'Apóstoles de la Unidad', de Pedro Langa (San Pablo) Educar para la unidad es tarea y ministerio imprescindibles para vivir, y más en cristiano

(Antonio Aradillas).- Pedro Langa Aguilar, "sacerdote agustino burgalés, es doctor en teología patrística, profesor de universidades y centros teológicos en Roma, Madrid y Salamanca y uno de los mejores conocedores actuales de las obras de San Agustín, considerado y estimado entre los más distinguidos ecumenistas de España", tal y como relata el "Diccionario de teólogos/as contemporáneos" publicado por la misma editorial "San Pablo". Su autoridad, sensibilidad religiosa y capacidad docente, justifican con precisión y oportunidad haber afrontado la obra "Apóstoles de la unidad", "que reúne por primera vez una treintena larga de insignes figuras comprometidas en el apasionantes y fecundo quehacer evangélico de la reconciliación cristiana".

Y es que educar para la unidad es tarea y ministerio imprescindibles para vivir, y más en cristiano. Sin unidad no es posible la vida. Por supuesto que, unidad y pluralidad se matrimonian entre sí, e indisolublemente, por lo que está de más referir que la insistencia educadora de uno y otro término, es -ha de ser- idéntico y determinante. Igual y "mitad por mitad", con rechazo frontal para desequilibrios en unos u otro sentido y dirección.

El espectáculo cristiano -"¡anticristiano" y antiactual, del "Cristo Roto", que ofrece la Iglesia, más la "oficial" que la "popular", precisa con audacia, urgencia, teología, pastoral y cánones, una profunda revisión, de la que fueron, y son, adalides los llamados "apóstoles de la unidad", de cuya "vida y milagros" se ofrecen perfiles exactos en el libro de tan acreditada editorial al servicio secular de la educación -reeducación de la fe..

La selección de los nombres no debió haberle sido fácil hacerlo al autor, y más en unos tiempos en los que la confusión- identificación del ecumenismo con movimientos heterodoxos, no católicos, fue tentación asidua e inapelable en multitud de ocasiones. En unos tiempos además en los que "unirse" entrañaba, y entraña, el concepto y el comportamiento de que siempre, o casi siempre, tengan que ser "los otros" los que den los primeros y últimos pasos en los caminos de la unión, ahorrándonos a "nosotros" , los católicos, la iniciativa, lo que en cierto sentido conlleva el convencimiento de que los equivocados, y los no dispuestos a interpretar los signos de los tiempos, eran, y siguen siendo, ellos, enemistados con la unidad-pluralidad en cualquiera de los territorios, con sacrosanta mención para los sobrenaturales y misericordiosos.

Antes y después de reconocer y alabar el acierto del autor en la no fácil tarea universal de los ecumenistas -"apóstoles de la unidad"- , yo, ex Consiliario Nacional de Mujeres de Acción Católica, echo de menos la no presencia de dirigentes del entonces Consejo Superior, como las de Pilar Bellosillo, presidenta depuse de la UMOFC -Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, así como los nombres de Carmen Victory, Mary Salas, Sagrario Ramírez y otras, procedentes también de los Consejos Diocesanos.

En la misma hornada, pero en masculino, de la Acción Católica, trabajaba por entonces Mons. Ramón Torrellas, citado por el propio autor Pedro Langa en la página 221 de su libro al aconsejarle el Papa San Juan Pablo II "mucho amor y gran dosis de paciencia" en la nueva actividad ecuménica que entonces le era encomendada y, que no era otra que el SUC, o "Secretariado para la unión de los cristianos" .

Sea bienvenida al mundo bibliográfico de la edificación- educación de la fe, aportación con título tan cristiano y comprometedor como el de "Apóstoles de la unidad", y de quienes, autor y editores, hicieron posible este listado, siempre abierto y bien documentado.

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