Perseveren, venciendo el miedo y la fascinación de la vanidad
"Jesús nos invita a estar alertas y no dejarnos engañar, no es el final, aunque pareciera ser el final"
"Confiar en Dios para caminar en la perseverancia que nos permita salvar la vida y nuestras almas"
"El trabajo es importante para vivir con más justicia y permitiendo el desarrollo personal y social que nos descubre, enriquece y nos hace más plenos"
"El trabajo es importante para vivir con más justicia y permitiendo el desarrollo personal y social que nos descubre, enriquece y nos hace más plenos"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
Jesús nos lleva a lo esencial de la vida, haciéndonos ver que la belleza que adorna el templo referida por sus discípulos, en el evangelio de Lucas de este Domingo 33, llegará su tiempo de término.
No es fácil para nosotros entrar en esa mentalidad realista a la que Jesús nos conduce, aunque la belleza del templo sea expresión de esa riqueza de fe de la experiencia religiosa que se va plasmando en historia, con huella sobresaliente; sin embargo, los avatares de las dificultades por venir a causa de guerras y conflictos, de las sacudidas desastrosas por la naturaleza de terremotos no deben frenar la perseverancia de una esperanza que nos hace caminar.
Ante el tambaleo natural provocado por conflictos y dificultades, no hay que dejarse confundir ni atrapar por quienes en el miedo y en la inseguridad nos ofertan falsedades con apariencia de verdad.
Jesús nos invita a estar alertas y no dejarnos engañar, no es el final, aunque pareciera ser el final.
Que importante es entender lo anterior, a veces nos encontramos así en la vida, situaciones que nos tambalean, que nos aprietan y nos hacen perder una seguridad o una certeza fruto de tener todo controlado, para dar un paso a algo fundamental en nuestra fe y en nuestro camino perseverancia, no dejar de tener confianza.
Confiar en Dios para caminar en la perseverancia que nos permita salvar la vida y nuestras almas.
El profeta Malaquias así lo refiere en la primera lectura: Pero a ustedes, los que temen mi nombre, les iluminará un sol de justicia y hallarán salud a su sombra.
En medio de la dificultad y la adversidad, quien confía en el Señor puede perseverar con firmeza y verse airoso y fortalecer la firmeza.
Ya lo recuerda en la segunda lectura a lo Tesalonicenses San Pablo, debemos trabajar, porque podemos trabajar y aportar siempre con la mayor generosidad, no siendo gravosos a nadie.
El trabajo nos da una identidad, nos permite servir y nos facilita un sustento que nos hace tener dignidad y libertad.
Lo que ofrecemos en el trabajo realizado con amor es expresar y comunicar algo que es posible. Con nuestro trabajo hacemos más dinámica nuestra vida de comunicación y relación.
Los pasivos, los que no trabajan, no solo hacen más lenta la vida sino que van agotando las fuerzas de los otros y los recursos que se pueden generar cuando se trabaja lo que se debe.
Hay quienes van agotando recursos porque no trabajan o no quieren trabajar.
La naturaleza como el sol, el viento, las nubes, los mares, los árboles, nuestro cuerpo van en un movimiento que permite generar vida.
El trabajo genera vida, eso lo que tenemos que tener muy claro en nuestro pensamiento y en nuestra configuración de integración social.
El trabajo nos genera un sustento para vivir y a través del mismo generamos comunicando vida, desde un servicio que corresponde a la tarea que cada uno está llamado a realizar.
Ese es nuestro aporte a la vida que nos distingue y nos identifica.
Sino trabajamos no solo nos hacemos inútiles y no vemos nuestras posibilidades de intercambio y sustento de vida que produce el trabajo, sino que caemos en la injusticia de arrebatarle el pan a quien con sudor y esfuerzo se lo ha ganado y procurado.
El trabajo es importante para vivir con más justicia y permitiendo el desarrollo personal y social que nos descubre, enriquece y nos hace más plenos.
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