"El discípulo tiene que caminar en medio de la cizaña, entre tentaciones y dificultades" Cuaresma, camino para distinguir la voz de Dios superando la tentación

"A diferencia de los primeros padres Adán y Eva, Jesús no se deja engañar, poniendo sobre todas las cosas la primacía de Dios"
"A semejanza de la semilla de mostaza, los discípulos de Jesús serán pocos en un inicio pero de excelente semilla para hacer posible la extensión en el mundo"
"Siempre se deberá tener paciencia ante el temporal de la adversidad y la tentación"
"Siempre se deberá tener paciencia ante el temporal de la adversidad y la tentación"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
El discípulo está llamado a distinguir la voz de Dios para superar las diferentes tentaciones que lo pueden desviar del camino para producir los frutos que Dios espera de él.
Las luchas espirituales que nuestro Señor Jesucristo tiene contra el diablo o tentador nos revelan la importancia de fortalecer en nosotros el espíritu de Dios.
En el evangelio de Lucas de este primer domingo de cuaresma se nos hace notar que las tentaciones que el diablo le pone a Jesús van en la mirada de las cosas de este mundo: el alimento y el poder temporal, así como la soberbia que nos puede llevar a tentar a Dios, pretendiendo ir más allá de nuestros límites.
El discípulo tiene que caminar en medio de la cizaña, entre tentaciones y dificultades y nunca olvidarse de lo que Dios le ha confiado para dar los buenos frutos que revelen la obra de Dios en él.

Por eso el discípulo debe tener mucha claridad en su mente y corazón para ver dónde está Dios y donde no para no caer en el engaño.
A diferencia de los primeros padres Adán y Eva, Jesús no se deja engañar, poniendo sobre todas las cosas la primacía de Dios.
Hoy en el libro del Deuteronomio se nos recuerda que las primicias son para Dios. Recordamos así que Dios siempre debe ser primero. Dios ha hecho crecer al pueblo de Israel siendo en un principio unos pocos. Es decir, que cuando Dios hace crecer hay necesidad de expandirse y de ir a espacios donde Dios pueda seguir haciendo su gran obra. Así lo vemos y escuchamos en el mismo Jesucristo: vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio.
A semejanza de la semilla de mostaza, los discípulos de Jesús serán pocos en un inicio pero de excelente semilla para hacer posible la extensión en el mundo, como hoy vemos a la iglesia esparcida en todos los países del mundo y ahí sigue germinando la semilla de la fe.
Tenemos que ser buena semilla, que sea capaz de morir para dar el fruto que necesita revelar y, en el mismo fruto seguirse transmitiendo la semilla. La semilla sigue viva al comunicarse muriendo así misma.
Jesús ante las tentaciones distingue lo que da vida eterna y eso lo deja claro en la primera tentación: no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Esa palabra de Dios que alimenta es la que debemos escuchar para conducirnos en los buenos terrenos donde deberá dar fruto la buena semilla, aún a pesar de la cizaña que pueda crecer al lado o los temporales que deberá hacer frente.
Siempre se deberá tener paciencia ante el temporal de la adversidad y la tentación. El diablo o tentador se retira cuando ve que ya no puede ante Jesús porque no hay posibilidad al engaño; volverá, pero Jesús hará todo el camino de la misión y cuando vuelva el diablo con su fuerza demoledora ahí será vencido por Jesús en la Pasión, quien se mantendrá fiel a la voz y voluntad del Padre.
Como nos recuerda la carta a los Romanos en este primer domingo de cuaresma: hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y proclamar con la boca que Jesucristo es el Señor para alcanzar la salvación.
La voz de Dios se hace eco en nuestra profesión de fe que se arraiga en un corazón limpio, capaz de sentir y ver a Dios, distinguiéndolo en medio de ruidos y tentaciones.
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