"Estamos llamados a seguir este camino de vida y amor que nos enseña Jesús" Seguir el camino de la bendición, con sabiduría
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"Jesucristo vino a salvar a los pecadores, perdonando y haciendo el bien, no juzgando ni sentenciando, sino desde su misma compasión y misericordia abriendo un camino a la conversión"
"La sabiduría cristiana nos invita a vencer el mal con el bien, como ya nos deja muy claro Jesús en el evangelio de Lucas de este domingo"
"El odio, la venganza y la envidia nunca nos llevan a la vida ni a la bendición"
"El odio, la venganza y la envidia nunca nos llevan a la vida ni a la bendición"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
En este séptimo domingo del tiempo ordinario se nos invita a amar a los enemigos, a bendecir a los que nos maldicen y orar por los que nos difaman.
El espíritu que da vida plena a toda persona que se abre a su bendición es quien comunica sabiduría para conducir el mismo don que se ha recibido para que sea fecundo.
Hemos recibido el don o dones que son bendiciones. Quien es agradecido sabe meditar y valorar, en profundidad, con sabiduría, lo que se puede comunicar de su esencia, de lo que él es y que lo identifica.
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Esto marca la sabiduría en nuestras relaciones. Es decir, convivimos y compartimos con aquellos en los que se abre una profunda comunión de vida, pero somos prudentes con aquellos que no tienen los mismos sentimientos, sin dejar de ser lo que a nosotros nos debe caracterizar como seguidores de Cristo.
Cristo es nuestra luz que ilumina este camino de sabiduría para crecer en la bendición.
Jesucristo vino a salvar a los pecadores, perdonando y haciendo el bien, no juzgando ni sentenciando, sino desde su misma compasión y misericordia abriendo un camino a la conversión, sin dejarse atrapar por las trampas y malas intenciones de Fariseos, Saduceos y Sumos Sacerdotes que lo miraban con odio, con envidia, que lo difamaban; quienes fueron capaces de manipular al pueblo con mentiras para condenarlo en la cruz, sabiendo que no había nada malo de qué acusarlo y que estaban movidos por odios, envidias y difamaciones.
En Jesucristo se manifiesta el Espíritu que da la vida como dice Pablo en la segunda lectura de este domingo. Nosotros estamos llamados a seguir este camino de vida y amor que nos enseña Jesús.
Así lo manifiesta David en la primera lectura del libro de Samuel. Teniendo David la ocasión de tomar justicia con su propia mano cuando el Rey Saúl lo está persiguiendo por el desierto, acompañado de un ejército de tres mil soldados y, en la noche David va al campamento del Rey Saúl y lo encuentra dormido, con su lanza y jarro de agua a un lado de su cabeza, David no se deja seducir por las palabras de Abisay, sino que dice que el ungido de Dios, que ha sido el Rey Saúl, debe ser respetado y no atentar contra él, porque no hay que aumentar pecado al pecado.
La sabiduría está en no aumentar pecado al pecado sino saber que el que hace justicia es Dios.
Lo que hace David es dejar indefenso al Rey Saúl quitándole su lanza con la que quiere matar y el agua que lo puede sostener con vida en el desierto. Ante esta situación el Rey Saúl se dirigirá con palabras más nobles a David porque se sabe en desventaja, sin embargo el corazón del Rey Saúl aún no estará libre de odio y de querer matar a David, porque lo ve como su enemigo, a pesar de que David fue el que mato a Goliath, siendo David un soldado en las milicias del rey Saúl.
David lleva la bendición y lo que Dios mira en David es su corazón que es capaz de tener compasión y de tener conciencia de que el otro es un ungido de Dios y de que no hay que devolver mal por mal, sino el bien hacerlo con sabiduría cuando se está ante un mal.
Por eso la sabiduría cristiana nos invita a vencer el mal con el bien, como ya nos deja muy claro Jesús en el evangelio de Lucas de este domingo.
Hacer lo extraordinario en el amor, en bendecir y orar como nos dice Jesús y nos da ejemplo David para ser reconocidos como hijos de Dios.
Nuestra identidad cristiana es esa, buscar y actuar con sabiduría y prudencia, sabiendo que en nuestro corazón es donde reside el espíritu de Dios. No es fácil lo anterior, es un reto, pero eso es lo que nos debe distinguir en un mundo que se marchita en la vida con el odio, la venganza y la envidia.
El odio, la venganza y la envidia nunca nos llevan a la vida ni a la bendición. ¿Queremos la bendición? Caminemos en el bien con sabiduría como la hace Jesús y David, siendo sembradores de amor. Jesús es sembrador de amor y nosotros que lo confesamos y seguimos debemos ser sembradores de amor.
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