigue el obispo de Vich, Raimundo Strauch, a quien mataron los liberales en el Trienio. Ya en la Restauración será asesinado el primer obispo de Madrid, Martínez Izquierdo, por un sacerdote loco a las puertas de su catedral. Creo que es el único caso en el que la muerte no cabe calificarla de martirio.
En el primer tercio del siglo XX morirá en un atentado anarquista el cardenal Soldevila, arzobispo de Zaragoza. Y apenas inaugurado el segundo tercio de ese siglo, serán asesinados nada menos que doce obispos en aquel baño de sangre que sufrió la Iglesia entre 1936 y 1939. Y por el que todavía nos dicen los herederos ideológicos de los asesinos que tenemos que pedir perdón.
Vaya pues desde esta torre mi homenaje a un buen obispo vilmente asesinado por una soldadesca que odiaba a Dios y a sus ministros.
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