El libro de Pagola, cuyas ediciones y traducciones, se han paralizado, pone de relieve algo incomprensible. Que los libros que la Iglesia censura los editen y los vendan religiosos.
El que ahora nos ocupa lo editaron los marianistas en castellano y se ha suspendido la edición en catalán que habían hecho los claretianos. Y lo mismo podríamos decir del resto de los libros de dudosa doctrina y de los que incluso fueron censurados por la Iglesia.
¿A qué juegan? ¿Sólo vale el ganar dinero? Pues ya va siendo hora de que dejen de tomar el pelo al Papa y a los obispos. O que estos dejen de tomárnoslo a nosotros. ¿Como se entiende que los libros de doctrinas perniciosas, según el Papa o los obispos, los editen y los vendan los religiosos?
Ya es hora, por pura congruencia, de acabar con esta merienda de negros. En otro caso no les va a creer nadie.
Por último supongo que se va a repetir lo que ya tantas veces hemos visto. Ahora saldrán unos cuantos sedicentes teólogos solidarizándose con Pagola y criticando a la jerarquía. Y tampoco les pasará nada.
Tal vez hayan cogido algo de miedo. Lo vamos a ver enseguida. Según la solidaridad venga expresada con nombres y apellidos o si se nos dice que "cuarenta teólogos...". Sin que podamos saber si son cuarenta o cuatro ni quienes son.
Muy bien censurar el libro de Pagola si contenía doctrinas que no son las de la Iglesia. Pero eso no basta. Están también quienes los editan, los venden y los que se solidaricen con él.