'Declive de la Religión y futuro del Evangelio', editado por Desclée de Brouwer José María Castillo: "¿Por qué he escrito este libro?"
"Me refiero al libro que he titulado: Declive de la Religión y futuro del Evangelio, editado por Desclée de Brouwer"
"Lo que me motivó a publicar esto es justamente lo que ha dicho el profesor Thomas Ruster: "la experiencia religiosa de todos nosotros ya no es de fiar" (El Dios falsificado, pg. 228)"
"Efectivamente, la observancia fiel y exacta de los rituales produce, en la persona religiosa, una tranquilidad y una paz que nos libera y nos defiende del miedo"
"De ahí que resulta que las religiones son factores determinantes, no de 'conversión', sino de 'seguridad'. Esto explica por qué las religiones siempre van retrasadas en las distintas culturas, sociedades, países, etc."
"Efectivamente, la observancia fiel y exacta de los rituales produce, en la persona religiosa, una tranquilidad y una paz que nos libera y nos defiende del miedo"
"De ahí que resulta que las religiones son factores determinantes, no de 'conversión', sino de 'seguridad'. Esto explica por qué las religiones siempre van retrasadas en las distintas culturas, sociedades, países, etc."
Me refiero al libro que he titulado: Declive de la Religión y futuro del Evangelio, editado por Desclée de Brouwer. Lo que me motivó a publicar esto es justamente lo que ha dicho el profesor Thomas Ruster: “la experiencia religiosa de todos nosotros ya no es de fiar” (El Dios falsificado, pg. 228). Por la sencilla razón del efecto que produce la observancia de los “ritos”.
Efectivamente, la observancia fiel y exacta de los rituales produce, en la persona religiosa, una tranquilidad y una paz que nos libera y nos defiende del miedo. O quizás mejor dicho “de los miedos” que nos precipitan “en un caos psíquico” (Gerd Theissen), por el motivo o la creencia que sea. Y la consecuencia de esta “tranquilidad” o esta “paz” es que el sujeto religioso se siente bien así. Y por eso precisamente el mencionado “sujeto religioso” no tiene por qué cambiar de vida, de forma de vivir, por más patentes que sean las contradicciones en que vive.
De ahí que – según lo que acabo de decir – resulta que las religiones son factores determinantes, no de “conversión”, sino de “seguridad”. Lo que hace imposible el “cambio” de sociedad, de economía, de costumbres, de forma de vida, etc.
Esto explica por qué las religiones siempre van retrasadas en las distintas culturas, sociedades, países, etc. Como igualmente explica por qué el Evangelio nos seduce y nos asusta.
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