La suerte está echada en Sevilla.

El cardenal Amigo ya ha presentado la renuncia de la archidiócesis sevillana. Estamos ante la prueba del nueve sobre la opinión de la Santa Sede acerca de su largo pontificado.

Siendo evidente que no median problemas de salud, si se le acepta inmediatamente, es decir, en un plazo menor de seis meses, se habrá dado la razón a todos los que han venido sosteniendo el pésimo gobierno del cardenal. Si se prolonga su permanencia dos años o más, como ocurrió con los cardenales García Gasco y Carles es que en Roma estaban encantados con el buen hacer de Fray Carlos y los desautorizados serían los que despotricaban contra él. Y situaciones intermedias pues mal o bien según se aproximaran a un extremo u otro.

Y también se confirmaría la tesis del coadjutor impuesto o del coadjutor pedido según ocurra una cosa o la otra. Es sólo cuestión de tiempo, poco o mucho, saber quien tenía razón
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