Sobre la consulta de Ibarretxe. Tercera y última "incursión".
Otra vez los comentarios a un post, me inspiran una breve respuesta que puede servir como reflexión aparte. Será la última en el caso. (Espero).
Dejo de lado los juicios de tinte "personal", que siempre me han parecido expresión de una falta de argumentos. Y no oculto que no tengo el "don" del blanco o negro a la hora de hablar, a menos que estén en juego derechos absolutamente fundamentales. (O cuando me enrabieto)
Más aún, las opiniones en blanco y negro, me parecen intelectualmente "perezosas"; mi vida no es un mitín; tampoco busco provocar; no me va, ni lo veo provechoso al pensar; yo sé que lo que digo, en este caso, más que en ningún otro, es una "opinión razonada y razonable", pero "una" y que la hago "como ciudadano vasco", no un juicio moral de condena de las posiciones políticas del Lehendakari.
Le pido al Lehendakari que sea Lehendakari de otro modo, y si no sabe, o no puede, o cree que no debe, le digo que no me gusta, pero lo respeto y acepto, desde luego. Si estoy en minoría, hablo con libertad, pero respeto a la autoridad legítima, como persona y como institución; por supuesto que sí; y me atengo a la decisión mayoritaria de mi sociedad vasca.
Es muy sencillo; y si mi tono no gusta, porque no absolutizo nada, ni siquiera lo que estoy diciendo, (pues soy el primero que veo otras caras de la moneda en lo que digo), tan amigos; cada uno tiene sus gustos, y el mío pasa por el matiz y la diferencia; estoy en desacuerdo con alguien, pero no le tengo manía; o casi nunca; elijo la causa que me parece mejor fundada o más urgente para la gente sencilla de mi entorno; expreso una opinión que quiero que otros consideren, pero no me desespero si otros me dicen "no"; ni me cierro a sus razones y hasta puedo cambiar las mías cuando me aclaro mejor, o veo sus posiciones más amenazadas que la mía.
A veces callar, es una forma de rectificar. Sé que a muchos no les gusta este proceder en el razonamiento, ¡menos aún en el político, (y religioso)!, pero como yo los percibo con miedo a "no estar seguros o a no estar en la verdad", o a "no vencer a sus adversarios", sigo fiel a mí mismo.
Porque pienso de este modo, no aspiro a gobernar y ser lider social, sino a pensar con libertad y recordar aquello que me parece que está siendo más olvidado o, insisto, creo que es más urgente para gente cercana a mí y que no es poderosa ni está ciega de ira.
Desde luego, no me muero de emoción en los festejos nacionales; los tengo por muy secundarios en mi vida, por decirlo suavemente; reconozco que tengo al País Vasco por mi tierra y mi país. Sólo quiero que su legítima diversidad evolucione desde la libertad de sus ciudadanos, lo cual significa la desaparición absoluta de ETA y de su estrategia de terror; en respeto solidario de los otros pueblos del Estado,lo cual significa que hay que acordar democráticamente "cosas"; y con el tiempo que requiera para plasmar nuestros acuerdos internos, lo cual significa que no quiero que hagan de mi vida un instrumento al servicio de una causa colectiva, "la nación", que me supera y a la que me sacrifico.
Nunca pienso en qué exige todo esto del País Vasco, sólo, sino de todos los pueblos de España. Saludos como siempre.
Dejo de lado los juicios de tinte "personal", que siempre me han parecido expresión de una falta de argumentos. Y no oculto que no tengo el "don" del blanco o negro a la hora de hablar, a menos que estén en juego derechos absolutamente fundamentales. (O cuando me enrabieto)
Más aún, las opiniones en blanco y negro, me parecen intelectualmente "perezosas"; mi vida no es un mitín; tampoco busco provocar; no me va, ni lo veo provechoso al pensar; yo sé que lo que digo, en este caso, más que en ningún otro, es una "opinión razonada y razonable", pero "una" y que la hago "como ciudadano vasco", no un juicio moral de condena de las posiciones políticas del Lehendakari.
Le pido al Lehendakari que sea Lehendakari de otro modo, y si no sabe, o no puede, o cree que no debe, le digo que no me gusta, pero lo respeto y acepto, desde luego. Si estoy en minoría, hablo con libertad, pero respeto a la autoridad legítima, como persona y como institución; por supuesto que sí; y me atengo a la decisión mayoritaria de mi sociedad vasca.
Es muy sencillo; y si mi tono no gusta, porque no absolutizo nada, ni siquiera lo que estoy diciendo, (pues soy el primero que veo otras caras de la moneda en lo que digo), tan amigos; cada uno tiene sus gustos, y el mío pasa por el matiz y la diferencia; estoy en desacuerdo con alguien, pero no le tengo manía; o casi nunca; elijo la causa que me parece mejor fundada o más urgente para la gente sencilla de mi entorno; expreso una opinión que quiero que otros consideren, pero no me desespero si otros me dicen "no"; ni me cierro a sus razones y hasta puedo cambiar las mías cuando me aclaro mejor, o veo sus posiciones más amenazadas que la mía.
A veces callar, es una forma de rectificar. Sé que a muchos no les gusta este proceder en el razonamiento, ¡menos aún en el político, (y religioso)!, pero como yo los percibo con miedo a "no estar seguros o a no estar en la verdad", o a "no vencer a sus adversarios", sigo fiel a mí mismo.
Porque pienso de este modo, no aspiro a gobernar y ser lider social, sino a pensar con libertad y recordar aquello que me parece que está siendo más olvidado o, insisto, creo que es más urgente para gente cercana a mí y que no es poderosa ni está ciega de ira.
Desde luego, no me muero de emoción en los festejos nacionales; los tengo por muy secundarios en mi vida, por decirlo suavemente; reconozco que tengo al País Vasco por mi tierra y mi país. Sólo quiero que su legítima diversidad evolucione desde la libertad de sus ciudadanos, lo cual significa la desaparición absoluta de ETA y de su estrategia de terror; en respeto solidario de los otros pueblos del Estado,lo cual significa que hay que acordar democráticamente "cosas"; y con el tiempo que requiera para plasmar nuestros acuerdos internos, lo cual significa que no quiero que hagan de mi vida un instrumento al servicio de una causa colectiva, "la nación", que me supera y a la que me sacrifico.
Nunca pienso en qué exige todo esto del País Vasco, sólo, sino de todos los pueblos de España. Saludos como siempre.