"Podríamos decir que esta parábola es el Evangelio del Evangelio" Para el Padre no es problema el pecado: se conmovió...

El hijo pródigo
El hijo pródigo Fano

"La parábola del padre y los dos hijos, además de ser una obra maestra de la literatura, constituye el núcleo del Evangelio del Señor. Podríamos decir que esta parábola es el Evangelio del Evangelio. Si alguien nos pregunta qué es el cristianismo, el cristianismo es esta parábola"

"Lo central en el cristianismo es un Dios padre bueno, acogedor, perdonador siempre y con todos"

"La última palabra del Dios de Jesús (del cristianismo) es la compasión bondad, el perdón, la gracia. La realidad última y definitiva cristiana es la casa el Padre: la vida, la fiesta"

rembrandt

En aquel tiempo dijo Jesús:

«Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde."

Y él les repartió  la hacienda

El Hijo Menor

Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.

Y entrando en sí mismo, dijo:

"¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre.

El padre

«Estando todavía lejos el hijo menor, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo:

"Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos:

"Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado."

 Y comenzaron la fiesta.

El hijo Mayor

“Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo:

"Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.

"Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre:

"Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!"

Había que celebrar una fiesta

«Pero él le dijo:

"Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado."

homilía

  1. El evangelio del Evangelio.

        La parábola del padre y los dos hijos, además de ser una obra maestra de la literatura, constituye el núcleo del Evangelio del Señor. Podríamos decir que esta parábola es el Evangelio del Evangelio. Si alguien nos pregunta qué es el cristianismo, el cristianismo es esta parábola.

  1. Parábola de amplio espectro.

        Es un relato intenso y emotivo que tiene -o puede tener- muchas lecturas y perspectivas según sea nuestra situación.

        Me voy a fijar en la memoria del Padre: vivimos de lo que recordamos y tal y como lo recordamos.

  1. el padre.

        En la parábola hay como un triángulo: el Padre, el hijo menor y el hijo mayor. Pero la figura central es el Padre: un padre que se conmueve y derrama bondad y misericordia. El Dios de JesuCristo es un padre que siente compasión, no es un juez.

La parábola la “preside” el padre, la bondad, el amor y la compasión del Padre. A Dios no le cuesta ningún trabajo ser bondadoso y perdonar.

        Lo central en el cristianismo es un Dios padre bueno, acogedor, perdonador siempre y con todos.

  1. Los dos hijos: dos caminos.

        El hijo mayor y el hijo menor representan dos caminos en la vida, dos estrategias para ser libres y supuestamente felices.

  • ü El hijo menor sigue la estrategia dionisíaca del placer, que le lleva a la degradación personal, a situaciones de muerte: estaba muerto y ha vuelto a la vida.
  • ü El hijo mayor sigue la estrategia del deber y del cumplimiento, que conduce a una religiosidad servil y esclava que sacrifica la alegría de vivir: no quiso entrar en la fiesta, en la vida.

  1. La diferencia está en la memoria de los dos hijos respecto del Padre.

El hijo menor

        Los dos hijos guardan una memoria muy distinta del Padre.

  • ü El hijo pequeño -perdido / muerto- (¿y quién no somos hijos pródigos y en situaciones de muerte?) recuerda siempre a su padre como padre, aún en las situaciones más sombrías de su vida. En su memoria histórica personal evoca al Padre: ¡cuántos jornaleros en la casa de mi padre..! Padre, no merezco llamarme hijo tuyo

El hijo mayor

  • ü El hijo mayor tiene otra imagen muy distinta de su padre: te he servido siempre (se siente esclavo) lo he cumplido todo, pero no has tenido un detalle conmigo…
  • ü
  • ü La conversión no es tanto una cuestión moral cuanto el cambio de la imagen que tengo de Dios.
  • ü ¿Qué imagen y memoria tengo yo de Dios Padre?

  1. me levantaré y volveré junto a mi padre.

        El hijo menor ha llegado a situaciones de muerte simbolizadas en el cuidado de los cerdos. Recapacita y piensa: volveré donde mi Padre y le diré: he pecado, ya no soy digno de ser hijo tuyo…

¿Escrúpulos y angustias de los exámenes de conciencia, elenco y enumeración de pecados?

        ¿Recapacito, pienso en la vida, en la casa del Padre?

  1. respuesta del Padre

El Padre “no hace ni caso” de lo que le cuenta su hijo menor perdido y muerto.

Ya de lejos el padre ve a su hijo perdido y la acogida es la compasión. El Padre se conmueve y le devuelve a la vida: abrazos, “entra en casa”, túnica, sandalias, anillo, fiesta, música…

        La memoria del Padre es sanante, liberadora, rehabilita en la vida.

        También nosotros podemos llegar a situaciones de muerte, a abismos profundos y no sola ni principalmente por el pecado, sino también por nuestra debilidad humana, por nuestra frágil psicología, por la depresión soportar, por la depresión, por las noches oscuras del alma, abatimientos, decepciones. Dice el salmo 32:  se me secaba la savia, la vida”…

        La memoria de Dios Padre sana, nos devuelve a la vida, nos llena de “aliento vital” (nefesh) de ganas de vivir.  Abre horizontes.

        La última palabra del Dios de Jesús (del cristianismo) es la compasión bondad, el perdón, la gracia. La realidad última y definitiva cristiana es la casa el Padre: la vida, la fiesta.

  1. El hijo mayor.

        El hijo mayor es la figura enigmática y trágica de la parábola.

Nunca llama padre a su padre…

Nunca llama hermano a su hermano…

        El hermano mayor no considera a su hermano, hermano; mira a su hermano, al hijo menor, con desprecio y odio: ese hijo tuyo…que es un perdido. La mirada que el hermano mayor dirige a su hermano pequeño es la de Caín a Abel, es la mirada de los hermanos mayores a su hermano pequeño, José, (al que venden).

        El problema para Dios -y para el ser humano- no es tanto el pecado cuanto la libertad (envidia, legalismos, etc del hermano mayor) ¿Y si no quiere entrar a la fiesta, a la vida?

        ¿Dios es padre para mí?

        ¿Tal vez me comporto como hermano mayor?

  1. El Padre quiere también a su hijo mayor.

        El padre no deja tirado al hijo mayor, más bien le recuerda que siempre le ha querido: ¡Hijo mío … siempre estás conmigo … todo lo mío es tuyo!

        Todos somos hijos de Dios: “mayores y menores”.

        ¿Me siento querido por Dios?

        Y no quería entrar en la vida, en la fiesta, en la bondad.

        Esta es la tragedia: no quería entrar a la fiesta, a la vida, a la casa del Padre. El problema no es el pecado sino no querer entrar…

        De la religión servil y esclavizante solamente salimos guardando o volviendo a la memoria del Dios de bondad y amor.

  1. Reavivar el fuego de la bondad.

        Probablemente nos hace falta avivar el recuerdo nostálgico de la bondad de Dios. Ello crea o re-crea unas relaciones sanantes, acogedoras, libres y liberadoras, dialogantes, inteligentes,

        No perdamos nunca la memoria de Dios Padre que nos ama no porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es nuestro Padre.

  • ü Aplicar esta memoria a nuestra memoria personal, a nuestros viejos sentimientos, a nuestro propio pasado,
  • ü Hermosa tarea la de sanar la memoria y rupturas de nuestras familias, sociedad y comunidades cristianas,
  • ü Una iglesia en la que las relaciones las presidiera el Padre de la parábola, sería una iglesia de la vida y de la fiesta.
  • ü Haríamos bien en aplicar esta parábola -en la medida en que nos sea posible- a la memoria de nuestro pueblo, sería una gran labor pacificadora.

  1. Eucaristía: fiesta de la vida.

        La Eucaristía es fiesta, había que celebrar una fiesta. En ella evocamos cuestiones decisivas para el ser humano: el sentido de la vida, el perdón, la mesa fraterna, la bondad del Padre, el futuro en la casa del Padre...

        Siempre en la vida estamos hijos en situación de muerte. Dios no nos abandona, nos aguarda siempre, porque también como el hijo menor:

Este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida

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