" En nuestra libertad, estamos llamados como hijos de Dios a seguir el camino del bien" La Identidad de Nuestra Filiación Divina está en hacer lo Extraordinario

Misericordia
Misericordia

"Nuestra voluntad esta siempre en esa definición de hacer el bien o hacer e mal. El timón lo dirigimos hacia donde decidimos, con esa fuerza interior que nos domina"

"Hacer lo extraordinario, es vencer nuestra pequeñez de fragilidad que es muy fuerte para dar el salto a la grandeza"

"Que importante es oír como hijos de Dios al Espíritu Santo que nos susurra de muchas maneras para conducir nuestras acciones"

La liturgia de este domingo, séptimo del tiempo ordinario, nos aproxima a la meditación y reflexión de un escenario en el que nos definimos de qué lado estamos, es decir, que es lo que mueve nuestra voluntad en definitiva, si es la fuerza de nuestra fragilidad humana o es el espíritu de Dios que nos lleva más allá, en el entendimiento de nuestra fe, arrebatados por el amor que todo lo vence o arrebatados por el impulso de las emociones de la carne que tienden a herir, lastimar o destruir.

Hay dos cosas que debemos tener en cuenta: La primera: es como nos dice Jesús en el evangelio de Lucas de este domingo: y serán hijos del altísimo, porqué Él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. La segunda: como nos recuerda san Pablo en una de sus cartas(Rm 7,19): porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 

Nuestra voluntad esta siempre en esa definición de hacer el bien o hacer e mal. El timón lo dirigimos hacia donde decidimos, con esa fuerza interior que nos domina.

Hacer lo extraordinario, es vencer nuestra pequeñez de fragilidad que es muy fuerte para dar el salto a la grandeza, la cual nos coloca en el origen mismo de nuestra vida, la de ser creados por Dios y redimidos por Jesucristo: hechos a imagen de Dios y vivir en semejanza con Jesús. Nuestra vocación a seguir el camino del bien, a transformar un mundo que tiende a lo “reducido” en su fragilidad de destrucción con odios, injusticias, venganzas, etc.

Hoy la segunda la segunda lectura de la carta a los corintios nos recuerda: como fue el hombre terreno así son los hombres terrenos, como es el hombre celestial, así serán los celestiales.

Jesús ha venido hacer ese camino de redención. Lo que no le era posible al hombre terreno por su propia tendencia al pecado, si lo puede hacer todo desde Jesucristo. De ahí la razón del sacramento de la reconciliación, donde por excelencia tenemos la gran oportunidad de ser renovados en la gracia y seguir impulsando nuestra voluntad en la búsqueda del bien. En un esfuerzo continuo de hacer el bien.

En la primera lectura del libro de Samuel, David tiene esa oportunidad de definirse ante Saúl, quien sigue siendo el Rey de Israel y quien fue ungido desde un principio por el profeta Samuel, así como David fue ungido posteriormente por el mismo profeta. Por un lado, el Rey Saúl esta actuando movido por sus impulsos carnales y quiere matar a David porque lo ve como una amenaza a su poder y lo ve como un enemigo, sin poder reconocer que en David ya actúa el espíritu de Dios que lo hace distinguirse en sus acciones, atrayendo bendiciones, pero suscitando envidia y coraje en Saúl. David crece y Saúl disminuye. Es el mismo Dios quien a uno le quita su Espíritu porque no ha sido fiel a su voluntad(Saúl) y lo da en abundancia a quien es fiel a su voluntad(David). A veces queremos todo de Dios, pero sin escuchar su voz ni hacer su voluntad. Así no funcionan las cosas con Dios.

Misericordiosos

Cuando Dios le pone a David a boca de jarro a Saúl para matarlo, David procede de una forma inteligente y sabia, le quita en el desierto la jarra de agua y su espada, es decir los elementos que tienes para sobrevivir Saúl, y no abusa David de una ocasión dispareja sino que es capaz de reconocer que Saúl sigue siendo el Rey ungido, lo respeta y se abstiene de matarlo, aun cuando el jefe del ejército de David, Abisay, le dice: mátalo. 

Que importante es oír como hijos de Dios al Espíritu Santo que nos susurra de muchas maneras para conducir nuestras acciones, en un momento adverso y difícil, para actuar a la manera de Jesús, perdonando, como Él lo hace en la cruz: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. 

Hacer lo extraordinario, es que prevalezca el espíritu de misericordia en nuestros corazones, que es lo que nos identifica en definitiva como hijos de Dios. En nuestra libertad, estamos llamados como hijos de Dios a seguir el camino del bien. Es el camino para que se manifieste que el Reino de Dios está actuando entre nosotros, a través del espíritu de Dios que por el bautismo quiere ir configurando la comunidad de los bautizados para ser el rostro del Reino de Dios. Esa es la vocación de la iglesia. Es una tarea ardua pero posible.

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