"De ahí la importancia de agarrarnos de Jesús, como la vid donde obtenemos la vida" Librar la tentación en fidelidad al espíritu de vida en Dios
"El Espíritu de Dios nos da vida, por eso Jesús lo dirá después de la prueba de las tentaciones superadas: el Espíritu del Señor está sobre mi"
"Superar la tentación significa abrirnos a la fecundidad de la gracia que Dios tiene preparada a través de aquellos que él se ha elegido y se mantienen en fidelidad"
"Una de nuestras primeras tareas en la vida de la fe es escuchar la voz de Dios para seguir las mociones del espíritu en fidelidad que nos permita superar la adversidad de la prueba"
"Una de nuestras primeras tareas en la vida de la fe es escuchar la voz de Dios para seguir las mociones del espíritu en fidelidad que nos permita superar la adversidad de la prueba"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
La vida siempre está y se manifiesta en Dios.
Obedecer al espíritu de Dios significa garantizar la vida que transita desde lo temporal a la eternidad.
El deseo humano de vivir solo puede transitar en vida desde el espíritu de Dios.
Así lo hace Jesus, como nos recuerda el relato del evangelio de Mateo de este domingo primero de cuaresma.
La tentación puede inquietar nuestra voluntad hacia lo que engañosamente es atrayente pero se nos escapa la vida y la gracia o mantenernos en fidelidad al Espíritu de Dios para garantizar la vida.
Como Jesús dirá: yo soy el camino, la verdad y la vida; nos traza así una conducción en libertad para hacer un camino de vida.
Los primeros padres Adan y Eva, en el ejercicio de su libertad se vieron seducidos por el engaño que les llevaba a la muerte en la desobediencia de la voluntad de Dios.
El Espíritu de Dios nos da vida, por eso Jesús lo dirá después de la prueba de las tentaciones superadas: el Espíritu del Señor está sobre mi, me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, la liberación a los oprimidos, la libertad a los encarcelados.
Superar la tentación significa abrirnos a la fecundidad de la gracia que Dios tiene preparada a través de aquellos que él se ha elegido y se mantienen en fidelidad.
Jesús abre ese cauce de gracia y de vida que los primeros padres no pudieron hacer correr en la humanidad de manera fecunda por deseo amoroso de Dios.
En esa libertad, que importante es mantenernos en la fidelidad al espíritu de Dios.
Por eso, una de nuestras primeras tareas en la vida de la fe es escuchar la voz de Dios para seguir las mociones del espíritu en fidelidad que nos permita superar la adversidad de la prueba.
Esa vida en abundancia que nos estaba reservada de parte de Dios y que el pecado de los primeros padres había impedido que se desbordara sobre la humanidad, se hizo posible en desbordamiento de vida y gracia en Jesucristo, como hoy nos recuerda la segunda lectura de la carta a los romanos.
Podemos deducir que detrás de la prueba de la tentación que todo bautizado vive en sus diferentes momentos de fe o de consagración, está la fecundidad de vida y gracia que Dios quiere derramar en la vida de cada persona y de toda comunidad creyente.
Veamos qué tentaciones tenemos y la importancia de no dejarnos seducir en nuestro egoísmo de beneficio personal y de placer, sino enfocados en la misión de vida que hay en cada uno , ver las posibilidades de vida que se puede comunicar para hacer posible el maravilloso regalo que Dios nos comunica en su espíritu para bendecirnos.
De ahí la importancia de agarrarnos de Jesús, como la vid donde obtenemos la vida y desde donde podemos dar mucho fruto y hacer posible la obra que Dios nos confía.
La tentación siempre tocará nuestra debilidad, en Jesús lo quiso tocar en el hambre que sintió al final de su retiro en el desierto .
A veces cuando estamos al final de cumplir una obra que ha sido desgastante y difícil podemos ceder a la tentación de abortar todo el esfuerzo, Jesús sabe distinguir y mantenerse perseverante y así dar fruto de vida en abundancia al iniciar y realizar la tarea del Padre en toda su vida pública que está por iniciar.
Por eso es importante no caer en la tentación para no privarnos de la gracia y la vida de Dios, que siempre quiere desbordarse en nosotros y, no seamos como nuestros primeros padres, que al caer en la tentación , privan a la humanidad descendente en ellos de una vida en bendición y felicidad verdadera.
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