Mstemos a nuestros dioses (13.7.2015)
A Dios nadie le ha visto. Pero los seres humanos fabricamos nuestras imágenes de la divinidad para domesticarla conforme a nuestros intereses.
Lo malo es que nos fabricamos falsos absolutos ante los cuales nos arrodillamos y nos hacemos esclavos. Pensemos por ejemplo en divinidades seculares como el dinero, apariencia social, poder, multiplicación inacabable de placeres. Y divinidades también religiosas: dioses que sin pausa expían por la cerradura, que apuntan todos nuestros deslices y tienen preparado un infierno con su equipo de especialidades en tortura para que con los sufrimientos reparemos su honor ofendido por nuestros pecados. Poco antes de morir José Mª Mardones, amigo entrañable por su humanidad y lúcido teólogo, escribió un libro con el sugerente título: "Matemos a nuestros dioses"
Tampoco los cristianos hemos visto a Dios. Pero según nuestra fe en la conducta histórica de Jesús de Nazaret, descubrimos a “Dios-con- nosotros”, acompañándonos y haciendo suya nuestra condición humana. No somos separables de Dios, pues como amor nos está dando vida y aliento; por eso Jesús lo llamó “Abba” que evoca el cariños, la solicitud la confianza total de un niño pequeño respecto a su padre y a su madre cuando son auténticos verdaderos. En cierta ocasión Jesús mismo dijo que el “Abba”, el Padre, es más bueno que los mejores padres y madres de este mundo ¿Acaso un buen padre o una buena madre pueden condenar a su hijo?
2. Jesús participó un sábado en la liturgia que celebraba su pueblo judío de Nazaret en la sinagoga, una lasa donde tenía lugar la celebración : se leía la Biblia, se comentaba la lectura, se hacían oraciones y se cantaba. Jesús leyó un texto del profeta Isaías donde Dios promete la liberación para los pobres, los esclavizados, los oprimidos y excluidos; anuncia “el año de gracia” o reconciliación y “el día de la venganza”. En su comentario Jesús quita “el día de la venganza” ¿Por qué? Sencillamente porque según su experiencia Dios es amor, ternura infinita, sólo sabe amar, y está continuamente dándose como amor. Como una madre buena siente, sufre y lamenta que su hijo se dedique a la droga, Dios siente, sufre nuestros desmanes y crímenes que nos deshumaniza. Lamenta nuestra deshumanización nuestro fracaso. Nos llama a recobrar el juicio, pero nunca nos condena.
3. Esta novedad sobre Dios es la no aceptaban los paisanos de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Por eso se interrogan: ¿ no es teste Jesús el hijo de carpintero cuya familia conocemos bien nosotros? ¿Dónde aprendió esta novedad si no tiene estudios superiores? ¿ quién le da autoridad para modificar lo que dice el profeta Isaías?. No aceptaban que en la conducta de Jesús actuaba y se revelaba Dios mismo en nuestra condición humana. Los cristianos aceptamos esa novedad y hoy somos invitados a celebrar con alegría ese amor de Dios, padre y madre, que permanece y actúa dentro de nosotros como luz y fuerza para vivir no movidos por deseos de venganza sino por el deseo de relación amigable y fraterna con todos y con todo ya sostenido y animado por el amor de Dios
Lo malo es que nos fabricamos falsos absolutos ante los cuales nos arrodillamos y nos hacemos esclavos. Pensemos por ejemplo en divinidades seculares como el dinero, apariencia social, poder, multiplicación inacabable de placeres. Y divinidades también religiosas: dioses que sin pausa expían por la cerradura, que apuntan todos nuestros deslices y tienen preparado un infierno con su equipo de especialidades en tortura para que con los sufrimientos reparemos su honor ofendido por nuestros pecados. Poco antes de morir José Mª Mardones, amigo entrañable por su humanidad y lúcido teólogo, escribió un libro con el sugerente título: "Matemos a nuestros dioses"
Tampoco los cristianos hemos visto a Dios. Pero según nuestra fe en la conducta histórica de Jesús de Nazaret, descubrimos a “Dios-con- nosotros”, acompañándonos y haciendo suya nuestra condición humana. No somos separables de Dios, pues como amor nos está dando vida y aliento; por eso Jesús lo llamó “Abba” que evoca el cariños, la solicitud la confianza total de un niño pequeño respecto a su padre y a su madre cuando son auténticos verdaderos. En cierta ocasión Jesús mismo dijo que el “Abba”, el Padre, es más bueno que los mejores padres y madres de este mundo ¿Acaso un buen padre o una buena madre pueden condenar a su hijo?
2. Jesús participó un sábado en la liturgia que celebraba su pueblo judío de Nazaret en la sinagoga, una lasa donde tenía lugar la celebración : se leía la Biblia, se comentaba la lectura, se hacían oraciones y se cantaba. Jesús leyó un texto del profeta Isaías donde Dios promete la liberación para los pobres, los esclavizados, los oprimidos y excluidos; anuncia “el año de gracia” o reconciliación y “el día de la venganza”. En su comentario Jesús quita “el día de la venganza” ¿Por qué? Sencillamente porque según su experiencia Dios es amor, ternura infinita, sólo sabe amar, y está continuamente dándose como amor. Como una madre buena siente, sufre y lamenta que su hijo se dedique a la droga, Dios siente, sufre nuestros desmanes y crímenes que nos deshumaniza. Lamenta nuestra deshumanización nuestro fracaso. Nos llama a recobrar el juicio, pero nunca nos condena.
3. Esta novedad sobre Dios es la no aceptaban los paisanos de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Por eso se interrogan: ¿ no es teste Jesús el hijo de carpintero cuya familia conocemos bien nosotros? ¿Dónde aprendió esta novedad si no tiene estudios superiores? ¿ quién le da autoridad para modificar lo que dice el profeta Isaías?. No aceptaban que en la conducta de Jesús actuaba y se revelaba Dios mismo en nuestra condición humana. Los cristianos aceptamos esa novedad y hoy somos invitados a celebrar con alegría ese amor de Dios, padre y madre, que permanece y actúa dentro de nosotros como luz y fuerza para vivir no movidos por deseos de venganza sino por el deseo de relación amigable y fraterna con todos y con todo ya sostenido y animado por el amor de Dios