El gravísimo pecado de nepotismo del cardenal Rouco.

Cada vez que se habla del dcardenal Rouco alguien sale a reprocharle, como mancha indeleble de su ministerio episcopal, el nombramiento como obispo de Lugo de su sobrino Don Alfonso Carrasco Rouco. Creo que ya es hora de desmontar esa nadería a la que se quiere dar una trascendencia que no tiene.

La palabra nepotismo es sonora. Y en determinada época fue una lacra de la Iglesia. Papas, cardenales y obispos daban cargos eclesiales a parientes para asegurarles unas rentas, en ocasiones pingües, y un status social. Y no pocas veces a personas de escasa luces e incluso de moralidad dudosa. Ese es el nepotismo reprobable. Que llegue a canónigo, a obispo o a cardenal un pariente dechado de virtudes y de inteligencia superior no sólo no es malo sino que hasta parece lo obligado. Bendito nepotismo el que nos trajo a San Carlos Borromeo. Y a bastantes más.

Don Alfonso Carrasco Rouco, hijo de una hermana del cardenal de Madrid, era un sacerdote de conducta intachable y brillantes cualidades intelectuales. De no haber sido sobrino del cardenal de Madrid hubiera sido apuesta muy probable para su promoción al episcopado. ¿Se debería haber prescindido de él por tener a un tío arzobispo de Madrid? ¿Don Antonio Maura, uno de nuestros mejores gobernantes, no debería haber hecho carrera política por ser cuñado de Gamazo? ¿O Pidal por serlo de Mon?

Hasta el momento lo está haciendo muy bien en Lugo y allí están encantados con él. Pues si el cardenal favoreció su nombramiento no parece que haya sido un error. No se podría decir lo mismo de algún otro obispo cuya promoción se atribuye al arzobispo madrileño.

Estamos ante una minucia que los que no encontrando cosas de mayor entidad para criticar al cardenal se valen de ella creyendo haber descubierto un Mediterráneo que apenas es un charquito con escasísima agua. Creo que es una buenísimo aval para el cardenal Rouco el que sean esas chorradas las que se le encuentran como defectos. Y más teniendo en cuenta que no nombra él los obispos aunque no me cabe duda de que su opinión será muy considerada.
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