Lucía López Alonso, en Planeta "Padre Ángel, la humildad y la rebeldía"
(Antonio Aradillas).- Del sacerdote diocesano, pero no "un cura de liturgia", conocido como el Padre Ángel, por excelencia, ministerio y oficio, nacido en La Rebolleda-Mieres, como de cualquier otro asturiano, resulta ser definitivamente válido lo expresado por Ortega y Gasset, al destacar que "por carácter va derecho a las cosas", sin amedrentamientos.
Es lógico deducir que, cuando los más vulnerables son quienes se constituyen en objeto y sujeto de sus actuaciones y además se llama "Ángel" -"protector"-, con apellidos tan nobles, históricos y reconquistadores como García y Rodríguez, tal protección, cualquiera que sea, está asegurada de por vida.
Coincidiendo con la fecha del 80 aniversario de su nacimiento, en la capilla-catedral de su "prelatura personal y de sus pobres", en la iglesia madrileña de san Antón-, que por cierto también tiene reclinatorios y "barra libre" para otras criaturas del Señor de las que malas lenguas aseguran ser "irracionales", llamadas "mascotas", se presentó recientemente el libro con el título Padre Ángel: la humildad y la rebeldía.
Su autora es Lucía López Alonso, fiel colaboradora de sus místicas y caritativas andanzas "por esos mundos de Dios" y demás esferas planetarias, siempre y cuando los más pobres y los necesitados, perseguidos, enfermos, sin techo, apedreados y quienes los otros, es decir, los ricos, los contabilicen entre los "dejados de la mano de Dios", necesiten ayuda.
El Padre Ángel y Lucía -uno de los nombres hoy más frecuentados en España, y siempre luminosos-, toman conciencia de las necesidades que los demás precisan les sean atendidas sin burocracias e intermediarios y con grandes reservas de fe y esperanza, haciendo imposibles "milagros" por que se les resuelvan con la mayor urgencia y puntualidad.
Los relatos vividos por el Padre Ángel y Lucía son expuestos en las 256 páginas del libro, con naturalidad, datos y detalles puntuales y exactos, sin invenciones, novelerías y siempre con rigor histórico, dolores y lágrimas, a veces con alguna furtiva sonrisa, por lo que su lectura posee determinante capacidad de adoctrinamiento similar a la de los evangelios -"palabra de Dios"-, pudiendo suplir, en ocasiones, a algunos de los textos de la sagrada liturgia.
La editorial Planeta, en su colección "Testimonio", le ha dado noble cobijo a las narraciones, y en su presentación se destacó que los beneficios obtenidos con la venta del libro se destinarán a sufragar algunas de las múltiples obras que atiende la ONG "Mensajeros de la Paz" de su fundador, el Padre Ángel.
De las salutíferas y bravas aguas de los ríos asturianos, extraigo algunos ejemplares de esturiones, del orden de los ganoideos que, reconvertidos en otros tantos pensamientos, al dictado del amor, son los que inspiran y fundamentan sus páginas, en las que tipográficamente se destacan:
"Si hubiera sido pecado hablar con los malos, Cristo no debería estar en el cielo, porque habló hasta con el demonio".
"Hablar y escuchar nunca puede ser malo, aunque hubiera sido con el "Generalísimo Franco".
"Busco apoyo en los ricos, para favorecer a los pobres".
"El amor es esperar a la otra persona y cenar juntos".
"Nuestra iglesia -la de san Antón en Madrid- es la iglesia de quienes más lo necesitan y a ella quedan todos invitados".
"Si los ricos no comparten, ¡que tengan cuidado!".
"En la iglesia de san Antón, a las cuatro de la mañana, allí está Dios en los suelos... Tenemos colchonetas y sábanas limpias para la gente que a va a dormir y Dios se hace humano".
"En un reformatorio de Granada metían a los niños en jaulas, cuando eran castigados... Y había bellotas encima de la mesa".
"El amor tiene que darse a algo concreto que palpas, que ves, como ese niño con el que uno vive".
"Siempre lo he dicho: prefiero pedir perdón, que permiso".
"La religión debe ser ayuda y consuelo para el hombre, no un pretexto para el odio y la muerte".
"No quiero que dejen de comer los ricos, quiero que los pobres coman como ellos".
"La solidaridad no es solo dar limosna, sino mirar a los ojos, tocar, abrazar; es apretar el corazón, es besar y dejarse besar".
"La familia no es solo el padre, la madre, la suegra y los hijos... Son también los "ex", los antiguos esposos y sus parientes. Y los amigos".
"Solo ante Dios, un niño y un anciano, nos arrodillamos... Los mayores son los primeros huérfanos de la sociedad".
"El cielo puede encontrarse, y se encuentra, tomando una simple taza de café".
"Un mundo mejor, siempre es posible".
"La solidaridad no es dar lo que te sobra, sino compartir".
"No nos llevamos nada al otro mundo, sino solamente lo bueno que hagamos aquí..."
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