Algo hemos conseguido. Los mil de siempre ya son sólo setecientos.

José Manuel Vidal nos narra la clausura del Congreso de la Juan XXIII. Como sabe escribir le ha salido un hermoso artículo. Desde la simpatía. Que suma setecientos. Pues vale. ¿Quinientos? ¿Algunos menos?

Por fin nos hemos librado de la murga de los mil. Aunque ya nadie se la creyera. Eso hemos adelantado. La misa parece que corrió a cargo de los curas del MOCEOP. Una docena. Tampoco parece un número elevado. Con una fórmula de consagración que en mi opinión, la invalida. Otros más doctos podrán opinar. Me refiero a la fórmula porque bien sé que un cura casado puede consagrar válidamente. Aunque ilícitamente.

Como supongo que allí habría sacerdotes en ejercicio me he quedado sin saber si se negaron a participar en esa misa o si lo hicieron. José Manuel Vidal no nos aclara ese extremo. Aunque con la que está cayendo tal vez se asustaron. Puede ser que terminemos enterándonos.

Tampoco me pareció encontrar a sacerdotes en activo al frente de las ponencias. Aunque como no presté demasiada atención al programa no lo puedo asegurar.

Si el protagonismo "litúrgico" correspondió al MOCEOP, ya una supermarginalidad agonizante, es que todavía están bastante peor de lo que pensaba. Pero del artículo de Vidal no puedo extraer más conclusiones.
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