NO ES LO MISMO DECIR MISA QUE CELEBRAR LA EUCARISTÍA



01. SOMOS SERES NECESITADOS.
Posiblemente el hambre y la sed sean mecanismos de defensa del ser humano que nos impulsan a comer y beber para vivir.
Otra cuestión será qué es lo que comamos y bebamos en la vida y si esa comida y bebida nos hacen bien y nos hacen personas.




Los jóvenes que beben en el “botellón” tienen sed de felicidad, los que se inyectan o toman una dosis de cualquier sustancia, tienen sed de placer, etc…
Los que a primeras horas de la mañana de un domingo salen de la sala de fiesta, tienen hambre y sed de Dios, aunque una moral fulera, le llame pecado.







También quien se retira a la vida monacal o quien vive honrada y limpiamente tienen hambre de felicidad, hambre de Dios.
Lo cierto es que todos los humanos sentimos hambre y sed. Hambre y sed de material, pero el hambre y la sed son más amplias: tenemos hambre y sed de felicidad, de libertad, hambre y sed de bienestar, de saber, de cultura. Dice el salmo 41: como suspira la cierva por las corrientes de agua, así mi alma suspira por la plenitud.

02. PAN DE VIDA


Jesús se presenta como pan de vida.
La Eucaristía no es un mero rito que dice el sacerdote y el pueblo oye.
Es una pena que la Eucaristía se haya convertido simplemente un rito mecánico y en una ley a cumplir. Con frecuencia se sigue preguntando ¿Es obligación ir a Misa? ¿Cuánto vale -dinero- la Misa?
Mire usted, la Eucaristía es la celebración gozosa del pan de vida, del amor de Dios expresado a través de JesuCristo, para otras cuestiones vaya a “Hacienda”.

Los primeros cristianos celebraban la Eucaristía en casa, en asamblea, en familia: iglesias domésticas. (El modelo de Iglesia de las cartas pastorales de tradición paulina, era la familia, presidía la Eucaristía el “pater familias”.
La Eucaristía es celebrar comunitariamente la inmensa gratuidad (amor) de Dios para con toda la humanidad.

03 LA EUCARISTÍA Y LOS MUCHOS ENCUENTROS DE JESÚS.
La Eucaristía es celebrar la vida y se inserta en la infinidad de comidas y encuentros salvíficos que tuvo el Señor Jesús. Y los encuentros de Jesús, como todas las reuniones humanas, tuvieron diversos contenidos y vivencias diversas. De ahí que la Eucaristía, que es un encuentro y asamblea de los creyentes con el Señor, puede revestir colores y matices diversos, según nos pillan los momentos y circunstancias de la vida:
Recordemos : (con más calma meditemos)
o El encuentro del Hijo pródigo con el Padre se sella con un BANQUETE, porque ese hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida (Lc 15, 11-32). A veces nosotros también celebramos a Eucaristía como “hijos pródigos”, que volvemos a casa. Eso es celebrar la Eucaristía.

o A Jesús le echaban en cara que COMÍA CON PECADORES Y PUBLICANOS, (Mc 2,16). Siempre la asamblea de una Eucaristía está compuesta no por gente de “elite” moral, sino por pecadores. Esas comidas eran auténticas Eucaristía liberadoras.

o Recordemos el encuentro de Jesús con Zaqueo: hoy ha entrado la salvación a esta casa (Lc 19, 1-10) y la infinidad de momentos en los que Jesús evoca el BANQUETE, LA COMIDA, LA EUCARISTÍA COMO ENCUENTRO DE SALVACIÓN (Mt 22,1-14).
La Eucaristía (acción de gracias) es acoger en “nuestra casa” la gratuidad de Dios, la salvación de Dios.

o San Juan no sitúa la Eucaristía tanto en la última Cena, sino en el cp. 6: en la MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES, (Jn 6). El pueblo tiene hambre. Cristo es pan de vida: Yo soy el pan de vida (Jn 6).
La Eucaristía es encuentro con Cristo: Yo soy el pan del cielo, que se acerca a los seres humanos.
Una Eucaristía que, en la medida de lo posible, no se alarga y abarca la vida especialmente de los pobres, se ha convertido en un rito fosilizado.

o El Reino de los cielos se parece a UN BANQUETE de bodas… (Mt 22,24).
Unas bodas son celebración del amor, de la amistad (en términos eclesiales: comunión); una boda es una amplia reunión familiar. La Eucaristía es también celebrar el amor que Dios nos tiene y llevarlo a la vida. Por eso la Eucaristía (como todo el cristianismo) ha de tener –puede tener- repercusiones sociales y políticas con las que se intenta crear una “amplia mesa de pan, de vida, de paz y asamblea”.

Es de mucho consuelo saber que la mesa del Señor está abierta a todos, especialmente a los que somos pecadores. La mesa de los ricos y de los poderosos está cerrada a los pobres, probablemente “por razones de seguridad”. La mesa del Señor está abierta incluso a Judas.

o La multiplicación de los panes es una Eucaristía (Lc 9, 11b-17: v 16: Jesús tomando los cinco panes, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio para que los sirvieran a la gente).
Multiplicar el pan, el trabajo, la sanidad, la educación, la paz y la pacificación es también celebrar Eucaristía.

o Recordemos cómo CRISTO RESUCITADO come en varios momentos con sus compañeros y discípulos:
 Los dos de Emaús reconocen al Señor resucitado al partir el pan (Lc 24, 13-35, v 30: Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio).
En el caminar de nuestra vida sufrimos no pocas desilusiones y discusiones. Cristo se hace presente siempre y le reconocemos al partir y compartir el pan.
 Junto al lago Jesús les pregunta a los suyos si tienen algo que comer, comen pan y pescado (Lc 24, 36-49) y cuando compartieron el pan, se les abrió la inteligencia y comprendieron (v 45).

La Eucaristía no es, pues, un rito, una liturgia, mucho menos una ley para cumplir con la Iglesia y salvar mi alma. La Eucaristía es algo más, más hermoso, gratuito: gracia: LA EUCARISTÍA ES VIDA. Impregnemos nuestra vida de la Vida. Disfrutemos de la vida. Yo soy el pan de vida.



04 ¿LA EUCARISTÍA PARA PUROS Y GENTE DE ÉLITE?
A veces pensamos en una Iglesia de perfectos, gente de élite, milimétricos y neuróticos en el campo moral, ultra puros. Sin embargo la Iglesia nunca fue así y nunca lo será, porque estamos los que estamos: pecadores profundos, que amamos la vida, pero no acertamos.
No soy yo -pecador- quien mancho a Cristo, sino que es Él quien sana mi vida.
Quien coma de este pan vivirá para siempre.


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