Lo que se opone a la gracia no es tanto el pecado, cuanto el miedo a Dios
- Gracia: gratitud: gratuidad: agradecimiento y compasión
El acento de las lecturas de hoy no recae tanto sobre unas curaciones en sí mismas, (1ª lectura: Naamán, sirio con lepra y Evangelio: diez leprosos), sino que el eje central del evangelio es el agradecimiento, la gratitud, la gracia y que Jesús siente compasión.
¿Y qué es la gracia?
- ü Hemos recibido una educación según la cual “Vivir en gracia” consistía en “no vivir en pecado”, porque Dios se enfadaba y castigaba.
- ü Otra variante de la gracia entendía que la gracia era una especie de energía que Dios nos daba para que nos mantuviéramos firmes ante las tentaciones.
- ü Otra acepción de la gracia era aquellos “puntos casa” o una cuenta corriente en la que íbamos anotando en unas hojas-fichas y así almacenábamos cuantitativamente “unidades de gracia" que nos defendía contra Dios: siete rosarios, 25 jaculatorias, 12 comuniones espirituales, 30 visitas al santísimo, etc…. Por esos actos religiosos se nos concedían 100 días, uno o diez años de indulgencia, o incluso indulgencia plenaria, etc.[1]
Pero la gracia no es contabilidad espiritual. Dios no tiene ordenador, ni Excel, ni nada por el estilo.
La cuestión de la gracia es gratuidad y agradecimiento en la vida. La gracia es la relación gratuita y bondadosa que Dios quiere tener y tiene con nosotros los seres humanos.
Dios paseaba y charlaba todas las tardes con Adán y Eva (la humanidad) por el paraíso. Pero “cuando pasó lo que pasó”, que nadie lo sabe y le llamamos “manzana” o pecado original, Dios decidió acompañarnos siempre en la vida, hizo una alianza de amistad eterna, sellada por JesuCristo.
Hay un canon –una plegaria eucarística- en la que se lee: Cuando por desobediencia perdimos tu amistad… (¿Y quién ha dicho que Dios retirara su amistad, su relación amorosa y gratuita al ser humano?)
Dios no ha dejado nunca de amar gratuitamente (gracia) al ser humano. El Padre nunca retira su amistad al hijo perdido. Dios siempre está cerca de nosotros, siente compasión de nosotros, porque es gracia, gratuidad para nosotros
Lo mejor y más valioso de la vida es de balde: la vida misma, el sentido de la vida, la esperanza, la paz interior, la serenidad, la amistad, el amor son gratuitos, son gracia…
Estos últimos domingos meditábamos sobre el escasísimo valor del dinero, (No podéis servir a Dios y al dinero. Qué difícil es ser rico y feliz. El rico y el pobre Lázaro).
Las lecturas de hoy nos subrayan esta verdad. ¿Alguien de nosotros ha comprado la vida? Es gratuita, gracia: nos la han dado. ¿Quién puede comprar el sentido de la vida? ¿Dónde se vende paz interior, amistad, amor?
- ser agradecidos y vivir agradecidamente.
Es importante ser agradecidos en la vida.
¿Por qué no somos agradecidos?: ¿Por qué no vivimos en gracia?
- o Porque nos consideramos importantes y autosuficientes.
- o Porque le tenemos miedo a Dios y no nos sentimos queridos por Él.
- o Porque consideramos a Dios como un amo justiciero y temible.
- o La consecuencia del desagradecimiento, la ausencia de gracia, gratuidad, en nuestra vida es el temor y la amargura
Vale la pena recordar aquella canción de Violeta Parra: Gracias a la vida, que me ha dado tanto…
Vivir en gracia no es meramente evitar como se pueda –y si se puede- el pecado para que Dios no se rebote.
Vivir en gracia es de corazones nobles.
Vivir en gracia es el sentimiento que brota del corazón de la persona que tiene paz interior.
La persona agradecida no es autosuficiente y está reconciliada consigo misma, reconoce su limitación, incluso su pecado. La persona sencilla, el humilde es quien vive cerca de Dios porque le parece un regalo que Dios nos ame. Incluso el pecador, -que somos todos- vive liberado de la necesidad de autojustificarse con obras y miedos, porque todo lo recibe de Dios.
- Hacia la Eucaristía.
Eucaristía significa buena acción de gracias.
Un pobre hombre leproso, samaritano, pagano (extranjero) “para más inri” y por tanto inferior, un samaritano es quien vuelve a dar gracias.
Lo que se opone a la gracia no es tanto el pecado, cuanto el miedo a Dios.
Sintámonos queridos por Dios.
Vivir ya es gracia un regalo. Vivamos en gracia.
[1] Lástima que el esquema sobre las indulgencias, que K Rahner había preparado para que se discutiera en el Concilio Vaticano II, no saliera adelante