Tiempo del espíritu para vivir como le agrada a Dios y en fraternidad Adviento, tiempo que nos dispone al nuevo nacimiento

Adviento
Adviento

"En la liturgia de este domingo que nos introduce al tiempo de la del adviento, se nos recuerda nuestra vocación desde un seguimiento vivido en Jesús"

"Seguir a Jesús es una renovación de vida … La pasión que se experimenta por la misma cruz que llevamos, ¡Esa remoción es dolorosa para todos!"

"La verdad es que la encarnación de Jesús viene a renovar y a conducir la historia de la humanidad. Nuestra mirada de fe nos invita a abrirnos a este proyecto del Padre Eterno"

"¡Somos vulnerables! Pero el espíritu nos levanta siempre en el nuevo nacimiento. ¡Se acerca la hora de nuestra liberación! Dice Jesús"

"Una liberación que nos lleva a un nuevo nacimiento. A dejar lo que no nos da vida, en el espíritu que nos hace trascender siempre"

En la liturgia de este domingo que nos introduce al tiempo de la del adviento, se nos recuerda nuestra vocación desde un seguimiento vivido en Jesús.

Primero no debe olvidársenos que al seguir a Jesús somos portadores de una cruz que nos hace experimentar una pasión de forma personal y comunitaria que desemboca siempre en una vida nueva. Por lo tanto, podemos afirmar que es una renovación de vida.

La renovación de vida está escrita en el mismo adn de nuestra naturaleza. Ser auténticos en nuestro ser de hijos de Dios y de creaturas significa abrirnos a este adn vital que va quitando lo que ya no tiene sentido y razón de ser y que entorpece nuestra vocación de servicio.

Luz

La pasión que se experimenta por la misma cruz que llevamos, así como su intrínseca renovación al nacimiento de la vida nueva, remueve dolorosamente nuestros espacios de relación tanto internos como externos. ¡Esa remoción es dolorosa para todos!

Segundo, el espíritu viene en ayuda nuestra para iluminarnos en la conducción de esta pasión y renovación, para seguir teniendo vida en el único que desborda la vida para nosotros y que es Jesús.

El adviento viene a facilitarnos un camino para fortalecer un espíritu que nos pueda ayudar con todo su potencial a hacer un camino que nos haga fuertes, para poder transitar el dolor propio de un nuevo nacimiento, de una nueva conducción.

La verdad es que la encarnación de Jesús viene a renovar y a conducir la historia de la humanidad. Jesús viene a hacer una historia trascedente desde la pequeñez de su origen en Nazareth, de padres sencillos y discípulos que sí creyeron en Él, aunque fueran pescadores y hombres comunes del pueblo. Lo importante es que escribe esta nueva historia desde la conducción del Padre Eterno, Señor del Universo, Creador, Origen-Dador de vida.

Nuestra mirada de fe nos invita a abrirnos a este proyecto del Padre Eterno, que tiene para toda la creación y de la que somos parte pequeña pero valiosa.

Anunciación

En esta creación de la que somos parte, desde nuestra pequeñez, experimentamos nuestra vulnerabilidad: en el terremoto salimos corriendo de nuestros refugios materiales para quedar seguros en el espacio libre de los estorbos; ante el sunami, inmersoso en el impetuoso mar, al sentirnos que nos mece su suave movimiento pero ante el brusco movimiento de su fuerza interna que nos atrae y nos impulsa, expulsándonos, nos sentimos frágiles ante un poder mucho más majestuoso que nuestra vulnerabilidad; la pandemia del Covid, que nos hizo refugiarnos en nuestras propias cavernas de seguridad por el miedo de estar expuestos a un contagio que domina y no sabemos cómo terminaremos, fragilidad experimentada que le dio su lugar a la propia soberbia del dinero, de la tecnología, del saber, del poder político, etc.

¡Somos vulnerables! Pero el espíritu nos levanta siempre en el nuevo nacimiento que nos trae Jesucristo para vivir la historia con el amor que él nos da ejemplo, para agradar a Dios y abandonar todo aquello en donde no está el espíritu de vida, como es la embriaguez, los vicios, los chismes, la falta de recta intención en nuestras acciones, nuestros placeres desenfrenados, nuestra codicia, etc. Y por esta vulnerabilidad, tendemos en nuestra naturaleza frágil y pecadora, a alejarnos de lo que alimenta el espíritu.

¡Se acerca la hora de nuestra liberación! Dice Jesús en el evangelio de Lucas de este domingo primero de adviento. Si, una liberación que nos lleva a un nuevo nacimiento, pasando por la cruz que cada uno lleva de su propia pasión para renovarnos en el espíritu y dejar lo que no nos da vida, en el espíritu que nos hace trascender siempre.

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