Un arzobispo que lo está haciendo muy bien.

No me cayó de entrada bien el arzobispo de Tarragona Don Jaime Pujol. Me pareció que llegaba con demasiado síndrome de Estocolmo y, precipitado como soy, así lo dije. Y, como no es hombre de grandes declaraciones y gestos, después me olvidé de él. Pero respecto a Cataluña tengo una confianza absoluta en un informador religioso de acerada pluma y vastos saberes que está haciendo una importantísima labor desde el impagable Germinans y él me ha hecho cambiar totalmente mi concepto sobre el primado de Cataluña.

Debido a Oriolt rectifiqué mis primeras equivocadas impresiones y de ello ya he dejado constancia en el Blog. Hoy veo otro artículo suyo que me confirma en mi rectificación y cuya lectura os recomiendo. En Cataluña ya apuntan muchos brotes verdes. Hace no mucho apenas se veían apuntar en Vich y en Solsona. Y en condiciones tan adversas que nadie daría nada por ellos. Después brotaron en Tarrasa donde cada día se ven más lozanos. Y parece que quieren eclosionar en Gerona. Me temo que si creí verlos en Lérida fue ilusión mía. El nuevo vicario general se encargará de que no brote nada. Tortosa sigue siendo un erial pero la tierra es buena y a nada que la trabajara el labrador de ese campo se vería apuntar la cosecha. Mucho peor el terreno en Sant Feliú donde tampoco apunta nada y las malas hierbas crecen por doquier. No veo al dueño de la viña desbrozando el campo pero tal vez esté en la masía preparando los aperos. De Urgel no tengo noticias. Y Barcelona está sembrada de sal.

En Tarragona ya se ve la primavera. Y al parecer con fuerza. Creo que es una magnífica noticia. En el desierto catalán, tantos años abandonado, se ve ya brotar la vida. Esperemos en Dios que pronto se convierta en un campo de flores. Tarragona las anuncia. Pues muy bien por su arzobispo. Y por su nuevo vicario general. A mí me sublevaba la presencia del anterior pero reconozco que la impaciencia no es buena consejera. Hay que dar tiempo a los nuevos obispos. En Cáceres, en Málaga, en Albacete, en Canarias... Habrá que dárselo al nuevo arzobispo de Sevilla cuando se haga cargo de la archidiócesis. Bien está lo que bien acaba. Y en Tarragona ha acabado. Pero que los obispos entiendan nuestras impaciencias. Con algunos de los que tienen y mantienen no se puede ir ni a cobrar el gordo de la lotería. Porque estás seguro de que no vuelves con él a casa. De ahí la enorme decepción de Lérida. Lamentable es estar en Guatemala pero pésimo pasar a Guatepeor. Y para el bobo que siempre suele aparecer decirle que este juego de palabras, tan usado, no desmerece en nada a la nación hermana de Hispanoamérica. Que ya me conozco el percal.

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