Lo de Torres Queiruga se va aclarando. Y algunos deberían aprender.

Parece ya inconcuso que la Conferencia Episcopal está analizando las obras de Torres Queiruga. Lo es también que cuando se decide algo así es porque se piensa que algo rechina en esas obras. Lo único que no está prejuzgado es la conclusión del análisis. Los obispos podrán aprobar el borrador que se les ha enviado, rechazarlo o modificarlo. Y si lo modifican podrá ser endureciéndolo o suavizándolo.

Pues eso es lo que hay. Que en principio no es favorable al teólogo gallego.

Como he dicho ya miles de veces hoy nada puede ocultarse. Porque todo se termina sabiendo. Siempre hay algún conocedor del secreto que por despiste o intencionadamente termina descubriéndolo. Y quedan muy mal los que niegan la realidad. Porque eso se llama mentir.

Religión Digital ha descubierto el pastel. Y en mi opinión ha hecho muy bien. No está obligada a ninguna reserva. También me parece absurdo que se dediquen los molestos a la caza de la bruja que se fue de la lengua. Porque, en el dudoso caso de que dieran con ella, mañana estarían buscando ya a una nueva bruja.

Hagan todo a la luz del día y nos evitaremos estos números penosos. No pasa nada porque se anuncie que se están estudiando las obras de un autor. Siempre que las conclusiones no se eternicen. Nadie debe quedar bajo sospecha meses e incluso años. Y tampoco se debe permitir que haya quien durante años esté corrompiendo al pueblo de Dios con doctrinas que no son las de la Iglesia.

Creo que el mejor servicio que se le puede hacer a Torres Queiruga y a otros es que cuanto antes se declare la aceptabilidad de sus tesis o el rechazo de las mismas por ser contrarias a la fe de la Iglesia. O, en su caso, la correcciones que son necesarias para que su circulación no sea dañina. Una vez eso producido se ha terminado el problema. Bien porque se ha declarado que sus postulados no contienen error alguno, bien porque el autor corrija los puntos conflictivos o bien porque se empeñe en sostenerlos pero ya sabiendo todos que esa no es la doctrina católica.

Pues, a trabajar, señores obispos de la Comisión para la Doctrina de la Fe. Y a ver si concluye de una vez el culebrón Torres Queiruga. Y sabemos a que atenernos.
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