Romero y la Iglesia de los Pobres
Monseñor Romero habló muchas veces de los pobres y de la Iglesia de los pobres. En la homilía del 4 de marzo del 79 dijo: Cuando hablamos de la Iglesia de los pobres, simplemente estamos diciendo a los ricos también: vuelvan los ojos a esta iglesia y preocúpense de los pobres tanto como de un asunto propio.
El 15 de julio del año 79, dijo en la homilía: Yo me alegro hermanos de que nuestra Iglesia sea perseguida precisamente por su opción preferencial por los pobres y por tratar de encarnarse en el interés de los pobres y decir a todo el pueblo, gobernantes, ricos y poderosos: (…) Si no se interesan por la pobreza de nuestro pueblo como si fuera su propia familia, no podrán salvar a la sociedad.
En la homilía del 1º d julio del 79 dice: Algunos creen que, cuando la Iglesia se proclama Iglesia de los pobres, como que se parcializa y deprecia a los ricos. ¡De ninguna manera!El mensaje es universal. Dios quiere salvar a los ricos también. Pero precisamente porque los quiere salvar les dice que no se pueden salvar mientras no se conviertan al Cristo que vive precisamente en los pobres. (…) Ser pobre consiste en aceptar y asumir la causa de los pobres como si estuviera aceptando y asumiendo su propia causa y la causa de Cristo.
Hay muchísimas citas de Monseñor sobre los pobres y la Iglesia de los pobres, dichas al compás de los acontecimientos del País. A nosotros, discípulos de Romero, nos toca sistematizar ese conjunto de referencias, sembradas a lo largo de muchas de sus homilías en los tres años de pastor de la arquidiócesis.
En estas tres notas que he seleccionado, aparecen sugerencias profundas. Destaco tres:
• Preocuparme por los pobres como un asunto propio; como si fuera mi propia familia.
• Asumir la causa de los pobres como mi propia causa.
• Convertirme al Cristo que vive en los pobres.
Con estas breves muestras podemos hacernos idea de lo que significa para el Beato Romero la Iglesia de los pobres. Pero conviene que previamente aclaremos el significado de la palabra pobre, que es bastante compleja. Este va a ser el punto primero de esta emisión.
1.Pobres: una clasificación en tres grupos
¿Qué decimos cuando pronunciamos la palabra pobre? Y sobre todo, ¿qué entiende la gente corriente –y no tan corriente- cuando usamos la palabra pobre y pobres?
1°Para alguna gente, pobres son los mendigos.
Recuerdo perfectamente lo que me ocurrió hace bastantes años, cuando daba una catequesis sobre los pobres. En el diálogo posterior, un universitario de 4º o 5º de carrera hizo esta comunicación. ‘Hasta hoy, siempre he creído que los pobres son los mendigos. Cuando encuentro alguno en la calle, le doy una limosna y deber cumplido. Hoy he escuchado cosas muy diferentes’. Le pregunté si deseaba alguna aclaración más y me dijo: ‘De momento, no. Primero voy a asimilar bien lo que he escuchado’.
Aquí tenemos, pues, un primer significado de la palabra pobre. No digo si es correcto o no. Me refiero a lo que puede entendernos una parte de los oyentes, cuando hablamos de los pobres. Los mendigos son mayoritariamente pobres –puede haber excepciones-. Pero los pobres no son solamente los mendigos. La Iglesia de los pobres no es solamente la Iglesia de los mendigos.
2º Para otra gente, pobres pueden ser las personas que viven en zonas marginales.
Veamos este punto. Estoy acudiendo a una zona marginal todos los sábados, como iba cuando llegué a El Salvador. Creo que la mayoría de sus habitantes son gente pobre. Hace 20 años, el lugar estaba poco poblado. Actualmente pueden habitarlo más de mil personas; y no todas son pobres. Hay quien se ha apoderado de un buen trozo de terreno y ha construido una casa grande, donde cabe incluso su carro. Y no falta quien, todavía recientemente, ha ampliado su terreno apoderándose de unos metros de un espacio que era como una pequeña plaza, en un cruce de caminos. Y me dijo que eran bendiciones de Dios. Hasta ese extremo de corrupción nos ha llevado la interpretación de los dones del Espíritu Santo en clave económica. Resumiendo: hay muchos pobres en las zonas marginales. No todos son pobres, pero sí lo son la mayoría de la gente de zonas marginales. Y quienes lo son, no son los únicos pobres.
3º Para la mayoría de la gente, pobres son las personas de escasos recursos.
Carecen de medios económicos para cubrir sus necesidades básicas. Comen mal y no siempre tienen para comer. Sus viviendas son malas en todos los sentidos; en tiempo de lluvia, les entra agua. Tienen malos sueldos o ni siquiera tienen un trabajo estable. Su trabajo informal no les da lo suficiente. No tienen seguridad social ni jubilación o son malas las que tienen. Sus hijos se han alimentado mal durante la primera infancia con las consecuencias consiguientes sobre el desarrollo del cerebro Actualmente siguen alimentándose mal. Van a escuelas que no le enseñan ni le preparan para el bachillerato. Etc.
Esto no es una definición. Son rasgos que nos dan una imagen más completa de los pobres, que las dos visiones anteriores. Cuando hablamos de los pobres, la imaginación de los oyentes maneja este concepto general de pobres. ¿Son estos los pobres que Monseñor quería cuando hablaba de la Iglesia de los pobres? Esa es otra cuestión, que veremos más adelante.
2 Los pobres y la justicia
Lo que quería yo mostrar desde el comienzo mismo de esta exposición es la ambigüedad que rodea a la palabra pobre. Con esa ambigüedad no se puede exponer debidamente lo que la Iglesia de los Pobres. Hay teólogos, incluso importantes, que hablan mucho de los pobres sin más añadidos. Sería de desear que precisaran más de quiénes están hablando. Sería también conveniente que se preguntaran qué entiende la gente cuando ellos hablan de los pobres en sus libros.
Monseñor Romero, ¿hacia alguna precisión cuando hablaba de Iglesia de los pobres? En las homilías, creo que no. Al menos yo no la he visto. Pero en el discurso de Lovaina da una serie de datos que nos hacen comprender de qué pobres hablaba. Lo veremos más adelante.
Por mi parte, desde que me encontré con el estudiante que identificaba a los pobres con los mendigos, me propuse añadir alguna precisión a la palabra pobre, cada vez que la empleara. Y decidí no hablar de los pobres sin más, salvo en conversaciones informales, y utilizar siempre la fórmula los pobres y la justicia. Con esta fórmula se entiende inmediatamente que no hablo solamente de los mendigos o de tales pobres o de tales otros, sino que me refiero a todos los pobres. Y más todavía: con la palabra justicia se ve claramente que estoy pensando en cambiar la suerte de los pobres. Al decir los pobres y la justicia, me acerco más a lo que quería expresar Monseñor al hablar de la Iglesia de los pobres. Pero esto de la Iglesia de los pobres necesita mayores aclaraciones que el simple uso de la expresión los pobres y la justicia. Vamos a hacerlas a continuación.
3.Pobres concientizados
Este es un grupo especial, que no puede sumarse a los tres anteriores. Es un colectivo de personas que han adquirido conciencia social. ¿Son todos pobres? No necesariamente. Suelen serlo la mayoría, pero suele haber también gente de clase media y alta, en proporción inversa a su situación económica. ¿Cómo definiríamos la conciencia social? Es un despertar interior de la persona que se da cuenta de los hilos y mecanismos que se ocultan dentro de la realidad social y que la mueven y modifican en una u otra dirección.
Un ejemplo son las estructuras. Las paredes maestras y las columnas que sostienen un edificio son sus estructuras. En la realidad social hay también estructuras, que mucha gente no conoce. Por ejemplo, las leyes de comercio internacional, las decisiones de los países ricos sobre materias primas, y otras muchas. Dentro de cada estado o nación hay también estructuras, como el sueldo base, la asociación de empresarios, las leyes sobre comercio interior, todo el entramado de las normas jurídicas desconocidas para la mayoría de la población, y muchas más.
Cuando una persona descubre algunos de esos hilos y mecanismos ocultos, mal conocidos por la población, empieza a adquirir conciencia social. Y va entendiendo muchos de los hechos nacionales e internacionales, que no tienen explicación para la mayoría de la gente.
Añadamos, finalmente, que la conciencia social es adulta cuando la persona concientizada decide participar en un grupo de acción, comprometido con la transformación social. Puede ser un partido político –aunque no todos los afiliados tienen conciencia social- un sindicato, una plataforma de acción, etc.
Ahora, con todo lo que hemos visto, podemos preguntarnos: ¿Qué es la Iglesia de los pobres, que buscaba Monseñor Romero?
4.La Iglesia de servicios
Hay parroquias que ofrecen servicios importantes a sus feligreses e incluso a personas de otras parroquias y a muchas personas más. Algunas de ellas tienen buenos servicios de salud y hasta una clínica bien montada, atendida por médicos de calidad, a precios módicos, que suponen una gran ayuda para la gente empobrecida. ¿Hablaba Monseñor de esas parroquias u otras parecidas, cuando abogaba por La Iglesia de los Pobres?
Esas parroquias tienen mucho mérito y hacen mucho bien. Cuentan con limosnas y personas voluntarias, que ayudan a mantener los servicios a buena altura. La gente los usa y los agradece. Dios actúa también a través de tales servicios. Pero no son parroquias de la Iglesia de los pobres, como veremos enseguida. Su fuerte está en los servicios, que monta la gente activa de la parroquia junto con el párroco y sus ayudantes. Es, pues, mejor dejarlas con su verdadero nombre: son Parroquias de servicios, parroquias que tienen servicios
5.La Iglesia de los pobres que formó Monseñor
Romero habla muchas veces de La Iglesia de los Pobres en sus homilías. Hemos mencionado tres citas al comienzo de esta sesión. Añado aquí una breve alusión, basada en el cántico de María, de la homilía del 17 de febrero de 1980. María también llega a decir una palabra que diríamos hoy insurreccional: Derriba del trono a los poderosos, cuando estos ya son un estorbo para la tranquilidad del pueblo. Esta es la dimensión política de nuestra fe: la vivió María, la vivió Jesús. Era auténticamente un patriota de un pueblo que estaba bajo una dominación extranjera y que Él, sin duda, la soñaba libre. Les aclaro que la dimensión política de la fe es un componente de la opción por los pobres y de la Iglesia de los pobres.
La intuición del Concilio Vaticano II está a la base de todo el movimiento eclesial actual. La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo, para salvarlo en totalidad, aquí y ahora. Los pobres son la clave para comprender la fe cristiana y la actuación de la Iglesia.
Los pasos de la arquidiócesis en los últimos años han sido los siguientes
1.- Encarnación en el mundo de los pobres. En los últimos años nuestra Arquidiócesis ha ido tomando una nueva dirección: la vuelta al mundo de los pobres. Después de años y siglos hemos escuchado las palabras del Éxodo: “He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen". Y nosotros hemos visto lo que no veíamos antes: la miseria colectiva de nuestros países. Y ha ocurrido que lo que no habíamos logrado al mirar sólo el interior de la Iglesia, lo estamos consiguiendo ahora al volvernos al mundo de los pobres.
2.- El anuncio de la Buena Nueva a los pobres, que es la verdad central del evangelio. A la vez es un llamado a las mayorías pobres a la responsabilidad, a su concientización y a su organización, en un país en que está prohibida.
3.- Compromiso en la defensa de los pobres. En la situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político, la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. Con esto entramos en conflicto, que fue realmente un conflicto grave.
4.- La persecución. Esta defensa de los pobres ha ocasionado la persecución, de la que ya hemos hablado en la tercera emisión. En menos de tres años más de cincuenta sacerdotes, atacados, amenazados y calumniados. Seis de ellos, mártires; varios han sido torturados y otros expulsados. También las religiosas han sido objeto de persecución. Muchas instituciones católicas, atacadas. Y en el pueblo sencillo los amenazados, capturados, torturados y asesinados se cuentan por centenares y miles. Y no han atacado a cualquiera, sino a personas e instituciones que se han puesto de lado del pueblo pobre y han salido en su defensa.
5.- Así llegamos a la dimensión política de la fe. ¿En qué consiste? En dar respuesta a lo que nos pide el mundo real socio-político, en el que está la Iglesia. Esto no tiene nada que ver con la politización de la Iglesia. Se trata de la verdadera opción por los pobres, para defender su causa y sus derechos, luchado por estructuras humanizadas. No lo hemos descubierto con reflexiones teóricas, sino con la práctica.
6. ¿Cómo sería hoy La Iglesia de los Pobres?
Digamos primeramente que La Iglesia de los Pobres puede ser una parroquia o un templo que no sea parroquia o un grupo de cristianos unidos en un centro. Esa Iglesia acoge a ricos y pobres, toda clase de pobres, pero está encabezada por gente concientizada y metida en la acción, como la que hemos mostrado anteriormente. Este grupo de cabeza hace suyos los tres puntos de Romero que hemos indicado en la introducción: opta por la gente pobre como un problema suyo, como su propia causa; y se convierte y entrega al Cristo que vive en la gente pobre. Esta opción implica mucha conversión, pues, para vivir esa experiencia, hay que salir del propio yo.
Especial importancia tiene la palabra causa. La mayoría de los cristianos no tienen una causa. Sí que la tenían los no-creyentes revolucionarios. Una causa es un objetivo social amplio, asumido vitalmente por muchas personas. Los revolucionarios comunistas tenían como causa cambiar la sociedad capitalista en sociedad comunista; en ella entraba como componente la dictadura. La socialdemocracia tiene como causa transformar la sociedad liberal en una sociedad democrática y social de estructuras solidarias, que den una vida suficiente y digna a toda la población. La causa de Jesús es el Reino de Dios, una sociedad libre y justa, abierta a Dios, por la cual luchamos conjuntamente, en equipo, con la no-violencia activa. La persona que tiene una causa une el cambio personal a la lucha por el cambio social.
Supuesta esa conversión, la actual Iglesia de los pobres debe dar los mismos cuatro pasos que dio la Iglesia de los Pobres de Romero:
•Encarnación en el mundo de los pobres.
•El anuncio de la Buena Nueva a los pobres
•Compromiso en la defensa de los pobres.
•La persecución.
En tiempo del Beato, la Iglesia de los Pobres se hallaba inmersa en una sociedad dominada por el crimen organizado, con un gobierno corrupto y cruel. Hoy estaría en una situación menos dura. Pero, atención, que puede haber -y de hecho hay- persecuciones blancas. Por ejemplo: en el mundo laboral, tenerle a una trabajadora en el peor puesto, para que se marche; tenerle sin trabajo, pero tampoco puede hacer nada suyo, porque ese tiempo es de la empresa, hasta que se hunda; desprestigiarlo públicamente ante los demás compañeros; castigarle a la menos falta que cometa; negarle permisos, aunque sean necesarios, etc. En la Iglesia, la murmuración, la calumnia, el desprestigio para que su obra no salga. Y en otros ámbitos, no darle ningún cargo, impedir, ante una editorial, la publicación de un libro, desacreditarlo continuamente, calificarlo de comunista, subversivo y peligroso… Y muchos otros medios que tienen para apartar a una persona, destruir su obra, impedir su acción en la sociedad, etc. Y estas cosas pasan también en la Iglesia. Estas son las persecuciones blancas, que puede sufrir la Iglesia de los pobres en países donde no hay persecuciones de sangre.
Así llegamos a la dimensión política de la fe, que no tiene nada que ver con la politización de la Iglesia, sino que consiste en dar respuesta a lo que nos pide el mundo real socio-político, en el que está la Iglesia. Esta respuesta es la opción expresa por la gente pobre, para defender sus derechos, renunciar las injusticias incluso de los gobiernos y anunciar el Reino de Dios a todos los seres humanos. Destaquemos, como algo importante, la encarnación en el mundo de los pobres, para no quedar en la postura del compromiso que no se involucra con ellos, aunque luche por ellos.
Pero no sería suficiente que una persona tomara esta opción por su cuenta; o que la tomaran varias personas, cada una de ellas por su cuenta. Ha de haber un grupo de mujeres y hombres, más o menos iguales en número, que tome esta opción como un compromiso individual y grupal y la ponga en práctica; un grupo capaz de decir: el problema de los pobres es mi problema.
Esta comunidad –parroquial o no- ha de poner la acción por la gente pobre a la misma altura que la liturgia. Todo el mundo ve que la vida de la Iglesia y de las cristianas está montada sobre la liturgia. Así lo dice la Constitución sobre la Liturgia del concilio Vaticano II. La liturgia es la cumbre de la actividad de la Iglesia; Cristo está siempre presente en la Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica; por medio de la liturgia se ejerce la obra de nuestra redención. Pero también dice que la liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, sino que a los creyentes hay que predicarles constantemente la fe y la conversión, prepararlos para los sacramentos, enseñarles a cumplir todo cuanto Cristo mandó y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado (Números 2.7.9.10)
Podríamos decir, pues, que la Constitución sobre la liturgia pone la caridad en segundo lugar, casi a la atura de la liturgia. Pero en los evangelios sinópticos vemos a Jesús dedicado en cuerpo y alma a luchar contra el sufrimiento humano. Es decir que practicaba la acción social con la máxima dedicación y la acompañaba frecuentemente con su oración personal. La acción litúrgica, y también la oración, puede preceder a la acción y seguirla como acción de gracias y culminación de la obra de Dios
7.Reflexiones finales
La Iglesia de los pobres está centrada en el compromiso con los pobres tanto como en la liturgia. Ese compromiso puede y debe llegar a ser sociopolítico. La Iglesia y el clero no deben hacer política partidista, como expuse en la sesión anterior. Pero pueden y deben hacer política general, sobre todo la formación política de los laicos más concientizados y el impulso a la organización y la acción. Por lo tanto, a la vez que se alcanza el compromiso sociopolítico de los miembros más concientizados, la diócesis, la parroquia, la comunidad se transforman en una iglesia centrada en los pobres tanto como en la liturgia, de forma que el culto sea la raíz y el culmen del compromiso comunitario de la Iglesia de los pobres y de las acciones sociopolíticas de los laicos y laicas.
La Iglesia de los pobres asume de esta forma la defensa de la gente pobre y de sus derechos, con el objetivo de luchar por la transformación de la sociedad hacia la consecución de una vida digna para los menos favorecidos, o sea para todos.
Además de la defensa, la Iglesia de los pobres practica la denuncia de los abusos del gobierno y de los poderosos contra la gente pobre y contra cualquier persona o institución, siguiendo la línea de Jesús y de los profetas.
Pero el clero y la jerarquía no han de ser los protagonistas de estas acciones; hay que dejar el protagonismo a los laicos, puesto que la misión en del mundo es el campo de compromiso de ellos. Jerarquía y clero deben formar a las laicas y laicos en espiritualidad laical y social, para lo cual han de prepararse bien ellos mismos, con el estudio de los mecanismos de funcionamiento de la moderna sociedad civil. En cambio, la formación para la acción ha de quedar también en manos de laicos experimentados. Todo ello, sin perder de vista el objetivo, que es el bien y la justicia para las capas populares, lo cual lleva consigo el bien y la justicia para todos.
Termino con una cuestión muy arraigada en la gente, que me parece fundamental en la formación de los laicos-as y el clero en la Iglesia de los pobres: la neutralidad y su superación. ¿Qué es la neutralidad en este tema? Amar a todos por igual. Y ¿qué: esto es lo que hay que superar? ¿No es correcta esa postura? Siempre se ha dicho. Pues resulta que no es correcta, porque los medios económicos, el tren de ida, la cultura, la vivienda, los viajes y todo lo demás no son iguales para todos. En una desigualdad social tan enorme como la que tenemos en el País, amar a todos por igual equivale a apoyar a la gente pudiente, incluso a los opresores, y hundir a la gente de escasos recursos. Es una neutralidad que hace mucho daño.
Romper la neutralidad es un paso necesario para todo lo relacionado con los pobres: para la opción por los pobres, para la lucha por la justicia, para el cambio de estructuras, para disminuir la injusticia, para evitar la violencia, para tener paz, para crear y desarrollar la Iglesia de los pobres… incluso para la caridad correcta, porque estará corrompida de raíz. Quien es neutral apoya al opresor.
Romper la neutralidad es un paso necesario para crear y desarrollar la Iglesia de los pobres. Contra el pensamiento de amar a todos por igual, hemos de propagar la idea de amar a todos, pero de manera diferente, a cada cual según su forma de vida, su situación económica, sus posesiones, sus empresas, los sueldos que paga, sus obligaciones con el Estado, las que cumple y las que no cumple, sus injusticias; o bien lo contrario: sus buenas obras, sus acciones solidarias, su trato perfecto a quienes trabajan con él, las ayudas que ofrece, su generosidad, etc.
En los evangelios vemos claramente que Jesús no fue neutral nunca. Sigamos sus pasos.
Plegaria al Beato Romero
Añoranza
Romero, obispo, mártir y profeta,
nuestro amigo y modelo.
Las aguas van revueltas en tu pueblo.
Algunas veces se desmadran, salen
de su cauce y destruyen los jardines.
dejando por el suelo a adultos y a los niños.
La belleza de calles y de plazas,
por ti desconocida,
se nos queda manchada de color y tristeza.
Añoramos tu amor y tus denuncias,
tu valor y tu lucha por tu Pueblo.
Sentimos alegría
cada vez que la Iglesia saca pecho
contra la minería y contra el agua.
Pero nos faltan laicas, protagonistas, líderes,
de la misión social en el centro del mundo.
Nos falta aquella Iglesia de los pobres,
que tú dinamizaste, levantada por Mártires.
Patxi Loidi, pbro. 25561584 / 74691463
Antiguo Cuscatlán (SV), 25-07-18, fiesta de Santiago apóst
El 15 de julio del año 79, dijo en la homilía: Yo me alegro hermanos de que nuestra Iglesia sea perseguida precisamente por su opción preferencial por los pobres y por tratar de encarnarse en el interés de los pobres y decir a todo el pueblo, gobernantes, ricos y poderosos: (…) Si no se interesan por la pobreza de nuestro pueblo como si fuera su propia familia, no podrán salvar a la sociedad.
En la homilía del 1º d julio del 79 dice: Algunos creen que, cuando la Iglesia se proclama Iglesia de los pobres, como que se parcializa y deprecia a los ricos. ¡De ninguna manera!El mensaje es universal. Dios quiere salvar a los ricos también. Pero precisamente porque los quiere salvar les dice que no se pueden salvar mientras no se conviertan al Cristo que vive precisamente en los pobres. (…) Ser pobre consiste en aceptar y asumir la causa de los pobres como si estuviera aceptando y asumiendo su propia causa y la causa de Cristo.
Hay muchísimas citas de Monseñor sobre los pobres y la Iglesia de los pobres, dichas al compás de los acontecimientos del País. A nosotros, discípulos de Romero, nos toca sistematizar ese conjunto de referencias, sembradas a lo largo de muchas de sus homilías en los tres años de pastor de la arquidiócesis.
En estas tres notas que he seleccionado, aparecen sugerencias profundas. Destaco tres:
• Preocuparme por los pobres como un asunto propio; como si fuera mi propia familia.
• Asumir la causa de los pobres como mi propia causa.
• Convertirme al Cristo que vive en los pobres.
Con estas breves muestras podemos hacernos idea de lo que significa para el Beato Romero la Iglesia de los pobres. Pero conviene que previamente aclaremos el significado de la palabra pobre, que es bastante compleja. Este va a ser el punto primero de esta emisión.
1.Pobres: una clasificación en tres grupos
¿Qué decimos cuando pronunciamos la palabra pobre? Y sobre todo, ¿qué entiende la gente corriente –y no tan corriente- cuando usamos la palabra pobre y pobres?
1°Para alguna gente, pobres son los mendigos.
Recuerdo perfectamente lo que me ocurrió hace bastantes años, cuando daba una catequesis sobre los pobres. En el diálogo posterior, un universitario de 4º o 5º de carrera hizo esta comunicación. ‘Hasta hoy, siempre he creído que los pobres son los mendigos. Cuando encuentro alguno en la calle, le doy una limosna y deber cumplido. Hoy he escuchado cosas muy diferentes’. Le pregunté si deseaba alguna aclaración más y me dijo: ‘De momento, no. Primero voy a asimilar bien lo que he escuchado’.
Aquí tenemos, pues, un primer significado de la palabra pobre. No digo si es correcto o no. Me refiero a lo que puede entendernos una parte de los oyentes, cuando hablamos de los pobres. Los mendigos son mayoritariamente pobres –puede haber excepciones-. Pero los pobres no son solamente los mendigos. La Iglesia de los pobres no es solamente la Iglesia de los mendigos.
2º Para otra gente, pobres pueden ser las personas que viven en zonas marginales.
Veamos este punto. Estoy acudiendo a una zona marginal todos los sábados, como iba cuando llegué a El Salvador. Creo que la mayoría de sus habitantes son gente pobre. Hace 20 años, el lugar estaba poco poblado. Actualmente pueden habitarlo más de mil personas; y no todas son pobres. Hay quien se ha apoderado de un buen trozo de terreno y ha construido una casa grande, donde cabe incluso su carro. Y no falta quien, todavía recientemente, ha ampliado su terreno apoderándose de unos metros de un espacio que era como una pequeña plaza, en un cruce de caminos. Y me dijo que eran bendiciones de Dios. Hasta ese extremo de corrupción nos ha llevado la interpretación de los dones del Espíritu Santo en clave económica. Resumiendo: hay muchos pobres en las zonas marginales. No todos son pobres, pero sí lo son la mayoría de la gente de zonas marginales. Y quienes lo son, no son los únicos pobres.
3º Para la mayoría de la gente, pobres son las personas de escasos recursos.
Carecen de medios económicos para cubrir sus necesidades básicas. Comen mal y no siempre tienen para comer. Sus viviendas son malas en todos los sentidos; en tiempo de lluvia, les entra agua. Tienen malos sueldos o ni siquiera tienen un trabajo estable. Su trabajo informal no les da lo suficiente. No tienen seguridad social ni jubilación o son malas las que tienen. Sus hijos se han alimentado mal durante la primera infancia con las consecuencias consiguientes sobre el desarrollo del cerebro Actualmente siguen alimentándose mal. Van a escuelas que no le enseñan ni le preparan para el bachillerato. Etc.
Esto no es una definición. Son rasgos que nos dan una imagen más completa de los pobres, que las dos visiones anteriores. Cuando hablamos de los pobres, la imaginación de los oyentes maneja este concepto general de pobres. ¿Son estos los pobres que Monseñor quería cuando hablaba de la Iglesia de los pobres? Esa es otra cuestión, que veremos más adelante.
2 Los pobres y la justicia
Lo que quería yo mostrar desde el comienzo mismo de esta exposición es la ambigüedad que rodea a la palabra pobre. Con esa ambigüedad no se puede exponer debidamente lo que la Iglesia de los Pobres. Hay teólogos, incluso importantes, que hablan mucho de los pobres sin más añadidos. Sería de desear que precisaran más de quiénes están hablando. Sería también conveniente que se preguntaran qué entiende la gente cuando ellos hablan de los pobres en sus libros.
Monseñor Romero, ¿hacia alguna precisión cuando hablaba de Iglesia de los pobres? En las homilías, creo que no. Al menos yo no la he visto. Pero en el discurso de Lovaina da una serie de datos que nos hacen comprender de qué pobres hablaba. Lo veremos más adelante.
Por mi parte, desde que me encontré con el estudiante que identificaba a los pobres con los mendigos, me propuse añadir alguna precisión a la palabra pobre, cada vez que la empleara. Y decidí no hablar de los pobres sin más, salvo en conversaciones informales, y utilizar siempre la fórmula los pobres y la justicia. Con esta fórmula se entiende inmediatamente que no hablo solamente de los mendigos o de tales pobres o de tales otros, sino que me refiero a todos los pobres. Y más todavía: con la palabra justicia se ve claramente que estoy pensando en cambiar la suerte de los pobres. Al decir los pobres y la justicia, me acerco más a lo que quería expresar Monseñor al hablar de la Iglesia de los pobres. Pero esto de la Iglesia de los pobres necesita mayores aclaraciones que el simple uso de la expresión los pobres y la justicia. Vamos a hacerlas a continuación.
3.Pobres concientizados
Este es un grupo especial, que no puede sumarse a los tres anteriores. Es un colectivo de personas que han adquirido conciencia social. ¿Son todos pobres? No necesariamente. Suelen serlo la mayoría, pero suele haber también gente de clase media y alta, en proporción inversa a su situación económica. ¿Cómo definiríamos la conciencia social? Es un despertar interior de la persona que se da cuenta de los hilos y mecanismos que se ocultan dentro de la realidad social y que la mueven y modifican en una u otra dirección.
Un ejemplo son las estructuras. Las paredes maestras y las columnas que sostienen un edificio son sus estructuras. En la realidad social hay también estructuras, que mucha gente no conoce. Por ejemplo, las leyes de comercio internacional, las decisiones de los países ricos sobre materias primas, y otras muchas. Dentro de cada estado o nación hay también estructuras, como el sueldo base, la asociación de empresarios, las leyes sobre comercio interior, todo el entramado de las normas jurídicas desconocidas para la mayoría de la población, y muchas más.
Cuando una persona descubre algunos de esos hilos y mecanismos ocultos, mal conocidos por la población, empieza a adquirir conciencia social. Y va entendiendo muchos de los hechos nacionales e internacionales, que no tienen explicación para la mayoría de la gente.
Añadamos, finalmente, que la conciencia social es adulta cuando la persona concientizada decide participar en un grupo de acción, comprometido con la transformación social. Puede ser un partido político –aunque no todos los afiliados tienen conciencia social- un sindicato, una plataforma de acción, etc.
Ahora, con todo lo que hemos visto, podemos preguntarnos: ¿Qué es la Iglesia de los pobres, que buscaba Monseñor Romero?
4.La Iglesia de servicios
Hay parroquias que ofrecen servicios importantes a sus feligreses e incluso a personas de otras parroquias y a muchas personas más. Algunas de ellas tienen buenos servicios de salud y hasta una clínica bien montada, atendida por médicos de calidad, a precios módicos, que suponen una gran ayuda para la gente empobrecida. ¿Hablaba Monseñor de esas parroquias u otras parecidas, cuando abogaba por La Iglesia de los Pobres?
Esas parroquias tienen mucho mérito y hacen mucho bien. Cuentan con limosnas y personas voluntarias, que ayudan a mantener los servicios a buena altura. La gente los usa y los agradece. Dios actúa también a través de tales servicios. Pero no son parroquias de la Iglesia de los pobres, como veremos enseguida. Su fuerte está en los servicios, que monta la gente activa de la parroquia junto con el párroco y sus ayudantes. Es, pues, mejor dejarlas con su verdadero nombre: son Parroquias de servicios, parroquias que tienen servicios
5.La Iglesia de los pobres que formó Monseñor
Romero habla muchas veces de La Iglesia de los Pobres en sus homilías. Hemos mencionado tres citas al comienzo de esta sesión. Añado aquí una breve alusión, basada en el cántico de María, de la homilía del 17 de febrero de 1980. María también llega a decir una palabra que diríamos hoy insurreccional: Derriba del trono a los poderosos, cuando estos ya son un estorbo para la tranquilidad del pueblo. Esta es la dimensión política de nuestra fe: la vivió María, la vivió Jesús. Era auténticamente un patriota de un pueblo que estaba bajo una dominación extranjera y que Él, sin duda, la soñaba libre. Les aclaro que la dimensión política de la fe es un componente de la opción por los pobres y de la Iglesia de los pobres.
La intuición del Concilio Vaticano II está a la base de todo el movimiento eclesial actual. La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo, para salvarlo en totalidad, aquí y ahora. Los pobres son la clave para comprender la fe cristiana y la actuación de la Iglesia.
Los pasos de la arquidiócesis en los últimos años han sido los siguientes
1.- Encarnación en el mundo de los pobres. En los últimos años nuestra Arquidiócesis ha ido tomando una nueva dirección: la vuelta al mundo de los pobres. Después de años y siglos hemos escuchado las palabras del Éxodo: “He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen". Y nosotros hemos visto lo que no veíamos antes: la miseria colectiva de nuestros países. Y ha ocurrido que lo que no habíamos logrado al mirar sólo el interior de la Iglesia, lo estamos consiguiendo ahora al volvernos al mundo de los pobres.
2.- El anuncio de la Buena Nueva a los pobres, que es la verdad central del evangelio. A la vez es un llamado a las mayorías pobres a la responsabilidad, a su concientización y a su organización, en un país en que está prohibida.
3.- Compromiso en la defensa de los pobres. En la situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político, la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. Con esto entramos en conflicto, que fue realmente un conflicto grave.
4.- La persecución. Esta defensa de los pobres ha ocasionado la persecución, de la que ya hemos hablado en la tercera emisión. En menos de tres años más de cincuenta sacerdotes, atacados, amenazados y calumniados. Seis de ellos, mártires; varios han sido torturados y otros expulsados. También las religiosas han sido objeto de persecución. Muchas instituciones católicas, atacadas. Y en el pueblo sencillo los amenazados, capturados, torturados y asesinados se cuentan por centenares y miles. Y no han atacado a cualquiera, sino a personas e instituciones que se han puesto de lado del pueblo pobre y han salido en su defensa.
5.- Así llegamos a la dimensión política de la fe. ¿En qué consiste? En dar respuesta a lo que nos pide el mundo real socio-político, en el que está la Iglesia. Esto no tiene nada que ver con la politización de la Iglesia. Se trata de la verdadera opción por los pobres, para defender su causa y sus derechos, luchado por estructuras humanizadas. No lo hemos descubierto con reflexiones teóricas, sino con la práctica.
6. ¿Cómo sería hoy La Iglesia de los Pobres?
Digamos primeramente que La Iglesia de los Pobres puede ser una parroquia o un templo que no sea parroquia o un grupo de cristianos unidos en un centro. Esa Iglesia acoge a ricos y pobres, toda clase de pobres, pero está encabezada por gente concientizada y metida en la acción, como la que hemos mostrado anteriormente. Este grupo de cabeza hace suyos los tres puntos de Romero que hemos indicado en la introducción: opta por la gente pobre como un problema suyo, como su propia causa; y se convierte y entrega al Cristo que vive en la gente pobre. Esta opción implica mucha conversión, pues, para vivir esa experiencia, hay que salir del propio yo.
Especial importancia tiene la palabra causa. La mayoría de los cristianos no tienen una causa. Sí que la tenían los no-creyentes revolucionarios. Una causa es un objetivo social amplio, asumido vitalmente por muchas personas. Los revolucionarios comunistas tenían como causa cambiar la sociedad capitalista en sociedad comunista; en ella entraba como componente la dictadura. La socialdemocracia tiene como causa transformar la sociedad liberal en una sociedad democrática y social de estructuras solidarias, que den una vida suficiente y digna a toda la población. La causa de Jesús es el Reino de Dios, una sociedad libre y justa, abierta a Dios, por la cual luchamos conjuntamente, en equipo, con la no-violencia activa. La persona que tiene una causa une el cambio personal a la lucha por el cambio social.
Supuesta esa conversión, la actual Iglesia de los pobres debe dar los mismos cuatro pasos que dio la Iglesia de los Pobres de Romero:
•Encarnación en el mundo de los pobres.
•El anuncio de la Buena Nueva a los pobres
•Compromiso en la defensa de los pobres.
•La persecución.
En tiempo del Beato, la Iglesia de los Pobres se hallaba inmersa en una sociedad dominada por el crimen organizado, con un gobierno corrupto y cruel. Hoy estaría en una situación menos dura. Pero, atención, que puede haber -y de hecho hay- persecuciones blancas. Por ejemplo: en el mundo laboral, tenerle a una trabajadora en el peor puesto, para que se marche; tenerle sin trabajo, pero tampoco puede hacer nada suyo, porque ese tiempo es de la empresa, hasta que se hunda; desprestigiarlo públicamente ante los demás compañeros; castigarle a la menos falta que cometa; negarle permisos, aunque sean necesarios, etc. En la Iglesia, la murmuración, la calumnia, el desprestigio para que su obra no salga. Y en otros ámbitos, no darle ningún cargo, impedir, ante una editorial, la publicación de un libro, desacreditarlo continuamente, calificarlo de comunista, subversivo y peligroso… Y muchos otros medios que tienen para apartar a una persona, destruir su obra, impedir su acción en la sociedad, etc. Y estas cosas pasan también en la Iglesia. Estas son las persecuciones blancas, que puede sufrir la Iglesia de los pobres en países donde no hay persecuciones de sangre.
Así llegamos a la dimensión política de la fe, que no tiene nada que ver con la politización de la Iglesia, sino que consiste en dar respuesta a lo que nos pide el mundo real socio-político, en el que está la Iglesia. Esta respuesta es la opción expresa por la gente pobre, para defender sus derechos, renunciar las injusticias incluso de los gobiernos y anunciar el Reino de Dios a todos los seres humanos. Destaquemos, como algo importante, la encarnación en el mundo de los pobres, para no quedar en la postura del compromiso que no se involucra con ellos, aunque luche por ellos.
Pero no sería suficiente que una persona tomara esta opción por su cuenta; o que la tomaran varias personas, cada una de ellas por su cuenta. Ha de haber un grupo de mujeres y hombres, más o menos iguales en número, que tome esta opción como un compromiso individual y grupal y la ponga en práctica; un grupo capaz de decir: el problema de los pobres es mi problema.
Esta comunidad –parroquial o no- ha de poner la acción por la gente pobre a la misma altura que la liturgia. Todo el mundo ve que la vida de la Iglesia y de las cristianas está montada sobre la liturgia. Así lo dice la Constitución sobre la Liturgia del concilio Vaticano II. La liturgia es la cumbre de la actividad de la Iglesia; Cristo está siempre presente en la Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica; por medio de la liturgia se ejerce la obra de nuestra redención. Pero también dice que la liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, sino que a los creyentes hay que predicarles constantemente la fe y la conversión, prepararlos para los sacramentos, enseñarles a cumplir todo cuanto Cristo mandó y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado (Números 2.7.9.10)
Podríamos decir, pues, que la Constitución sobre la liturgia pone la caridad en segundo lugar, casi a la atura de la liturgia. Pero en los evangelios sinópticos vemos a Jesús dedicado en cuerpo y alma a luchar contra el sufrimiento humano. Es decir que practicaba la acción social con la máxima dedicación y la acompañaba frecuentemente con su oración personal. La acción litúrgica, y también la oración, puede preceder a la acción y seguirla como acción de gracias y culminación de la obra de Dios
7.Reflexiones finales
La Iglesia de los pobres está centrada en el compromiso con los pobres tanto como en la liturgia. Ese compromiso puede y debe llegar a ser sociopolítico. La Iglesia y el clero no deben hacer política partidista, como expuse en la sesión anterior. Pero pueden y deben hacer política general, sobre todo la formación política de los laicos más concientizados y el impulso a la organización y la acción. Por lo tanto, a la vez que se alcanza el compromiso sociopolítico de los miembros más concientizados, la diócesis, la parroquia, la comunidad se transforman en una iglesia centrada en los pobres tanto como en la liturgia, de forma que el culto sea la raíz y el culmen del compromiso comunitario de la Iglesia de los pobres y de las acciones sociopolíticas de los laicos y laicas.
La Iglesia de los pobres asume de esta forma la defensa de la gente pobre y de sus derechos, con el objetivo de luchar por la transformación de la sociedad hacia la consecución de una vida digna para los menos favorecidos, o sea para todos.
Además de la defensa, la Iglesia de los pobres practica la denuncia de los abusos del gobierno y de los poderosos contra la gente pobre y contra cualquier persona o institución, siguiendo la línea de Jesús y de los profetas.
Pero el clero y la jerarquía no han de ser los protagonistas de estas acciones; hay que dejar el protagonismo a los laicos, puesto que la misión en del mundo es el campo de compromiso de ellos. Jerarquía y clero deben formar a las laicas y laicos en espiritualidad laical y social, para lo cual han de prepararse bien ellos mismos, con el estudio de los mecanismos de funcionamiento de la moderna sociedad civil. En cambio, la formación para la acción ha de quedar también en manos de laicos experimentados. Todo ello, sin perder de vista el objetivo, que es el bien y la justicia para las capas populares, lo cual lleva consigo el bien y la justicia para todos.
Termino con una cuestión muy arraigada en la gente, que me parece fundamental en la formación de los laicos-as y el clero en la Iglesia de los pobres: la neutralidad y su superación. ¿Qué es la neutralidad en este tema? Amar a todos por igual. Y ¿qué: esto es lo que hay que superar? ¿No es correcta esa postura? Siempre se ha dicho. Pues resulta que no es correcta, porque los medios económicos, el tren de ida, la cultura, la vivienda, los viajes y todo lo demás no son iguales para todos. En una desigualdad social tan enorme como la que tenemos en el País, amar a todos por igual equivale a apoyar a la gente pudiente, incluso a los opresores, y hundir a la gente de escasos recursos. Es una neutralidad que hace mucho daño.
Romper la neutralidad es un paso necesario para todo lo relacionado con los pobres: para la opción por los pobres, para la lucha por la justicia, para el cambio de estructuras, para disminuir la injusticia, para evitar la violencia, para tener paz, para crear y desarrollar la Iglesia de los pobres… incluso para la caridad correcta, porque estará corrompida de raíz. Quien es neutral apoya al opresor.
Romper la neutralidad es un paso necesario para crear y desarrollar la Iglesia de los pobres. Contra el pensamiento de amar a todos por igual, hemos de propagar la idea de amar a todos, pero de manera diferente, a cada cual según su forma de vida, su situación económica, sus posesiones, sus empresas, los sueldos que paga, sus obligaciones con el Estado, las que cumple y las que no cumple, sus injusticias; o bien lo contrario: sus buenas obras, sus acciones solidarias, su trato perfecto a quienes trabajan con él, las ayudas que ofrece, su generosidad, etc.
En los evangelios vemos claramente que Jesús no fue neutral nunca. Sigamos sus pasos.
Plegaria al Beato Romero
Añoranza
Romero, obispo, mártir y profeta,
nuestro amigo y modelo.
Las aguas van revueltas en tu pueblo.
Algunas veces se desmadran, salen
de su cauce y destruyen los jardines.
dejando por el suelo a adultos y a los niños.
La belleza de calles y de plazas,
por ti desconocida,
se nos queda manchada de color y tristeza.
Añoramos tu amor y tus denuncias,
tu valor y tu lucha por tu Pueblo.
Sentimos alegría
cada vez que la Iglesia saca pecho
contra la minería y contra el agua.
Pero nos faltan laicas, protagonistas, líderes,
de la misión social en el centro del mundo.
Nos falta aquella Iglesia de los pobres,
que tú dinamizaste, levantada por Mártires.
Patxi Loidi, pbro. 25561584 / 74691463
Antiguo Cuscatlán (SV), 25-07-18, fiesta de Santiago apóst