El regreso a casa de los anglicanos tradicionales.

Es una noticia muy importante y un hito en el pontificado de este Papa verdaderamente extraordinario. Los que se habían ido, vuelven. Con amor. Y con amor les recibe el Papa. Y todos los católicos. Verdaderamente hoy es un día para matar el ternero cebado en una gran fiesta.

Lo confirma además la irritación del progresismo. Si les indigna, y no hay más que leerles, es bueno.

Vuelven a la Iglesia. A la Iglesia católica. Al Papa, a la Virgen, a la Presencia Real... Seremos todos unos con peculiaridades legítimas que en nada afectarán a esa unidad esencial. Como lo somos con los uniatas, los coptos católicos, los caldeos o los malabares. O en España con los mozárabes. Y como espero y deseo que pronto lo seamos con los lefebvristas. Y hasta hay quien ve en este importantísimo paso la puerta para el regreso de la Iglesia ortodoxa.

Los pastores anglicanos que regresen serán ordenados como sacerdotes católicos. Al igual que los obispos aunque estos como sacerdotes. No habrá obispos casados. No sé si los sacerdotes casados existirán mientras viva el último de los hoy pastores que sean ordenados o si en el futuro seguirán ordenándose hombres casados. Como ocurre en la Iglesia católica oriental. Sea lo que se decida a mí me parecerá bien.

Posiblemente con los obispos anglicanos casados que se integren en la Iglesia católica aunque no se les ordene como obispos se tengan consideraciones particulares. Uso de la mitra como ocurre con los abades mitrados católicos que no son obispos, cargos de responsabilidad como vicarios generales, consultores...

Seguro que la "tradición" del divorcio, que está en el origen del cisma anglicano, no se va a respetar. No va a haber católicos que puedan divorciarse y otros que no.

Y muy posiblemente estemos ante el final del cisma anglicano. Porque el anglicanismo liberal agoniza. Lo que no me causa la menor pena.
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