"Opiniones" que hacen pensar sobre el mundo en que vivimos
A veces selecciono, para mi uso personal, juicios u opiniones que proyectan un punto de luz clarificador o nuevo sobre la complicada realidad social. Me suelo fijar en si aportan algo que no había visto destacado hasta entonces, o no tan claramente. No miro a si las comparto en todo, o si son estrictamente críticas con el modelo social, sino si ayudan a reconocerlo en una perspectiva interesante. Brindo aquí algunos de esos apuntes, algunos de los que he recogido hoy, cuya consideración ha de hacernos personas más informadas y concernidas por lo que pasa:
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"Hasta hace poco nos decían que 6.000 millones de dólares eran demasiados para proteger la salud de nueve millones de niños estadounidenses que no tienen cobertura sanitaria. Y ahora, lanzan la casa por la ventana para salvar el culo a sus amigos", afirmó Arun Gupta, periodista de Indypendent, un medio de prensa alternativo de Nueva York”
“Pero esta vez el alivio es sólo para unos pocos, los de Wall Street. Socialismo para los bancos, neoliberalismo conservador para la gente. En 2006 casi el 50% de las hipotecas basura fue a parar a hispanos de bajos ingresos, y son ellos, precisamente, los más vulnerables en esta nueva fase. Medio millón de hispanos han perdido sus empleos en EE UU desde inicios del 2007, y la situación se agrava por momentos. Es evidente que los 12 millones de "sin papeles" de ese país van a ser los primeros en ser despedidos y/o deportados”.
"El dispendio con Fannie Mae and Freddie Mac", afirma Alex Wilks, director del European Network on Debt and Development, "representa cuatro veces la deuda pública externa de todos los países en vías de desarrollo". Evidentemente, desde esos países el temor es creciente en relación a un futuro en el que Estados Unidos socializa con el mundo sus pérdidas, mientras refuerza los privilegios de sus élites. Ahora entendemos cuáles son las ventajas de la globalización.
(Autor: Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la UAB).
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"Ante el desplome financiero, el Gobierno británico acaba de marcar la dirección a todos los gobiernos, poniendo en marcha, entre otras, una medida fundamental: tomar parte en el capital de los bancos y, sobre todo, avalar sus emisiones de deuda. Y a todos los Gobiernos les queda por dar un paso adicional: avalar los préstamos que los bancos se hacen entre sí en el mercado interbancario. Llegará". (Y llegó. Se cumplió la advertencia).
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“Vivimos un momento histórico: el derrumbe del liderazgo político y económico de Estados Unidos en el mundo. Es un giro geopolítico tan importante como lo fue la caída de la Unión Soviética. Es un cambio de repercusiones tan trascendentales como la caída de la Unión Soviética: se ha derrumbado todo un modelo de gobierno y economía. La clase política y “económica” de EE UU que adoptaron la desregulación es la responsable del caos actual. La grave situación de los mercados financieros estadounidenses se debe a que los bancos han trabajado en unas condiciones de libertad absoluta creadas en “sintonía” con los legisladores. La clase política y financiera de EE UU es la responsable del caos actual”.
“En esta situación, ¿estarán dispuestos los Gobiernos de países que compran grandes cantidades de bonos estadounidenses, como China, los Estados del Golfo y Rusia, por ejemplo, a seguir apoyando el papel del dólar como divisa de reserva mundial? En cualquier caso, el control de los acontecimientos no está ya en manos de Estados Unidos. La guerra de Irak y la burbuja crediticia han herido de muerte su hegemonía económica. EE UU seguirá siendo la mayor economía del mundo durante un tiempo, pero serán las potencias emergentes las que, una vez que la crisis haya pasado, comprarán lo que haya quedado intacto entre las ruinas del sistema financiero estadounidense. El destino de los imperios, a menudo, se decide por la relación entre guerra y deuda. Una economía debilitada no puede seguir sosteniendo mucho tiempo los excesivos compromisos militares de EE UU. Georgia nos mostró a Rusia rediseñando el mapa geopolítico, sin que EE UU pudiera ser nada más que un espectador impotente”.
“En las últimas semanas se ha hablado mucho sobre un apocalipsis económico. En realidad, no estamos, ni mucho menos, ante el fin del capitalismo. El frenesí que se observa en Washington no es más que la muerte de un tipo de capitalismo, la variedad que ha existido en EE UU durante los últimos 20 años. Este experimento de laissez-faire financiero ha fracasado. Aunque el impacto de la caída se hará sentir en todas partes, las economías de mercado que se resistieron a la desregulación de estilo estadounidense capearán mejor el temporal”.
“Está naciendo un nuevo mundo casi sin que se note y, en él, EE UU no es más que una más entre varias grandes potencias, y se enfrenta a un futuro incierto en el que ya no puede influir”. © 2008, John Gray
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“Se está empezando a urdir una auténtica crisis de autoridad democrática, un amotinamiento implícito, porque el sistema financiero altera el sentido finalista de las decisiones públicas y las canibaliza, al tiempo que no da muestra de permeabilidad a los mensajes políticos (que son lanzados desde instancias democráticas, pequeño detalle que no debe olvidarse) que le están requiriendo una cierta flexibilidad. Esta situación es muy grave porque añade a la crisis financiera otra crisis, la política, que consiste en que los Estados salvan a las entidades del sector pero éstas no se sienten concernidas por el esfuerzo colectivo. Porque lo que ocurre empieza ser más grave de lo que parece: la declaración de autonomía (¿de rebelión?) del sistema financiero respecto del sistema político”.
“Porque hemos visto que en la época de bonanza se ha producido despilfarro y frivolidad, y en la época de crisis, codicia y desconfianza. Es necesaria, pues, una refundación que sanee los circuitos financieros mundiales, restablezca la autoridad de los reguladores y gobiernos y nazcan nuevas pautas para que el capitalismo de mercado no se colapse”.
(Autor. No lo voy a decir)
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"La crisis es el resultado de un fallo multiorgánico de los sistemas político y financiero; la consecuencia de una ausencia de conexión entre ambos; el efecto más dramático de la abdicación de las facultades de control del poder político democrático sobre los instintos del libre mercado. (Pregunto yo, ¿forzada, en connivencia, o por abdicación sin más? Ésta es una cuestión vital para plantearse el futuro). La crisis es, en definitiva, la consecuencia de una grave petrificación ideológica -la liberal radical- que ha permitido que la clase dirigente financiera internacional haya campado por sus respetos perpetrando las peores fechorías económicas.
Para que esta crisis que ha demostrado la inmoralidad del sistema financiero no degenere en corrientes sociales totalitarias habrá que abrir casi de inmediato un gran debate ideológico y político que arrase con los fundamentalismos liberales y sus correlativos en la izquierda, para resituar el papel del Estado y reformular sus competencias, estableciendo nuevos equilibrios y ecuaciones entre lo público y lo privado, entre el mercado y la ciudadanía, entre la actividad empresarial justa y la especulación antisocial, entre el esfuerzo laboral de alta responsabilidad y las retribuciones acordes a aquélla" (ID.).
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"No sorprende que la situación tienda a mejorar cuando por fin hemos reconocido nuestra vulnerabilidad dentro de una crisis generalizada a la que sumamos -casi siempre diferentes y no para bien- nuestra particular quiebra de desarrollo económico basado en el ladrillo. Su cortejo de alegres préstamos a granel repercute ahora muy negativamente en los balances empresariales. Denunciábamos las hipotecas subprime en Estados Unidos mientras que era de mal gusto ocuparse de la viga en el ojo propio. Todo lo que se nos decía en España formaba parte de una mentira metódica e inaccesible al desaliento. No importaba que nadie en su sano juicio pudiera creer a quienes con tanto descaro negaban la evidencia. De un día a otro se corregían para mal los camelísticos pronósticos con los que se nos ilustraba como si padeciésemos alguna variante de estupidez profunda.
Todo radica, pues, en la contrapartida, es decir, en los activos que se van a adquirir. Se ha puesto mucho énfasis en afirmar que no se trata de papel basura. ¿Cómo podemos saberlo? Se contesta que porque todos tienen la calificación de triple A. La respuesta es para echarse a temblar, porque el origen de la actual crisis se encuentra en que precisamente las agencias de valoración concedieron dicha calificación a un número importante de títulos cuyo respaldo consistía tan sólo en hipotecas subprime.
No obstante, el mayor interrogante actual consiste en saber si va a ser eficaz el sistema diseñado. El problema de nuestro país, que es al mismo tiempo el de los bancos, radica en cómo financiar el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos y el stock acumulado de deuda pública exterior. Las dificultades actuales de las entidades financieras tienen su origen en esta realidad. Ellas han prestado a empresas y familias refinanciándose en el extranjero. En tiempos de abundancia de liquidez no han encontrado ningún impedimento e incluso han obtenido de su intermediación cuantiosos beneficios. Pero la situación ha cambiado radicalmente desde el momento en que los mercados financieros se han colapsado por la desconfianza asociada a la crisis de las hipotecas subprime. Ahora todo son obstáculos para renovar la deuda". (J. F. MARTÍN SECO).
En cuanto al FMI, no deja de ser curioso que se ofrezca como solución colocar al zorro al cuidado del gallinero. El FMI ha sido el máximo defensor de ese sistema que nos ha conducido a la ruina. Su postura ha sido tan sectaria que se ha quedado sin trabajo porque la mayoría de los países emergentes han huido de él como de la peste, convencidos de que sus consejos -que en el caso de haberles concedido préstamos eran imposiciones-, lejos de ayudarles, les conducían al desastre (ID).
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"Hasta hace poco nos decían que 6.000 millones de dólares eran demasiados para proteger la salud de nueve millones de niños estadounidenses que no tienen cobertura sanitaria. Y ahora, lanzan la casa por la ventana para salvar el culo a sus amigos", afirmó Arun Gupta, periodista de Indypendent, un medio de prensa alternativo de Nueva York”
“Pero esta vez el alivio es sólo para unos pocos, los de Wall Street. Socialismo para los bancos, neoliberalismo conservador para la gente. En 2006 casi el 50% de las hipotecas basura fue a parar a hispanos de bajos ingresos, y son ellos, precisamente, los más vulnerables en esta nueva fase. Medio millón de hispanos han perdido sus empleos en EE UU desde inicios del 2007, y la situación se agrava por momentos. Es evidente que los 12 millones de "sin papeles" de ese país van a ser los primeros en ser despedidos y/o deportados”.
"El dispendio con Fannie Mae and Freddie Mac", afirma Alex Wilks, director del European Network on Debt and Development, "representa cuatro veces la deuda pública externa de todos los países en vías de desarrollo". Evidentemente, desde esos países el temor es creciente en relación a un futuro en el que Estados Unidos socializa con el mundo sus pérdidas, mientras refuerza los privilegios de sus élites. Ahora entendemos cuáles son las ventajas de la globalización.
(Autor: Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la UAB).
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"Ante el desplome financiero, el Gobierno británico acaba de marcar la dirección a todos los gobiernos, poniendo en marcha, entre otras, una medida fundamental: tomar parte en el capital de los bancos y, sobre todo, avalar sus emisiones de deuda. Y a todos los Gobiernos les queda por dar un paso adicional: avalar los préstamos que los bancos se hacen entre sí en el mercado interbancario. Llegará". (Y llegó. Se cumplió la advertencia).
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“Vivimos un momento histórico: el derrumbe del liderazgo político y económico de Estados Unidos en el mundo. Es un giro geopolítico tan importante como lo fue la caída de la Unión Soviética. Es un cambio de repercusiones tan trascendentales como la caída de la Unión Soviética: se ha derrumbado todo un modelo de gobierno y economía. La clase política y “económica” de EE UU que adoptaron la desregulación es la responsable del caos actual. La grave situación de los mercados financieros estadounidenses se debe a que los bancos han trabajado en unas condiciones de libertad absoluta creadas en “sintonía” con los legisladores. La clase política y financiera de EE UU es la responsable del caos actual”.
“En esta situación, ¿estarán dispuestos los Gobiernos de países que compran grandes cantidades de bonos estadounidenses, como China, los Estados del Golfo y Rusia, por ejemplo, a seguir apoyando el papel del dólar como divisa de reserva mundial? En cualquier caso, el control de los acontecimientos no está ya en manos de Estados Unidos. La guerra de Irak y la burbuja crediticia han herido de muerte su hegemonía económica. EE UU seguirá siendo la mayor economía del mundo durante un tiempo, pero serán las potencias emergentes las que, una vez que la crisis haya pasado, comprarán lo que haya quedado intacto entre las ruinas del sistema financiero estadounidense. El destino de los imperios, a menudo, se decide por la relación entre guerra y deuda. Una economía debilitada no puede seguir sosteniendo mucho tiempo los excesivos compromisos militares de EE UU. Georgia nos mostró a Rusia rediseñando el mapa geopolítico, sin que EE UU pudiera ser nada más que un espectador impotente”.
“En las últimas semanas se ha hablado mucho sobre un apocalipsis económico. En realidad, no estamos, ni mucho menos, ante el fin del capitalismo. El frenesí que se observa en Washington no es más que la muerte de un tipo de capitalismo, la variedad que ha existido en EE UU durante los últimos 20 años. Este experimento de laissez-faire financiero ha fracasado. Aunque el impacto de la caída se hará sentir en todas partes, las economías de mercado que se resistieron a la desregulación de estilo estadounidense capearán mejor el temporal”.
“Está naciendo un nuevo mundo casi sin que se note y, en él, EE UU no es más que una más entre varias grandes potencias, y se enfrenta a un futuro incierto en el que ya no puede influir”. © 2008, John Gray
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“Se está empezando a urdir una auténtica crisis de autoridad democrática, un amotinamiento implícito, porque el sistema financiero altera el sentido finalista de las decisiones públicas y las canibaliza, al tiempo que no da muestra de permeabilidad a los mensajes políticos (que son lanzados desde instancias democráticas, pequeño detalle que no debe olvidarse) que le están requiriendo una cierta flexibilidad. Esta situación es muy grave porque añade a la crisis financiera otra crisis, la política, que consiste en que los Estados salvan a las entidades del sector pero éstas no se sienten concernidas por el esfuerzo colectivo. Porque lo que ocurre empieza ser más grave de lo que parece: la declaración de autonomía (¿de rebelión?) del sistema financiero respecto del sistema político”.
“Porque hemos visto que en la época de bonanza se ha producido despilfarro y frivolidad, y en la época de crisis, codicia y desconfianza. Es necesaria, pues, una refundación que sanee los circuitos financieros mundiales, restablezca la autoridad de los reguladores y gobiernos y nazcan nuevas pautas para que el capitalismo de mercado no se colapse”.
(Autor. No lo voy a decir)
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"La crisis es el resultado de un fallo multiorgánico de los sistemas político y financiero; la consecuencia de una ausencia de conexión entre ambos; el efecto más dramático de la abdicación de las facultades de control del poder político democrático sobre los instintos del libre mercado. (Pregunto yo, ¿forzada, en connivencia, o por abdicación sin más? Ésta es una cuestión vital para plantearse el futuro). La crisis es, en definitiva, la consecuencia de una grave petrificación ideológica -la liberal radical- que ha permitido que la clase dirigente financiera internacional haya campado por sus respetos perpetrando las peores fechorías económicas.
Para que esta crisis que ha demostrado la inmoralidad del sistema financiero no degenere en corrientes sociales totalitarias habrá que abrir casi de inmediato un gran debate ideológico y político que arrase con los fundamentalismos liberales y sus correlativos en la izquierda, para resituar el papel del Estado y reformular sus competencias, estableciendo nuevos equilibrios y ecuaciones entre lo público y lo privado, entre el mercado y la ciudadanía, entre la actividad empresarial justa y la especulación antisocial, entre el esfuerzo laboral de alta responsabilidad y las retribuciones acordes a aquélla" (ID.).
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"No sorprende que la situación tienda a mejorar cuando por fin hemos reconocido nuestra vulnerabilidad dentro de una crisis generalizada a la que sumamos -casi siempre diferentes y no para bien- nuestra particular quiebra de desarrollo económico basado en el ladrillo. Su cortejo de alegres préstamos a granel repercute ahora muy negativamente en los balances empresariales. Denunciábamos las hipotecas subprime en Estados Unidos mientras que era de mal gusto ocuparse de la viga en el ojo propio. Todo lo que se nos decía en España formaba parte de una mentira metódica e inaccesible al desaliento. No importaba que nadie en su sano juicio pudiera creer a quienes con tanto descaro negaban la evidencia. De un día a otro se corregían para mal los camelísticos pronósticos con los que se nos ilustraba como si padeciésemos alguna variante de estupidez profunda.
Todo radica, pues, en la contrapartida, es decir, en los activos que se van a adquirir. Se ha puesto mucho énfasis en afirmar que no se trata de papel basura. ¿Cómo podemos saberlo? Se contesta que porque todos tienen la calificación de triple A. La respuesta es para echarse a temblar, porque el origen de la actual crisis se encuentra en que precisamente las agencias de valoración concedieron dicha calificación a un número importante de títulos cuyo respaldo consistía tan sólo en hipotecas subprime.
No obstante, el mayor interrogante actual consiste en saber si va a ser eficaz el sistema diseñado. El problema de nuestro país, que es al mismo tiempo el de los bancos, radica en cómo financiar el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos y el stock acumulado de deuda pública exterior. Las dificultades actuales de las entidades financieras tienen su origen en esta realidad. Ellas han prestado a empresas y familias refinanciándose en el extranjero. En tiempos de abundancia de liquidez no han encontrado ningún impedimento e incluso han obtenido de su intermediación cuantiosos beneficios. Pero la situación ha cambiado radicalmente desde el momento en que los mercados financieros se han colapsado por la desconfianza asociada a la crisis de las hipotecas subprime. Ahora todo son obstáculos para renovar la deuda". (J. F. MARTÍN SECO).
En cuanto al FMI, no deja de ser curioso que se ofrezca como solución colocar al zorro al cuidado del gallinero. El FMI ha sido el máximo defensor de ese sistema que nos ha conducido a la ruina. Su postura ha sido tan sectaria que se ha quedado sin trabajo porque la mayoría de los países emergentes han huido de él como de la peste, convencidos de que sus consejos -que en el caso de haberles concedido préstamos eran imposiciones-, lejos de ayudarles, les conducían al desastre (ID).
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