"La iglesia es ante todo encuentro de hermanas y de hermanos" Servir y comunicar vida en Jesucristo
"Hay que salir a llevar el mensaje de la buena nueva en las diferentes formas posibles de transmitirlo"
"Ante la vitalidad de la que se es portadora en la iglesia siempre se necesita una renovación de los formatos que ayuden y faciliten la gracia con la que Dios quiere tocar significativamente la vida y corazón de cada persona"
"Así como la era de la comunicación digital ha renovado y seguirá renovando formatos para conectar cauces que faciliten la fuerza de esa comunicación, así la iglesia tiene necesidad de renovar formatos para hacer que fluya la misma vida de Jesucristo"
"Así como la era de la comunicación digital ha renovado y seguirá renovando formatos para conectar cauces que faciliten la fuerza de esa comunicación, así la iglesia tiene necesidad de renovar formatos para hacer que fluya la misma vida de Jesucristo"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
Iniciamos el cuarto domingo del adviento, entendiendo la esperanza de vida que nos trae Jesucristo y ante quien no hay fronteras que detengan la fluidez de su vida que se comunica a las almas dispuestas a recibirlo.
Isabel es el prototipo de la persona que está en capacidad de disposición para recibirlo a través del servicio comunicado por María, que va a visitar a su prima Isabel.
Hoy en la era de la digitalización y de una comunidad veloz y versátil, entendemos que la renovación de formatos es fundamental para hacer transitar con mayor facilidad la fuerza de lo que se comunica.
Nuestra fe siempre será el centro que facilitará el cauce de comunicación de gracia que Dios nos trae y ante esa comunicación hay que estar abiertos a recibir esa vida.
Siempre hay una dinámica de mensajeros: el ángel Gabriel visita a María en Nazareth; María visita a Isabel en las montañas de Judea; Jesús visita frecuentemente la casa de Pedro en Cafarnáum, la casa de Zaqueo, la casa de María, Martha y Lázaro… es necesario que quien es portador de un mensaje, entienda la importancia de internarse en el hogar, en la familia, en la vida cotidiana para transmitir un mensaje. Hay que salir a llevar el mensaje de la buena nueva en las diferentes formas posibles de transmitirlo.
Ante la vitalidad de la que se es portadora en la iglesia siempre se necesita una renovación de los formatos que ayuden y faciliten la gracia con la que Dios quiere tocar significativamente la vida y corazón de cada persona.
El Espíritu Santo es nuestro comunicador de vida, por eso la primera lectura de Miqueas lo dice: de ti Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel… El tronco de Jesse tiene vitalidad, esa es la esperanza de quien habrá de nacer y extender la vida sin límites en toda la creación para salvar a los hombres de todos los tiempos y llenará toda la tierra con su presencia.
Como refiere la segunda lectura de la carta a los Hebreos: de ahí que los antiguos sacrificios de la ley no pudieran transmitir la vida que en Jesucristo se nos ofrece. Jesús se dispone con todo su ser a servir a la voluntad de Dios, disponiendo su vida y sacrificando lo necesario, como su propio cuerpo en la cruz, con la finalidad de que la vida, que el trae, se siga expandiendo.
Entendemos que hay formatos que necesitan ser renovados porque ya nos son capaces en sí mismos de hacer transitar la vida; como lo decíamos en la parte de arriba, así como la era de la comunicación digital ha renovado y seguirá renovando formatos para conectar cauces que faciliten la fuerza de esa comunicación, así la iglesia tiene necesidad de renovar formatos para hacer que fluya la misma vida de Jesucristo. El objetivo central siempre será que Jesucristo toque el corazón y la vida de cada persona para que descubra su horizonte de amor y plenitud al que está llamado.
Por eso lo que se resalta en este tiempo especial de gracia del nacimiento de Jesucristo es el encuentro. Jesús viene a encontrase con los hombres de todos los tiempos y eso lo debemos facilitar como discípulos y misioneros de Jesucristo. María se encuentra con Isabel. Siempre en el encuentro llevamos y conectamos lo vital y significativo que cada uno tiene. Todos tenemos algo significativo y vital en diferentes escalas que necesita ser contado y transmitido en el encuentro. Uno de los grandes retos será quitar el iceberg de los prejuicios que pueden congelar y dificultar un caluroso encuentro humano de amor en Jesucristo.
Creo que la iglesia es ante todo encuentro de hermanas y de hermanos, debemos dejar fluir nuestra gran fraternidad para ir caminando en sintonía con el mensaje de Jesús. Les dejo un mandamiento nuevo, amanse los unos a los otros como yo los he amado.
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