Cuba, Kosovo y Pakistán, ¿noticias o espectáculo?

¡Qué bien se lo pasan “los medios” occidentales y cómo vuelven una y otra vez a los lugares comunes! Y con ellos, nosotros, los informados de las noticias más destacadas de cada día. Y, así, Cuba y Fidel Castro son la noticia de las noticias, porque se va del poder para quedarse o, tal vez, para vigilarlo de cerca, o para lo que sea, que sinceramente no lo sé. Pero no es esto lo que me interesa ahora. Sino el hecho en sí de que ésta sea la noticia mundial por excelencia. ¿Lo es? ¿Lo es fuera de “occidente”? ¿Hay otras noticias que puedan durar mucho tiempo fuera de la visión “occidental” del mundo?

La otra gran noticia mundial está siendo la independencia de Kosovo. Otra vez, una noticia importante, por lo que tiene de novedad y precedente político en cuanto a las condiciones exigidas hasta hace poco en el ejercicio “derecho de autodeterminación”. Tampoco tengo interés ahora en valorar al detalle esas novedades más “políticas” que jurídicas, sino en destacar cómo se magnifica un hecho que en el plano mundial es mucho menos importante de lo que se nos dice. Desde luego, lo es para los kosovares y serbios, lo es para “los Balcanes” y lo es para los movimientos nacionalistas de otros pueblos del mundo, y de rebote lo es para los demás, pero ¿tiene la importancia objetiva con que se nos presenta en la perspectiva de los problemas del mundo? Yo creo que no.

Y, entonces, y es lo que me interesa en esta líneas, ¿qué hay detrás de toda esta tendencia a magnificar ciertos hechos y acallar otros? Pues supongo que hay intereses muy distintos e importantes, y hay también, y es lo que ahora quiero destacar, una manera de informar que tiene mucho más que ver con el espectáculo que con la gente real y sus problemas. Estoy convencido de que “los medios” de información llamados “serios” tienen fijación con ciertos “problemas internacionales”, ¡y Castro se lleva la palma en este sentido!, en los que lo importante por sus repercusiones en la gente se mezcla, y aun se subordina, al espectáculo informativo, sea el de un revolucionario que enferma o cede el poder (Castro), una “dictadura” que televisa sus excesos (Chaves), o un “emperador” francés que lo mismo acude a África a liberar a unos “rehenes”, que visita al Papa en Roma, o se casa en dos meses con una bella mujer de la que ha quedado prendado.

Por el contrario, se me ocurre pensar en Pakistán. Un país convulso donde los haya, con 160 millones de habitantes, si no más, que dispone de armamento nuclear, y que ha celebrado unas elecciones decisivas para ellos, para la estabilidad del país, y por ende, decisivas para nosotros, un país en medio de la zona más conflictiva del planeta, al lado de todos los pozos de petróleo de los que depende nuestro modo de vida, con el islamismo radical compitiendo por todas sus “oportunidades” y un dictador, Pervez Musharraf, apoyado desde Occidente porque cualquier otra opción parece peor, con una estabilidad muy precaria… pues bien, hoy ya no es noticia. Mañana tal vez. Si hay un atentado, con treinta o cuarenta muertos, será noticia; pero hoy y pasado mañana, no. ¿Por qué? No tiene nada de espectáculo histórico, no tiene estética revolucionaria, no es una novedad política… es, por el contrario, un bomba de relojería, cuyo contenido no sabemos muy bien explicar por qué no estalla; sabemos de su peligro, nos afecta más que cualquier otra noticia, y sin embargo “no vende”. Es una noticia demasiado dura.

Bien, pues así seguiremos, ocupados en hechos muy novedosos, muy mediáticos, muy espectaculares. Medios y opinión pública, cómplices en el gusto por conocer ante todo lo que relumbra y parece único, y de acallar lo que puede doler más en el mundo de las víctimas. Pienso en las crisis humanitarias de África, ¡noticias por un día!, y pienso en nosotros mismos y en “nuestros” hijos en el futuro. Supongo que “los medios” y “las cancillerías” dirán, ¿por qué asustar a la gente con lo que aún no ha sucedido? Además, -dirán-, ¿qué ganamos nosotros en estabilidad política? Y, a su vez, ¿quién ha dicho que no vayamos a encontrar una solución cuando suceda y si sucede?
Bueno, se puede pensar así, pero quería, por mi parte, recordar en unas palabras a vuela pluma, que vivimos en una montaña rusa de noticias “históricas”, cuyo componente de espectáculo les da un brillo ante los medios que, objetivamente, por sus repercusiones para la gente de a pié, no tienen; son menos decisivas que otras noticias “silenciadas”, y más duras; noticias que digerimos mucho peor y que, por tanto, callamos. ¿Inocentemente? No. En fin, hay noticias muy mediáticas que alargan su sombra, sobre otros hechos de mayor repercusión humana para más gente y más injustamente víctimas, si cabe. Claro está que comparar víctimas y sufrimientos, y por ende noticias, en como comparar “amores”, todos son únicos.
Volver arriba