Lo de Pagola debe estar muy mal y, además, no salen las cuentas.

Tomo las informaciones de fuentes favorables a Pagola. Pues ni por esas. Todo hace suponer que lo lleva crudísimo.

Hasta hace muy poco lo que se vendía era que un obispo despistado había metido la pata criticando un libro que era poco menos que la Suma Teológica del siglo XXI. Con la estrategia de siempre. Tú dilo que siempre habrá bobos que se lo creerán. Se callaban cual eso que al obispo le respaldaban teólogos de nota. Y si no quedaba más remedio que decirlo se les tachaba de ultraconservadores. Y silencio absoluto sobre que uno de ellos era nada menos que el secretario de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe.

Pues lo del obispo solo y despistado se les ha venido abajo. El que estaba más solo que la una era Pagola. Y de ahí que su obispo corriera a dar el nihil obstat a la versión corregida de la obra. A ver si con eso se paraba la cosa.

Pues no se paró. Los obispos no picaron y aprobaron una nota contra Pagola que se hará pública en el momento "oportuno". ¿No estaba tan solo Don Demetrio?

Además sabemos como se aprobó la nota. Por goleada. Un voto a favor de Pagola, tres abstenciones y diecisiete votos en contra. Caray con la soledad de Don Demetrio.

Ahora se nos dice que los pesos pesados de la Conferencia Episcopal, nada menos que Rouco, Cañizares, García-Gasco y Blázques eran contrarios a la nota. Pues deberían ser contrarios pero muy poquito. Contrario contrario, es decir a favor de Pagola, sólo uno. Y tres bastante contrarios, pero en contra de Pagola. Porque ya me dirán ustedes el favor que le hacen a alguien que van a condenar, a censurar, a puntualizar o a lo que les dé la gana a ustedes el que se abstiene. Ese le deja tan vendido como el que vota a favor de la condena. El que quiera salvarle tiene que votar en contra de la misma.

Pero es que además el voto en contra de la nota, o en favor de Pagola, no es de ninguno de esos cuatro. Apuesto doble contra sencillo que hay que ir a buscarlo a la Alcarria. Que para eso el votante es íntimo amigo de Setién y, por tanto de Pagola.

Y hasta me permito dudar que las abstenciones vengan de quien nos dicen. Porque pegarían más si fueran de cualquiera de los Julianes, o de los dos, de Nostach o de Vilaplana. Y ya lo que no se cree nadie es que Martínez Camino encabece nada contra la expresa voluntad de su cardenal. Menuda sublevación. Y bueno es el cardenal para consentirla.

Como lo que parece que lo que se busca siempre es mostrar una cabeza de turco para someterla al linchamiento general ahora se echa a las fieras al secretario de la Conferencia que la ha emprendido con el pobre Pagola. Y que debe tener tal poder de convicción que pese a ser uno de los obispos más recientes ninguno se atreve a llevarle la contraria. Pues tampoco me lo creo.

Lo que cada vez queda más meridianamente claro es que el libro tenía cuestiones que no eran de recibo tal y como estaban. La mejor prueba de ello es que el autor se prestó a corregirlas. Si todo fuera la más pura ortodoxia no habría nada que corregir. ¿Cómo ha quedado el libro después de las correcciones? No tengo ni idea. Tal vez muy bien o tal vez no. A Uriarte le parece que ya está irreprochable y le ha dado el nihil obstat. Pero los gustos de ese obispo en algunas cosas son raritos. Y a lo mejor, más bien a lo peor, en esto también.

La nota, aprobada por tan abrumadora mayoría, no se refiere a la versión corregida. Que puede ser se merezca una segunda nota. Versa sobre la primera. Y los obispos creen que personas que pueden ser inducidas a error por el libro se merecen una clara exposición de la fe de la Iglesia.

¿Ha habido, además, una "orden" del Vaticano? Pues tal vez una orden, no pero algo parecido a esto: O lo corregís vosotros, que para eso estáis, o lo hacemos aquí. Y buenos quedaban los obispos si Roma desautoriza un libro que aquí corría sin el menor obstáculo.

Hasta el momento, mañana Dios dirá, creo que podemos afirmar todos que el libro de Pagola no expresaba claramente la fe de la Iglesia. Y ya no entro en más. No voy a decir que la negaba expresamente, la malinterpretaba, la silenciaba, lo que ustedes quieran. Eso se sabrá cuando hablen los obispos.

También que la soledad de Don Demetrio era algo así como la que puede experimentar alguien que vaya un domingo a misa de una y media a Santa María de Caná. Se ha demostrado que era absolutamente inexistente. Recuerdo haber leído en mi juventud una novela que se llamaba La soledad de Alcuneza. Y Alcuneza está por la Alcarria. ¿Me explico más? Eso sí que es soledad.

Pagola con todo esto puede salir más que tocado en su reputación teológica. Aunque también debo decir que la reputación de ese señor me trae sin cuidado. Él es quien tiene qui cuidar de ella. No yo.

Y que se preparen otros si como dicen, y yo creo que es cierto, los obispos más jóvenes de España se han decidido, por fin, a terminar con el cachondeo.

Por último concluyo expresando mi perplejidad a la indignación de algunos por que la Iglesia diga lo que es conforme con su doctrina y lo que no. Debería estar todo el mundo encantado empezando por el autor. Que supongo que lo que querrá es expresar la fe de la Iglesia. ¿O quiere otra cosa? En este caso debería decirlo.
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