Editado por Graham McGeoch y Luis Martínez Andrade, se publica en Editorial Laboratorio Educativo Indecentes e indignadas: un libro con aportaciones para repensar la Teología de la Liberación
Graham McGeoch y Luis Martínez Andrade, (editores), Indecentes e Indignadas, teologías, pedagogías y praxis de liberación en América Latina, Bogotá: Editorial Laboratorio Educativo, 2024, pp. 234.
En estas páginas, múltiples actores no colocan como referente principal de fe a las iglesias y las religiones, sino al mundo en donde múltiples colectivos gestan espiritualidades diversas
Y lo hacen no con categorías previamente establecidas desde los ámbitos disciplinares e institucionales sino con intuiciones, nociones y conceptos nacidos de los acercamientos a las realidades sociales que bien conocen
Desde este lugar epistemológico los autores y autoras se proponen descolonizar el conocimiento, es decir, hacer crítica de la cosmovisión occidental que justificó la conquista de América Latina y se instaló hasta nuestros días, y construir visiones decoloniales con las cuales resistir cualquier nueva tentativa colonialista
Y lo hacen no con categorías previamente establecidas desde los ámbitos disciplinares e institucionales sino con intuiciones, nociones y conceptos nacidos de los acercamientos a las realidades sociales que bien conocen
Desde este lugar epistemológico los autores y autoras se proponen descolonizar el conocimiento, es decir, hacer crítica de la cosmovisión occidental que justificó la conquista de América Latina y se instaló hasta nuestros días, y construir visiones decoloniales con las cuales resistir cualquier nueva tentativa colonialista
| Carlos Enrique Angarita Sarmiento
El programa Discernment and Radical Engagement-DARE del Consejo para las Misiones Mundiales organizó un pequeño encuentro de Teólogos de la liberación de Latinoamérica en el que se dieron cita 36 personas de 11 países para participar en este Foro titulado Indecentes e Indignadas … En DARE han participado estudiantes, mujeres, líderes religiosos, teólogos indígenas, teólogos negros, feministas, personas LGTB+ y personas de otras religiones, como ateos. Fue un evento desafiante, digno y rebelde. Aunque no fuimos a la biblioteca, decidimos explorar las calles. Así, los participantes decidieron escribir un libro (p. 13).
Este encuentro culminó con la publicación del libro Indecentes e Indignadas, teologías, pedagogías y praxis de liberación en América Latina. Aunque el título sugiere diversos campos de reflexión, sin embargo, el conjunto de contribuciones indaga una preocupación común desde diferentes aristas: la función de la creencia en la experiencia humana del presente.
Dicha dimensión subjetiva, que tradicionalmente se la ha dejado a la experticia teológica, aquí es abordada por distintas personas desde enfoques diversos, permitiendo, al tiempo, que la teología deje de ser pequeña, fea y oculta detrás de un muñeco vestido de turco (Walter Benjamin) pero que, además, empiece a ser despojada de su exclusivo objeto privado de reflexión.
Después de la persecución eclesiástica y política de la que ha sido objeto la Teología de la Liberación (TL), especialmente en las décadas de los 80 y 90, que dio como resultado inmediato su relativo declive, se han publicado muchos textos que buscan hacer un balance de su estado actual. La mayoría de esas reflexiones trata de mostrar su vigencia y su necesidad; algunas pocas posturas declaran su final; unas y otras reconocen una situación de crisis de dicha corriente teológica. De cualquier modo, todavía contamos con una lectura insuficiente de lo que en verdad acontece.
Nuevo lugar para repensar la TL
DARE refrenda un nuevo lugar para repensar la TL. Es un paso más que le da continuidad a “aquel encuentro organizado en la ciudad de Dar es-Salam (1976) por la EATWOT (Ecumenical Association of Third World Theologians) hasta el del Foro Mundial de Teología y Liberación celebrado en Porto Alegre (2005)” (p. 13). De modo que no consiste en un evento de teólogos especializados, como caracterizaron las reuniones de San Lorenzo del Escorial en 1972 y 1992 para, respectivamente, lanzar y relanzar la TL.
Se trata de múltiples actores que no colocan como referente principal de fe a las iglesias y las religiones, sino al mundo en donde múltiples colectivos gestan espiritualidades diversas. Y lo hacen no con categorías previamente establecidas desde los ámbitos disciplinares e institucionales sino con intuiciones, nociones y conceptos nacidos de los acercamientos a las realidades sociales que bien conocen. Desde este lugar epistemológico los autores y autoras se proponen descolonizar el conocimiento, es decir, hacer crítica de la cosmovisión occidental que justificó la conquista de América Latina y se instaló hasta nuestros días, y construir visiones decoloniales con las cuales resistir cualquier nueva tentativa colonialista.
Dos caminos
Dos caminos se recorren simultáneamente a través de los capítulos: el histórico y el de la racionalidad con que se lee la historia. Veamos.
El acontecimiento histórico primordial que subyace a la configuración occidental de nuestro continente es la implantación de la cristiandad. América Latina y El Caribe no fueron cristianizados con el espíritu originario de rebelión contra el orden establecido como sí ocurrió con el movimiento cristiano primitivo; al contrario, el continente fue sometido al sistema subyugante de la cristiandad, esto es, a la sumisión política y religiosa dentro de la institucionalidad imperante. Lo que ocurrió fue la naturalización y sacralización de la obediencia. Y en tanto suceso cultural, aún perdura su lógica.
Dentro de dicho marco histórico, encontramos en algunos capítulos aproximaciones que no necesariamente convergen pero que pueden ofrecer elementos de discusión. Por ejemplo, cuando Jesús Flórez (99-111) sostiene la tesis de la inviabilidad de pensar un proyecto decolonial cristiano bajo la concepción del magisterio eclesiástico católico, que predica una inculturación del evangelio desde su postura de superioridad religiosa, sobre las demás religiones y cosmovisiones indígenas y étnicas, Nidia Arrobo (113-122), de manera diferente, piensa el Sumak Kawsay indígena (vida en plenitud para todas las vidas) como referente para la inculturación hoy del evangelio de Jesús y para hacer la crítica y la resistencia al “occidentalismo” moderno.
En el mismo sentido controversial, mientras Céline Chenot y Luis Martínez Andrade (123-137) presentan una visión optimista de la TL pues, según ellos, consiguió el giro descolonizador desde el Congreso indígena en México de 1974, así como la reconceptualización del cristianismo y el desafío de las relaciones de poder jerárquicas desde la perspectiva feminista, Nicolás Panoto (209-224) comprueba la expansión de los fundamentalismos religiosos en la actualidad y señala que ni los proyectos políticos ni las teologías han acabado de hacer el giro decolonial indispensable para proponer alternativas a esta avanzada.
Varios de los insumos se interesan por disímiles expresiones espirituales. Wanderley Pereira da Rosa (195-208) denuncia cómo la Teología del Dominio hace parte de un proyecto imperial, nacido en Estados Unidos y reproducido en Brasil, que pretende refundar los estados con los fundamentos de la civilización judeo-cristiana, como la versión más reciente del régimen de cristiandad. Y, a pesar de ello, Graham McGeoch (177-194)llama la atención de que ni los partidos políticos de izquierda, ni tampoco la TL, han reconocido ni asumido en Brasil la mística del Movimiento de los Sin Tierra, eje articulador de su praxis de transformación construido por fuera del paradigma religioso.
Desde otra orilla, Arnoldo Aguilar (153-161) formula la crítica a las iglesias cristianas que han olvidado y despreciado la espiritualidad liberadora del movimiento indígena de Guatemala, basada en el principio de la justicia entre los seres humanos y con la naturaleza e inspirada en la cosmovisión indígena maya. Y desde un contexto local de Colombia, Claudia Tovar (163-176) describe cómo un proceso de resistencia civil fue la respuesta no violenta que dieron comunidades campesinas para enfrentar, dentro de una zona de conflicto armado, a los actores bélicos, lo que permitió configurar una subjetividad política para la vida basada en la espiritualidad de la tradición religiosa católica y articulada a una ética de la esperanza.
Tentativas para renovados referentes
Los demás textos harán hincapié en el asunto de la racionalidad con la cual leer los aspectos históricos. Podemos reconocer en estos ensayos tentativas para encontrar renovados referentes teóricos críticos con los cuales sea posible orientar las praxis de emancipación que enfrentan al imperio de la cristiandad. En general, los lectores del libro estarían desafiados a pensar en cómo hacer las articulaciones de las propuestas y en identificar las eventuales contradicciones.
La publicación inicia con un ensayo de Michael Löwy (15-27) en el que actualiza las aproximaciones entre marxismo-cristianismo que han acompañado el desarrollo de la TL. El autor franco-brasilero coloca nuevos referentes con los cuales es posible seguir auscultando la complejidad de ese diálogo: la experiencia de conversión de Grace Holmes al marxismo trotskista, las experiencias brasileñas del Convento de Perdizes y de la Acción Popular (partido fundado por militantes de la Juventud Universitaria Cristiana) así como las iniciativas del Papa Francisco. Concluye que el diálogo sigue abierto en torno a los desafíos ecológicos, sociales y éticos del siglo XXI.
Enseguida, Jung Mo Sung (29-41) presenta la tesis de que la modernidad es una sacralización de la desigualdad que declara el totalitarismo del estado (fascismo) y del mercado (neoliberalismo). Frente a ello, las iglesias, entrampadas en sus disputas internas, terminaron perdiendo el referente de la tradición judía cuyo fundamento novedoso está en la rebelión contra la desigualdad y no en la enseñanza sobre la existencia de Dios. Ante esta situación, el autor señala el desafío secular de ganar personas, comunidades y movimientos que defiendan la igualdad a nombre de los derechos humanos.
En una entrevista final que Luis Martínez Andrade le hace a Jung Mo Sung, el autor coreano-brasileño precisa que una teología inscrita dentro del pensamiento crítico debe analizar las bases del sistema, teniendo en cuenta el sufrimiento de las víctimas desde el punto de vista estructural (el problema de clase) y del sujeto sufriente (la subjetividad del otro que sufre). Para ello es indispensable el examen de los mitos: el del neoliberalismo que naturaliza la superioridad e inferioridad entre las personas versus el mito cristiano y el de la razón moderna.
Propuestas varias
Dentro de los marcos teóricos anteriores aparecen propuestas varias en otros capítulos. La de Pablo Andiñach (69-80) quien, desde una lectura de teología bíblica, ratifica la vigencia del Éxodo como referencia actual de la TL, pues es un relato fundacional de pobres y esclavos que reconoce el dolor humano en su dimensión histórica y cósmica y afirma la tierra como lugar necesario para vivir y reproducir la vida. De manera particular, Maricel Mena (81-98), en la misma línea de teología-bíblica, propone el texto del Cantar de los Cantares y la tradición Ubuntu como referencias para garantizar una verdadera justicia en el caso de las mujeres víctimas de violación sexual.
Además, desde la perspectiva de la educación popular, Allan Coelho (55-66) se pregunta: ¿cómo las personas, especialmente las oprimidas, a pesar de su insatisfacción con la vida que llevan, no se proponen romper con el sistema que las oprime y sólo buscan ser admitidos en él? Frente a ello responde: es necesaria la crítica del fetichismo, lo que implica el desmonte de los mitos de dominación (modelo del progreso y del opresor como modelo de humanidad) y tomar iniciativas para que el sujeto se rebele contra toda forma de idolatría. De otro modo, Marilú Rojas Salazar (43-54) propone una filosofía y una teología afirmativas del amor por el mundo y no sólo por la especie, procedente del poshumanismo ecofeminista queer/cuir, que pretende superar los postulados humanistas y la naturalización del binarismo sexo-género.
La memoria indígena
Por último, probablemente se encuentre una inexplorada ruta de pesquisa, en el texto de Gerson Zamora (139-151), dentro de la perspectiva de lo que Franz Hinkelammert llama Razón Mítica. El escrito analiza las versiones recogidas por el novelista y etnógrafo José María Arguedas, acerca del mito del Inca Rey -Inkarri- presentes aún en la memoria indígena, en el centro y sur de Perú. Esa memoria fundamentalmente es oral, es decir, no canónica y plantea el retorno mesiánico del Dios/rey Tahunatinsuyo que fue derrotado en la conquista por el Dios/rey español. Según el mito, todavía su cuerpo se reconstituye a partir de su cabeza que quedó viva y se expresa en las rebeliones peruanas de comienzos del siglo XX y en las más recientes de Sendero Luminoso y de las movilizaciones sociales que llevaron a la presidencia a Pedro Castillo.
Lo que expresa el mito vivo es la lucha de dioses. Dicha disputa la dejó insinuada Gustavo Gutiérrez en su obra Teología de la Liberación, perspectivas, en una especie de epígrafe del que poco o nada se ha hablado y que sintetiza lo que ese libro fundante desarrolla: la lucha de dioses. Se trata de un fragmento proveniente de Todas las sangres, del mismo Arguedas, en el que un padrecito y un sacristán indígena discuten acerca de quién es Dios y si Dios está en todas partes y en todas las personas.
La investigación de Zamora podría retomar míticamente esa discusión que está en el origen de la TL. En cuanto razón mítica está haciendo una interpretación de una muerte primordial, mostrando su permanencia en el tiempo y trascendiendo en la historia el estado de cosas establecido. Sugiere, así, que está aconteciendo la esperanza de habitar el mundo de otro modo.
Para los aportes que se hacen en este libro de Indecentes e Indignadas-dentro del cual se menciona varias veces el tema del mito- y para cualesquiera otras iniciativas de liberación teológica, aquí se halla una clave de articulación y de avance de la reflexión sobre la creencia y la experiencia de fe de los pueblos subyugados. La base conceptual de estos posibles desarrollos se puede conseguir en Hacia una Crítica de la Razón Mítica, de Hinkelammert.