'Cristología y mujer', de Consuelo Vélez Jesús fue -y es- feminista
(Antonio Aradillas).-De "barbaridad" -"hecho o dicho estúpido, poco acertado o brutal"-, se calificó la noticia difundida recientemente, informando acerca de las reuniones internacionales más importantes de teólogas, en la que se enalteció el criterio de algunas de su directiva, destacando que, así las cosas, la mujer, por mujer, se llega ya a plantear si es posible o no su pertenencia a la Iglesia.
El eco que tuvieron las aseveraciones de otras, de que "a la mujer inteligente se les sigue cerrando hoy las puertas de la Iglesia", completan el perfil de la mujer del presente y del futuro, que con desesperanza se empeñan en comprometerse con la Iglesia y el evangelio, que la hizo, y la hace, ser "palabra de Dios". El grito unánime de que, para ser y ejercer hoy de mujer, es preciso tirar -desechar- la Biblia", con mención especial para frases y comportamientos contenidos y enaltecidos en el Antiguo Testamento, le confiere al tema de la relación de la mujer con la Iglesia , actualidad suprema y apremiante.
Y es que la Biblia, al igual que los "Libros Santos" de otras religiones y creencias, fueron y son obra de varones. Exclusivamente de ellos. Estos fueron sus primeros redactores y, por supuesto, sus traductores, intérpretes y "predicadores". La cultura -filosofía y teología, ritos y comportamientos "sagrados"- se sirvió, y sirve, al dictado y en conformidad con las exigencias del patriarcalismo -hombre varón-, identificado con la autoridad-potestad, el mando y la superioridad, que la mujer a la que define en mayor y más cristiana proporción la "diakonía", es decir, el servicio y la disponibilidad a favor del prójimo.
En este contexto, y aún más, se sitúa el libro "Cristología y mujer", con el subtítulo de "una reflexión necesaria para una fe incluyente", del que es autora Olga Consuelo Vélez Caro, doctora en Teología, ex profesora titular, e investigadora, de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, por más de 25 años, y en cuya propia bibliografía destacan títulos como "La cruz de Cristo y la violencia sexual de las mujeres", "Ciudad y mujer: una apuesta evangelizadora", y "Hermenéutica crítica feminista".
La editorial que cobija el nuevo título de Olga, con sus 216 páginas, es la de la propia Universidad Pontificia Javeriana, en la colección "Teología, hoy", destacando con acierto en su contraportada que "este libro continúa el esfuerzo de hacer una teología que no sea escrita solo por varones. Está dirigido a las mujeres, que ya se conciben a sí mismas de manera distinta, capaces de cuestionar los roles asumidos tradicionalmente y proponer otra manera de ser y actuar. Por supuesto que también está dirigido a los varones, que han de replantearse su identidad...con auténtica reciprocidad entre los sexos".
En la página 114 lamenta la autora que "el lenguaje religioso, tanto en las palabras como en las imágenes, ha sido exclusivamente femenino". Importa certeramente su criterio expresado en la página 97, al advertir que " teológicamente la capacidad de las mujeres y de los varones para ser imagen de Cristo, es idéntica".
Y es así como ya piensan en la Iglesia teólogas y algunos teólogos, con tan notorias referencias con lo que lo hicieron y lo hacen los hombres varones, con sus tesis, dogmas, cánones, signos y símbolos litúrgicos, con inexplicable y pagana expulsión de la mujer para el ministerio eclesiástico.
Los tiempos cambian para todos, pero en la Iglesia apenas si tal cambio se inició a favor de la mujer, sino todo lo contrario.
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