La caridad es el camino Revelar la santidad, libres de odios y desquites
"La santidad de Dios se expande en nosotros por la caridad, que sabe hacer el bien desde el amor y, que sabe superar las miserias humanas, porque el bien siempre está por encima desde una compasión que sabe ver el corazón"
"Esa santidad expandible en la caridad nos hace ver que somos templos del Espíritu Santo y, que más necesitamos de ese bien que viene de la caridad y, que refleja que somos imagen de Dios"
"Nos lo recuerda en este domingo séptimo del tiempo ordinario, la segunda lectura de la carta a los corintios"
"Nos lo recuerda en este domingo séptimo del tiempo ordinario, la segunda lectura de la carta a los corintios"
La caridad es camino a la plenitud de la santidad y perfección a imagen de Dios.
La santidad va unida a la caridad que sabe darse de forma desmedida, con generosidad para la salvación del prójimo.
Muchas veces nuestro concepto falso de santidad es excluyente, porque muchas veces queremos someter a los otros a nuestras formas de pensar y actuar.
La verdadera santidad sabe amar, entendiendo la libertad que el otro tiene y lo hace responsable.
La caridad sabe exhortar desde un amor que es paciente y que no deja de ser auténtico aunque el otro no sepa valorarla, cuidarla y hacerla más fecunda.
La belleza de Dios es que hace salir el sol y hace llover sobre buenos y malos.
Ambos, buenos y malos, necesitan de la gratuidad de este sol y esta lluvia. ¿Cuántas cosas se nos dan en gratuidad y nos falta simplemente agradecer?
No tenemos con qué pagar tanta bendición en lo que nos comunica de vida el sol, la lluvia, la tierra y el mar. Somos parte de un universo en relación de vida que necesitamos cuidar y agradecer.
Tenemos que ser conscientes del universo de vida en el que nos movemos y alimentamos.
Ambos, Sol y lluvia, hacen florecer la vida ; así es Dios en su gran bondad generosa.
La caridad que nos exhorta a tener tanto la primera lectura del levítico como el evangelio de Mateo, nos invitan a considerar la vida que se puede generar desde una caridadque corrige sin juzgar. Cuántas veces queremos corregir juzgando y cerramos posibilidades de cambio porque no damos cabida a una conciencia libre, que comprendiendo la verdad y la bondad, se abra en caridad a cambiar en bien para tener esa vida que estamos llamados a disfrutar y conducir.
Esa bondad de Dios nos hace falta hacer resplandecer con generosidad. Muchos de nosotros somos muy limitados porque tratamos de hacer bien con quienes nos simpatizan y hacen el bien, y nos desquitamos con los que nos hacen el mal , para revelar simplemente que no somos auténticos y que actuamos muchas veces movidos por la conveniencia y la hipocresía.
La caridad nos lleva a una sinceridad de nuestro ser. Jesús en el evangelio de Mateo nos invita a ser sus discípulos auténticos, sinceros en un amor abierto a todos.
Nuestra fraternidad nos llama a eso, a no guardar las espinas del odio y la venganza, que solo hieren , y dejando heridas hacen difícil la confianza que puede abrir cause a una verdadera comunicación humana.
Esas espinas que hieren, desde una boca mordaz, desinflan los verdaderos sentimientos nobles sobre los cuales se pueden edificar relaciones en caridad que nos hagan más fuertes y fraternos.
La fraternidad es una roca que nos sostendrá como una verdadera familia humana.
Hay quienes falsamente se creen santos, despreciando , criticando y juzgando a los demás , es tan falsa esa actitud, que en ellos no se hace presente ese espíritu de santidad de Dios. Eso criticaba Jesús de fariseos y escribas , queriéndose justificados, despreciando a los demás, quedaban excluidos de la gracia de Dios. Eran vidas desiertas en bendiciones de Dios. Vidas áridas en las que no podía haber los frutos de la caridad.
Ser perfectos como Dios es Perfecto y ser santo como Dios es santo, implica un generoso desbordamiento de amor y de bondad, que hacen posible la fecundidad de la vida.
Solo quienes son con ese desbordamiento de amor pueden hacer posible el milagro: qué donde hay tierra árida por la lluvia de la caridad pueda florecer con esperanza las semillas de fecundidad que se hayan ocultas en esas tierras áridas.
Esa caridad extrema puede hacer posible que brote la bondad donde la maldad ha dominado , eso es vencer el mal con el bien.
La santidad de Dios se expande en nosotros por la caridad, que sabe hacer el bien desde el amor y, que sabe superar las miserias humanas, porque el bien siempre está por encima desde una compasión que sabe ver el corazón, y esa santidad expandible en la caridad nos hace ver que somos templos del Espíritu Santo y, que más necesitamos de ese bien que viene de la caridad y, que refleja que somos imagen de Dios, como nos recuerda en este domingo séptimo del tiempo ordinario, la segunda lectura de la carta a los corintios.
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