No siempre se puede estar contento,, pero sí vivir serenamente

III ADVIENTO

  1. vivid serenamente toda la vida.

En la liturgia anterior al concilio Vaticano II a este tercer domingo de Adviento se denominaba “domingo  Gaudete”, algo así como domingo de la alegría (Domingo gaudete: gaudium: gozo, alegría). Era como una pequeña tregua en el esfuerzo (penitencia) del Adviento.

La Palabra de hoy es como una llamada a la alegría, a la serenidad: Alégrate, hija de Sión; y San Pablo  nos insta a vivir siempre alegres en el Señor; os lo repito, vivid en paz de Dios… San Lucas en el evangelio nos anuncia por medio de Juan Bautista que Jesús nos bautizará espíritu, en el aliento vital, en las ganas de vivir…

  1. Evangelio y alegría.

        El cristianismo no es una religión para cumplir con una normativa jurídico-moral-litúrgica. Sería -es- enojoso, es penoso un cristianismo.

Jesús no es un maestro religioso, un jurista que se sabe hasta la “letra pequeña” de la ley, de la liturgia, del dogma y la impone, quieras que no…

Jesús fue más bien distante de la ley y cercano a la vida, a la salud, al alimento; nos llama a la bienaventuranza, la alegría, la esperanza.

  • ü El ángel anuncia a los pastores: os anuncio una gran alegría: hoy os ha nacido un salvador (Lc 2,10)
  • ü Los magos se llenan de alegría al ver la estrella que les anuncia la luz de la verdad. (Mt 2,10) Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría.
  • ü El programa cristiano es de bienaventuranza, de felicidad, no de pesadumbre y agobio religioso. Jesús nos invita a que seamos bienaventurados y vivamos alegres (Mt 5).
  • ü La Palabra, el mensaje cristiano es de profunda alegría, como quien encuentra un tesoro, (Mt 13,44).
  • ü Dios mismo se alegra por todo pecador que cambia su trayectoria de vida. (Lc 15,32).
  • ü Jesús supone un gozo infinito, imperecedero, que nadie nos puede quitar, (Jn 15,11; 16,22).
  • ü La fuente principal de alegría está en la Resurrección del Señor. Los discípulos se llenan de alegría al encontrarse con el resucitado. (Lc 24,41; Jn 20,20).
  • ü ¿No ardía nuestro corazón? Se dicen los dos de Emaús, (Lc 24)

  1. No siempre se puede estar contento, pero sí en paz interior.

        La vida va como va y hay momentos en los que por mil circunstancias brota la preocupación, el miedo, la incertidumbre.

        No siempre podemos estar contentos, pero sí que podemos vivir en la quietud, en el sosiego de nuestro interior, descansando en el Señor y vivir en serenidad, en calma: no perdáis la calma. No temas pequeño rebaño mío, (Lc 12,32)

  1. El Espíritu del Señor es serenidad y alegría en nuestra vida.

        Los discípulos, que estaban asustados, encerrados se llenan de alegría al ver al Señor, cuando éste se les hace presente.

        Pronto celebraremos la Navidad, la presencia de la alegría y de la bondad de Dios en medio de nosotros.

        El Señor nos llenará de paz. Por tanto:

Estad siempre alegres en el Señor,

 os lo repito, vivid siempre en paz.

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