¿El problema de la Iglesia? Buscar dentro
Recoge "Rumor de Ángeles" un extracto de cierto artículo de José Luis Restán, en Páginas Digital, y lo titula "la derecha eclesiástica lo ve negro o los profetas de calamidades". José Luis Restán es un alto responsable de contenidos en la Cadena COPE. "Director de contenidos". No sé qué significa esto en concreto, pero nos hacemos cargo. Lo conocí hace años con ocasión de algunas colaboraciones que tuve con la COPE, cuando la Doctrina Social de la Iglesia se puso de moda con Juan Pablo II. No puedo sino decir que me trataron muy bien.
Para decir una palabra, habría que reproducir punto por punto su artículo y luego comentar lo que procediera. Me arriesgo a que el lector haga el camino a la inversa, y vaya de mi comentario a la fuente. Yo creo que, en general, el análisis de realidad sobre el momento que vive el catolicismo en España, no está mal hecho; hay bastantes estudiosos del catolicismo, en los sectores conservadores de la Iglesia, y en la misma Jerarquía Española, que no dicen "barbaridades" al describir nuestro momento; me dirán que la duda ofende, pero como aquí no es fácil que nadie reconozca nada a sus "diferentes", pues nobleza obliga.
En general reflejan bien, y José Luis Restán lo hace, un aspecto sustantivo de las dificultades del cristianismo en las actuales sociedades europeas. Es todo eso de la secularidad y descristianización de las sociedades europeas,etc. Yo, sin embargo, les digo que es la hora de pensar también, y primero, hacia dentro de la Iglesia. Y en el caso de la Iglesia española, hay que revisar si la apuesta evangelizadora, basada en medios y movimientos "socialmente conservadores", está dando el resultado esperado. Ésta es la cuestión.
Por contra, eso del acoso legislativo, cultural y mediático al mundo católico, y lo de la lucha por la libertad de la Iglesia como la cuestión fundamental de nuestros días, pienso cada día con más convicción y datos que es equivocarse de problema. No lo niego en todos sus extremos, frente a algunos laicistas neoconfesionales de la no fe. Pero, en el fondo, es una disculpa bien grande para evitarnos mirar hacia dentro de la Iglesia y revisarnos en serio.
Si buscas la adhesión incondicional de movimientos muy fieles, con muy buenas intenciones y vidas personales sacrificadas, pero teológicamente lejos de la "Encarnación", y socialmente sin conciencia auto-crítica y sin un compromiso público que no sea a la defensiva (de los suyo); si te vas organizando como un lobby de contestación cultural (política) conservadora, bajo la propuesta cierta y legítima de una moralidad intensamente respetuosa de la persona, te ocurre que has entrado en el campo de juego de tus adversarios culturales (políticos), donde, quieras o no, hay unas estrategias de lucha social y confrontación "política", que arruinan la inspiración evangélica de la acción general de la Iglesia.
Esto es lo que el Sr. Restán, y otros que dicen cosas bien pensadas, no pueden ver en nuestra Iglesia. Han entrado en el debate social y cultural por un flanco, "muy político", que no deja espacio alguno a la sorpresa contracultural del Evangelio. Lo quieran o no, terminan luchando por el poder para, por su medio, extender el Evangelio, y no aceptan que el Evangelio y el Poder se dan de bruces.
Así que ésta es mi tesis. La cuestión es mirar hacia dentro de la Iglesia y ver si podemos orientar su testimonio pastoral, en tantos sentidos, y celebrar la fe, por supuesto, dando la primacía a Jesús, el Cristo, en sus palabras, en sus acciones, en sus solidaridades y primacías, en toda su exigente Encarnación...
Ni los de fuera, los "zapateros de turno", son tan perversos y tienen la culpa principal de nuestras dificultades, ni los de dentro, "los de las redes cristianas", nos crean dificultades verdaderas para que brille la fe en nuestra sociedad.
El problema principal está dentro de la Iglesia. Al menos el problema que nosotros podemos abordar directamente y ya. Todas esas estrategias, si lo son, pues más parecen "palos de ciego", en el sentido de movimimientos sociales cada vez más conservadores y encerrados sobre sí mismos, en continua confrontación con la sociedad, pensando en términos de lucha política... no nos llevan a ninguna parte.
Se dice que el cristianismo tiene que ser, por mor del Evangelio y de cómo Jesús es Cristo de Dios, "contracultural"; y digo que sí, por supuesto; pero hablemos de qué contraculturalidad es la evangélica; ésta es la cuestión; hay protestas eclesiales, y de grupos y autores cristianos, las más reconocidas y aireadas entre nosotros, que no son contraculturales, por evangélicas, sino por estar contra toda cultura de la libertad y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos; es decir, son retrógradas.
Repito, lo que podemos y debemos hacer ya, está dentro de la Iglesia, y no viene por el derecho canónico, el poder social y la cerrazón eclesiástica, sino por el Evangelio, la vida de la gente más sencilla, de todos, pero primero de los más sencillos y olvidados, y por la "Iglesia" de los hermanos. Pienso así.
Para decir una palabra, habría que reproducir punto por punto su artículo y luego comentar lo que procediera. Me arriesgo a que el lector haga el camino a la inversa, y vaya de mi comentario a la fuente. Yo creo que, en general, el análisis de realidad sobre el momento que vive el catolicismo en España, no está mal hecho; hay bastantes estudiosos del catolicismo, en los sectores conservadores de la Iglesia, y en la misma Jerarquía Española, que no dicen "barbaridades" al describir nuestro momento; me dirán que la duda ofende, pero como aquí no es fácil que nadie reconozca nada a sus "diferentes", pues nobleza obliga.
En general reflejan bien, y José Luis Restán lo hace, un aspecto sustantivo de las dificultades del cristianismo en las actuales sociedades europeas. Es todo eso de la secularidad y descristianización de las sociedades europeas,etc. Yo, sin embargo, les digo que es la hora de pensar también, y primero, hacia dentro de la Iglesia. Y en el caso de la Iglesia española, hay que revisar si la apuesta evangelizadora, basada en medios y movimientos "socialmente conservadores", está dando el resultado esperado. Ésta es la cuestión.
Por contra, eso del acoso legislativo, cultural y mediático al mundo católico, y lo de la lucha por la libertad de la Iglesia como la cuestión fundamental de nuestros días, pienso cada día con más convicción y datos que es equivocarse de problema. No lo niego en todos sus extremos, frente a algunos laicistas neoconfesionales de la no fe. Pero, en el fondo, es una disculpa bien grande para evitarnos mirar hacia dentro de la Iglesia y revisarnos en serio.
Si buscas la adhesión incondicional de movimientos muy fieles, con muy buenas intenciones y vidas personales sacrificadas, pero teológicamente lejos de la "Encarnación", y socialmente sin conciencia auto-crítica y sin un compromiso público que no sea a la defensiva (de los suyo); si te vas organizando como un lobby de contestación cultural (política) conservadora, bajo la propuesta cierta y legítima de una moralidad intensamente respetuosa de la persona, te ocurre que has entrado en el campo de juego de tus adversarios culturales (políticos), donde, quieras o no, hay unas estrategias de lucha social y confrontación "política", que arruinan la inspiración evangélica de la acción general de la Iglesia.
Esto es lo que el Sr. Restán, y otros que dicen cosas bien pensadas, no pueden ver en nuestra Iglesia. Han entrado en el debate social y cultural por un flanco, "muy político", que no deja espacio alguno a la sorpresa contracultural del Evangelio. Lo quieran o no, terminan luchando por el poder para, por su medio, extender el Evangelio, y no aceptan que el Evangelio y el Poder se dan de bruces.
Así que ésta es mi tesis. La cuestión es mirar hacia dentro de la Iglesia y ver si podemos orientar su testimonio pastoral, en tantos sentidos, y celebrar la fe, por supuesto, dando la primacía a Jesús, el Cristo, en sus palabras, en sus acciones, en sus solidaridades y primacías, en toda su exigente Encarnación...
Ni los de fuera, los "zapateros de turno", son tan perversos y tienen la culpa principal de nuestras dificultades, ni los de dentro, "los de las redes cristianas", nos crean dificultades verdaderas para que brille la fe en nuestra sociedad.
El problema principal está dentro de la Iglesia. Al menos el problema que nosotros podemos abordar directamente y ya. Todas esas estrategias, si lo son, pues más parecen "palos de ciego", en el sentido de movimimientos sociales cada vez más conservadores y encerrados sobre sí mismos, en continua confrontación con la sociedad, pensando en términos de lucha política... no nos llevan a ninguna parte.
Se dice que el cristianismo tiene que ser, por mor del Evangelio y de cómo Jesús es Cristo de Dios, "contracultural"; y digo que sí, por supuesto; pero hablemos de qué contraculturalidad es la evangélica; ésta es la cuestión; hay protestas eclesiales, y de grupos y autores cristianos, las más reconocidas y aireadas entre nosotros, que no son contraculturales, por evangélicas, sino por estar contra toda cultura de la libertad y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos; es decir, son retrógradas.
Repito, lo que podemos y debemos hacer ya, está dentro de la Iglesia, y no viene por el derecho canónico, el poder social y la cerrazón eclesiástica, sino por el Evangelio, la vida de la gente más sencilla, de todos, pero primero de los más sencillos y olvidados, y por la "Iglesia" de los hermanos. Pienso así.